El Síndrome de los Pinochos: ¿Qué creen que les va a crecer por mentir sobre los penes de madera?

El escándalo desatado por la compra de penes de madera desnudó inmadurez, denuncias falsas y ridiculización de la necesidad de enseñar educación sexual para evitar embarazos no intencionales, infecciones de transmisión sexual y vih

Guardar
 A Pinocho le crecía la nariz cada vez que mentía. ¿Qué creen que les va a crecer a los varones que mienten para no usar preservativo y para que no se invierta en enseñar a usarlo?
A Pinocho le crecía la nariz cada vez que mentía. ¿Qué creen que les va a crecer a los varones que mienten para no usar preservativo y para que no se invierta en enseñar a usarlo?

En el cuento de Pinocho al muñeco le crecía la nariz cada vez que mentía. Y, cuando decía la verdad, le volvía a su tamaño original si la tenía agrandada. Hoy vivimos el Síndrome de los Pinochos con una masculinidad que ya no solo compite por ver quién la tiene más larga, sino (también) quien la tiene más dura.

Y mienten para ver si, en la ficción, logran el efecto de la creación del carpintero Geppetto. Total, miente, miente, que algo quedará. No crece por mentir. Pero los varones, obsesionados por tener erecciones sobre impostadas, son adictos al Viagra (o similares) para no mostrarse de capa caída, pero les parece ridículo que los más chicos puedan necesitar aprender a colocarse un preservativo.

En el documental “Al palo: el viagra y la masculinidad”, de Emiliano Neselis, se cuenta que se venden 4.263.475 comprimidos para lograr potencia sexual. Pero no se trata de solucionar problemas de salud, ni de necesidades reales en la mayoría de los casos, ya que 3 de cada 10 consumidores de la pastilla tienen menos de 21 años, según un estudio de la Universidad Maimónides. ¿Prefieren que los adolescentes tengan que tomar un remedio para impostar una erección y ocultar sus inseguridades a que puedan aprender a cuidarse y a desarrollar una sexualidad sin presiones?

El problema no es lo que queda de la mentira, sino que la mentira intente sacar derechos. Por ejemplo, que el costo político redunde en bajar los presupuestos para cuidar y cuidarse, mientras que la ficción de los pinochos fabuladores se reblandece en la realidad, pero en la tele aparece firme (pero no junto al pueblo) sino frente a un espejo de varones que no se animan a ver, aprender, ni hablar de penes si no es con un escándalo que los deje (a ellos) bien parados y a los jóvenes (más) desamparados.

En el documental "Al palo: viagra y masculinidad", Analía Urretaviscaya analiza que la sobredosis de consumo es porque los jóvenes tienen demasiada presión sobre su rendimiento sexual.

La “Storia di un Burattino” (Historia de un títere) la escribió Carlo Collodi, en Italia, en 1882. La pinochomanía se extiende en imanes para heladera, postales y repasadores. Las selfies se sacan con las maderas puestas en modo extra extendido, con el ícono erguido y horizontal. Es hasta intimidante ver las espadas de Pinocho mostrando como la mentira le gana a la verdad. Porque, el Pinocho para turistas, no es el genuino sino el mentiroso. Hoy ser un winner parece sinónimo de farsante y erecto. Parece.

Del siglo XIX al XXI cambiaron muchas cosas. Pero, en Argentina, en el 2021, muchos periodistas de política ridiculizaron la compra de penes de madera –para enseñar a usar preservativos- como si ver o nombrar un artículo sexual para poder enseñar a cuidarse de infecciones de transmisión sexual, vih y embarazos no buscados fuera un chiste de Jaimito que no puede contener la risa y la saña de la ridiculez.

La ridiculización de las demandas de educación sexual es una de las espadas más efectivas para derribar derechos. No hay forma de defenderse del argumento de lo ridículo que no sea con argumentos que, a la vez, pueden ser ridiculizados. Por eso, la batalla contra la ridiculez no tiene sentido. Pero lo sentido le gana a lo ridículo. Y lo sentido por la mayoría de las mujeres es que no solo es difícil lograr que un varón se ponga un preservativo, sino que (cada vez) es (¡más!) difícil.

En la cama, a la hora de (¿por qué se dirá de “los bifes”?) empiezan con la batalla contra el forro: que no pase por el kiosco, que después, que un poquito, que ahora me lo saco, que me lo pongo más tarde, que así no siento, que se me baja, que no pasa nada, que soy infértil, que si tomas pastillas para que necesitás, que si me pedís eso me voy, que soles hacer que vos tenés en tu casa, que sé buenita, que no seas mala, que quiero sentirte de verdad, que enfrías la situación y así.

Siempre las mujeres fuimos tildadas de ridículas y de derrochonas. Ahora gastamos en carteras, zapatos (en el imaginario masculino de las que gastan la plata que no les cuesta, ni miden) y en penes de madera. No gastamos nosotras, pero si el Estado. Y eso es como si contaminarámos las políticas públicas porque ahora lo público incluye nuestro cuidado y el de los más chicos.

La diferencia de poder se mide no en centímetros, sino en presupuesto. Los penes de madera son una señal presupuestaria. Y la única política real es la que tiene presupuesto. No la que es pura cháchara. No sirve decirle a los jóvenes que tienen que usar preservativo y a las adolescentes que tienen que llevarlo en la cartera. Sirve mostrarles cómo se abre, se desenrolla, se pone, se quita y se ata.

Si todavía no hay una vacuna contra el hiv, pero lo más parecido a una vacuna es el condón, no se entiende por qué causa tanto revuelo que haya un elemento para hacer un tutorial que logre despejar dudas. La sexualidad da pudor, genera risa, provoca miedos. Pero cuanto más se habla claro, menos se puede oscurecer el contacto real y más disfrutar el placer del encuentro.

Por eso, lo peor de la cobertura televisiva de la semana no es ver a señores grandes tentados por decir penes como si en su vida hubieran visto, deseado, comparado o hablado de uno. La risa no ofende. Quienes entramos a las aulas para dar y escuchar educación sexual integral sabemos que la risa, la tentación, el pudor y los chistes nunca se quedan afuera. El punto es que dejen afuera la sexualidad como privilegio y permitan que el goce y el cuidado sean un derecho.

Los prejuicios sobre los preservativos llegan tan lejos que el Juez santafecino Rodolfo Mingarini dejo libre a un acusado de abuso sexual porque dijo que si uso preservativo no era violación.

El problema no es que se rían ¡Bienvenidos al club!. Pero sí es que desinformen poniendo de videograph “Sospechas en las compras del Estado” porque –salvo que la corrupción sea real y demostrable- ahí lo que hay es saña contra las mujeres y los niños y adolescentes que necesitan aprender a cuidarse en la cama.

Ellos no les van a enseñar, porque están para grandes ligas. Pero quienes se arremangan para decir lo que no se decía y explicar eso que se suponía que un varón tenía que adivinar por telequinesis no tienen por qué hacerlo con la mirada torcida como si fueran ladrones de lo ajeno. Enseñar a usar preservativo es lo propio, no lo inapropiado.

Si el machismo siempre me resulta repudiable el machismo que deja sin herramientas a los propios pibes me resulta inentendible (es un machismo contra los varones más vulnerables) si no es por falta de una solidaridad pasmosa de los hombres que ya son grandes con los más chicos.

Pero la solidez es argumentativa, lo ridículo no. Por eso, la ideología de los anti derechos, apelan a la ridiculez para lograr noquear y eludir a la vez cualquier debate. Sin embargo, hacer pasar por ridículo la compra de elementos para dar educación sexual integral no es inocuo. Puede generar la eliminación de programas y la reducción de dinero para acceder a materiales pedagógicos. No es futurología. Es memoria del pasado reciente.

Las capacitaciones en salud sexual y reproductiva se redujeron a un 45 por ciento durante el gobierno de Cambiemos. En el 2015 hubo 12 capacitaciones en salud sexual para promotores comunitarios y en el 2018 solo 3. En 2015 hubo 69 talleres de educación sexual para estudiantes y tres años después apenas 2. También se redujeron las capacitaciones para equipos territoriales de 17 a 5, según los datos del (en ese entonces) Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable.

El total de las capacitaciones se redujo de 162 a 93. Menos educación, más riesgos. La cuenta es clara, pero la lupa no se pone en lo que falta de inversión en prevención de embarazos no buscados, infecciones de transmisión sexual y vih, sino en lo que sale invertir para educar y en lo que causa gracia o espanto. Pero las políticas públicas no pueden regirse por los memes. Porque sino los memes dejan de dar gracia.

La médica Viviana Mazur explicó que los penes de madera son un recurso pedagógico que se usa, desde hace muchos años, para enseñar a usar preservativo en las clases de educación sexual.
La médica Viviana Mazur explicó que los penes de madera son un recurso pedagógico que se usa, desde hace muchos años, para enseñar a usar preservativo en las clases de educación sexual.

En el 2020 la Dirección de Salud Sexual y Procreación Responsable, junto con el plan ENIA (Prevención del Embarazo No Intencional en Argentina), distribuyó, en todo el país, 3.073.824 preservativos de látex. La inversión fue de $18.258.514,56 de pesos para repartir condones. ¿Tiene sentido invertir dinero y dejar sobres en hospitales y escuelas, si después los chicos no van a saber que hacer cuando los abran?

Y para los que creen que los pibes ya saben todo y que usan siempre preservativo mejor levantar la vista y ver lo que paso en España. El tik toker con más seguidores de España (27 millones), Naim Darrechi, dijo, en una entrevista con otro ícono joven, Mostopapi, que no usa preservativo y que le dice a las chicas que se realizó una esterilización para lograr tener sexo sin protección.

“No puedo, me cuesta mucho con condón. Entonces, nunca lo utilizo”, aseguró. “Un día dije: ‘Tío, es raro que no haya dejado embarazada a ninguna así tantos años, así que voy a empezar a acabar dentro siempre’”. Las declaraciones del tiktoker llegaron a la justicia y se convirtieron en un escándalo. El pidió disculpas. Pero dejo en claro que manejar bien la tecnología no es sinónimo de manejar bien el uso de forros.

El tiktoker Naim Darrechi confesó que no usa preservativo y que acaba adentro de sus compañeras sexuales diciéndoles que se practicó una esterilización.

El 12 de abril la Ministra de Igualdad de España, Irene Montero, llevo las declaraciones del tiktoker a la justicia. “Quitarse el preservativo o eyacular dentro sin consentimiento es hoy abuso sexual”, contextualizó. Además, en base a un proyecto de ley llamada “Solo Sí es Sí” anunció que esa norma va a estipular que engañar para tener relaciones sin preservativo estará tipificado como agresión. “Presumir ante 26 millones de seguidores de algo así refleja la urgencia de poner el consentimiento en el centro”, declaró Montero.

Pero no se necesitan solo mujeres que critiquen a los que no se ponen colorados por mentir, sino varones que no necesiten recurrir al efecto Pinocho para replicar la avivada de eyacular adentro, con traición y sin condón. “Aunque lo diga en broma, es un tema con el que no se puede bromear”, puso los puntos el streamer español Ibai Llanos, de 26 años, que tiene 6,6 millones de seguidores en Twitch y 6,13 en Youtube.

Ibai es fanático del fútbol local y anunció que viene a Argentina en agosto (ya pidió que le hagan un asado por Twitter), fue elegido el mejor streamer del 2020 en el mundo y gana un millón de dólares por año. Ibai tiene vínculo con los jugadores Paulo Dybala, Sergio Agüero y hasta Lionel Messi y fue el encargado de la transmisión online de la Copa América.

La genial respuesta de Ibai Llanos contra el tiktoker Naim Darrechi que aseguró que no usa condón y le miente a las chicas para eyacular adentro

Ibai no solo festejó los goles de Argentina, sino que ubicó a Mostopapi por subir la entrevista y reírse mientras Naim hacía apología anti condón. “¡No me lo puedo creer! ¿Cómo has permitido esto? Evidentemente tú no controlas lo que una persona dice, pero cuando ves que dice eso dejas de subir el vídeo. Dices: ‘no quiero colaborar contigo, qué cojones estás diciendo’”, lo increpó la estrella del fútbol online.

Y tal vez esa sea una palabra adecuada: para defender el uso del preservativo hacen falta cojones. No mentiras.

PARA SEGUIR LEYENDO

Guardar