Para reducir la pobreza hay que avanzar con un Salario Básico Universal

Este 7 de agosto, día de San Cayetano, estaremos en las calles masivamente, con cuidados y protocolos en todo el país, porque necesitamos no solo que nos vean, sino también que nos escuchen

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(Télam)
(Télam)

El 7 de agosto, día de San Cayetano, viene siendo una fecha simbólica para los Movimientos Populares que este año adquiere un rasgo especial por dos hechos importantes que nos cruzaron como trabajadoras y trabajadores de la Economía Popular: la pandemia y la formalización de nuestro propio sindicato.

El primero es el impacto de la pandemia en los barrios populares a lo largo y ancho de Argentina, y nuestra respuesta desde la economía popular. Nosotros, y sobre todo nosotras las mujeres, hemos conformado la primera línea de atención y acompañamiento territorial y sociocomunitario en las barriadas para combatir al coronavirus y a la creciente crisis económico social causada por las políticas del macrismo y profundizadas por la pandemia. Hoy, el escenario en los sectores populares es peor, con más pobreza y mayor desigualdad.

Organizados a través de nuestras ramas productivas, urbanas y rurales, fuimos construyendo otra economía a través del trabajo como columna vertebral, hemos dado también respuesta a la crisis laboral que sigue expulsando a generaciones enteras que inventan trabajo e ingresan a nuestro sector.

Las promotoras de salud comunitaria han llevado adelante los operativos desde la búsqueda activa de casos para poder aplicar los protocolos correspondientes. Nuestros espacios sociocomunitarios alimentaron y cuidaron a miles de vecinos y vecinas que no podían sino quedarse en sus barrios. Mercados, ferias y almacenes de consumo popular mantuvieron el abastecimiento de productos sanos de la agricultura familiar en el marco de la lucha por la soberanía alimentaria. Trabajamos con protocolos en el reciclado, en los polos textiles, en el espacio público, demostrando también nuestra esencialidad.

En fin, la Economía Popular como bandera para la solidaridad y la salida colectiva.

El segundo hecho, histórico también, ha sido la conformación de la primera asamblea constitutiva de la UTEP que designó a los secretarios y secretarias del Consejo Directivo y el Secretariado Nacional como un paso más hacia la representación formal de nuestro sector. Este avance se ha dado con la conformación también de un estatuto que expresa a un sindicato de primer grado, pero sobre todo de nuevo tipo, con un 50% y 50% de paridad de género que pone en pie la reivindicación de que las mujeres seamos protagonistas de la lucha de nuestro sector y que ha sido ya reconocido formalmente por el Ministerio de Trabajo de la Nación.

¿Por qué es tan importante? Porque la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular es la mayor herramienta estratégica de empoderamiento de los sectores populares que, a lo largo de los últimos 30 años, estuvimos privados de derechos básicos y no tuvimos representación gremial alguna: somos las y los excluidos del sistema formal, provenientes de los primeros piquetes en Cutral Co, pasando por el Puente Pueyrredón, que hoy logramos el reconocimiento a partir de la unidad de los movimientos sociales.

Este 7 de agosto estaremos en las calles masivamente, con cuidados y protocolos en todo el país, porque necesitamos no solo que nos vean, sino también que nos escuchen. Llegamos a una situación insostenible, los índices cada vez más altos de pobreza y desocupación pesan sobre todo en nuestras espaldas y en la de los niños, niñas y adolescentes de nuestros barrios que no saben qué futuro tendrán por delante con el desastre económico y social que vivimos después de cuatro años de macrismo y dos de pandemia.

Es hora de tomar dimensión de la brutal catástrofe económica en la que está sumida gran parte del pueblo. No se trata de números sino de millones de personas excluidas que hacen lo imposible día a día para sobrevivir. Si no se tocan intereses, si no se toman medidas de fondo, no hay futuro posible para las grandes mayorías.

Por eso, la Argentina post pandemia necesita de medidas de planificación a largo plazo para el Desarrollo Humano Integral y un Gobierno que realmente empiece a darle protagonismo y reconocimiento a los últimos. La reconstrucción tiene que ser de abajo hacia arriba, priorizando el trabajo y garantizando derechos a quienes fuimos excluidos de todo.

El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) puso de manifiesto una realidad de la que gran parte de la dirigencia política no era consciente. Hay al menos 8 millones de compatriotas que están desprotegidos en términos de ingresos. Desde la UTEP venimos discutiendo la necesidad de avanzar en un Salario Básico Universal, una política que ordene, integre y potencie el sistema de trabajo, empleo y seguridad social para todos y todas. Un derecho que permitiría a millones de argentinos y argentinas salir de la situación de indigencia hacia la formalidad laboral.

Este 7 de agosto volvemos a una nueva jornada nacional de lucha. Para que nos escuchen. Para visibilizar el enorme trabajo que llevamos adelante hace años en todos los territorios, con la solidaridad y el compañerismo como banderas y que la pandemia demostró lo esencial que es. Para levantar con fuerza la agenda de Tierra, Techo y Trabajo. No hay más tiempo.

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