El acceso al financiamiento ha sido históricamente bajo en nuestro país; no es una novedad. Según los últimos datos compilados por el Banco Mundial, el crédito doméstico al sector privado significa en la Argentina un 16% del PBI, frente al 124,5% que implica para Chile, el 70,2% para el caso de Brasil, o el 55,1% de Perú, por hacer solo algunas comparaciones a nivel regional.
El mercado de capitales local también es pequeño si se mide contra el de países vecinos: cada vez cotizan menos empresas. Sin embargo, Argentina tiene un mercado de capitales específico para las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) con un nivel de desarrollo que es único en América Latina.
No obstante, la cantidad de empresas que se financian a través del mercado (20.000, aproximadamente) es casi ridícula si se tiene en cuenta el desarrollo de ese mercado, ya que esas 20.000 representan solo el 5% del total de PyMEs registradas. ¿Por qué pasa esto?
Entre otras razones, el mercado de capitales no es utilizado por los pequeños y medianos empresarios porque prácticamente les es desconocido, o porque lo consideran muy sofisticado (nada más lejos de la realidad), y terminan apelando al financiamiento tradicional bancario.
Venimos observando que el mercado de financiamiento PyME ha crecido constantemente en los últimos años, pero la pandemia le imprimió mayor dinamismo.
El mercado de financiamiento PyME ha crecido constantemente en los últimos años, pero la pandemia le imprimió mayor dinamismo
Muchas empresas tuvieron que acelerar fuertemente los procesos de digitalización para poder seguir trabajando y ser competitivas en este nuevo contexto. Al mismo tiempo, el mercado se puso a la vanguardia, mediante el lanzamiento de productos digitales que acortaron las distancias entre el centro y el interior de la Argentina, y más compañías empezaron a hacer uso de estos productos. Lo anterior derivó en una aceleración en los volúmenes de los montos negociados, y también, en cantidad de nuevas empresas que ingresaron a financiarse a través del mercado.
El cheque electrónico o Echeq se convirtió en la estrella del mercado de capitales. Pero, además, están los pagarés bursátiles electrónicos -tanto en pesos como en dólares-; la factura electrónica de crédito, los fideicomisos financieros y las obligaciones negociables simples. Todos productos con distintos plazos y a diferentes tasas, que permiten a las empresas financiar su capital de trabajo e inversiones.
Venimos de transitar un año muy difícil marcado por la pandemia, donde muchísimas compañías tuvieron que adaptarse, reinventarse y hacer un gran esfuerzo para estar a la altura que el contexto demandó y nos sigue demandado.
El mercado de capitales estuvo y sigue estando ahí, abierto para que los empresarios o gerentes financieros aprovechen las oportunidades de financiamiento que se generan a tasas negativas y mediante la simpleza de operar digitalmente.
El segundo semestre del 2021 ya empezó. Durante la primera mitad de este año, se negoció un récord de 150.316 millones de pesos en el MAV (Mercado Argentino de Valores). Esto implicó un crecimiento interanual del 80%.
Desde los mercados, las ALyCs (Agentes de Liquidación y Compensación) y las Sociedades de Garantía Recíprocas (SGRs) seguimos haciendo educación financiera para que sean cada día más las empresas que conozcan y entiendan que de la misma manera que trabajan con un banco, deben hacerlo con el mercado de capitales, ya que éste complementa el sistema de financiamiento tradicional bancario y genera en las empresas la libertad financiera de elegir la mejor fuente de financiamiento.
El autor es Managing Partner de AdCap Securities
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