La fábrica de incertidumbre antes de cada elección

La periodista y conductora se refirió a la falta de certezas en la economía del país en medio de los próximos comicios y a los desalentadores pronósticos en el frente interno y externo

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La fábrica de incertidumbre antes
La fábrica de incertidumbre antes de cada elección (EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo)

¿Qué va a pasar con la economía después de las elecciones? La pregunta se formula antes de cada uno de los comicios con el suspenso de interrogar al oráculo, pero, al mismo tiempo, con la certeza de tener la peor de las sospechas a fuerza de traumas.

La calle, con su sabiduría de supervivencia, actúa como si supiera la respuesta. La incertidumbre obliga a cubrirse. Si tener expectativas es poder responder a la pregunta “¿Qué crees que va a pasar?”, en Argentina “nunca se sabe”. Ese “nunca se sabe” nos hace caminar a tientas entre la desconfianza y el temor que una crónica falta de estabilidad nos deja como acto reflejo, cómo comportamiento defensivo.

La suma de todos los males siempre parece sintetizarse en el valor del dólar. Ese síntoma con moneda extranjera que expresa males nacionales. En lo más alto del Ministerio de Economía se muestran confiados. Dicen que “el dólar no se disparará” después de los comicios y que la meta fiscal de 4,5% se cumplirá. Una previsión en la que coincide el economista Fausto Spotorno, que no espera “un salto violento, porque el tipo de cambio oficial no está tan atrasado y, si bien la devaluación ha estado por debajo de la inflación, el hecho de que el mundo esté mostrando más inflación y que el Real brasileño se esté apreciando, ayuda”. Pero Spotorno también advierte, con estadísticas en mano, que “en la última década hubo una devaluación por cada elección”.

La inflación, en tanto, le envía otro mensaje a la gente, desde ese órgano sensible que es el bolsillo y que ve achicarse su capacidad de compra. El Estado dice que no hace ajustes, pero los ciudadanos sí no dejan de ajustarse. ¿Que no hay ajuste? Y todo ocurre en un contexto de precios reprimidos que también suele caracterizar a los períodos preelectorales, anticipando que un día, que seguro ocurre después de los comicios, la olla a presión puede comenzar a pitar fuerte.

Según la encuesta anual del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentino (IDEA), el 64% de los empresarios cree que la situación económica será peor en este semestre. En el corazón de las tinieblas de la economía yace el insondable problema de la inflación, que da pocas señales de moderarse, y la pregunta que retumba como el pajarito pica nuca es la que nadie parece en condiciones de responder: ¿cuál es el plan económico del Gobierno? ¿Tienen un plan? ¿Cómo creer que la inflación se controlará si no se sabe el rumbo ni el cómo?

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Las PASO se realizarán el próximo 12 de septiembre y las generales, el 14 de noviembre (AP)

Contrario a ese rosario de interrogantes que son los mismos que hace el FMI o cualquier argentino, el Ministerio de Economía expresa a quien pregunta, sus lineamientos de manual en los cuales el orden fiscal es imperioso y en eso entran la moderación en la toma de deuda y la emisión. El problema es quién decide en la economía. Por más que desde la cartera que preside Martin Guzmán se pregone el sentido común, los actores económicos ven las señales que emite Cristina y las contradicciones de Alberto. Y la gente común padece la crisis en su supervivencia diaria.

A los hombres de negocios la incertidumbre los pone en pausa. En la encuesta de IDEA, el 43% cree que la inversión privada disminuirá en los próximos meses. Al argentino de a pie, la incertidumbre le multiplica la desesperanza. “No se puede subestimar lo que sufre la gente, si accede o no a sus deseos. Una persona hoy sale de compras y mañana vota.”, sintetiza Guillermo Olivetto.

Así, la gestión política fabrica incertidumbre internamente, pero también en el marco externo. Una economía no crece sin crédito, reconocen en el Gobierno, pero la morosidad de un acuerdo con el Fondo le pone cámara lenta a lo urgente. En Economía condicionan un acuerdo a que el Fondo baje los sobrecargos en la deuda argentina, que son las sobretasas compensatorias con las que el organismo cubre el valor del repago futuro. Fuentes del organismo dicen que “difícilmente se le vaya a bonificar eso a Argentina” y remarcan que “no es una decisión que tome la directora del FMI, Kristalina Georgieva, sino los países socios”. Temen, además, que la posición intransigente de nuestro país sólo se deba a la necesidad de ganar tiempo para no desfinanciar la campaña electoral.

Entre jugadores de truco todos saben que el otro puede mentir. La indefinición, sin embargo, nunca suma confianza. Y eso lo saben bien los argentinos que ven orejear las cartas desde afuera mientras se les achica el peso más y más.

*Editorial de Cristina Pérez en “Confesiones en la noche” - Radio Mitre

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