La diferencia entre lúcido y vigil será determinante en el caso Maradona

Una adecuada interpretación del estado mental del fallecido astro del fútbol puede sumar a la causa una nueva figura: la circunvención de incapaces. Una mirada desde la psiquiatría forense

Diego Maradona

En la redacción de los informes y documentos que alimentan los expedientes judiciales, la utilización de distintas palabras para describir hechos y designar personas puede condicionar la configuración de escenarios diferentes y hasta opuestos en la marcha de esas causas. Cuando se trata de pericias psiquiátricas forenses, las divergencias en el rumbo de los casos puede ser copernicana según la selección de los términos elegidos.

Desde la muerte de Diego Maradona, escuchamos hablar del estado mental del ex capitán de la Selección Argentina para tratar de dilucidar qué pasó los días, semanas e incluso meses anteriores a su fallecimiento y entender qué factores llevaron al fatídico desenlace del 25 de noviembre. La psiquiatría forense tiene mucho para aportar en ese intento, y la clave está en el uso que se hizo de dos términos aparentemente similares pero técnicamente muy diferentes: en varios certificados se describe a Diego como “vigil”, pero ese estado de ningún modo implica que haya estado “lúcido”.

Cuando los psiquiatras decimos que una persona está “vigil”, referimos a que está despierta. Ahora, si hablamos de lucidez mental, el alcance es mucho más profundo y amplio, porque supone tres pilares clave: la atención, la sensopercepción y la memoria.

La atención es el proceso cognitivo que nos permite orientarnos hacia los estímulos relevantes y procesarlos para responder en consecuencia.

La sensopercepción es otro proceso que necesariamente debe ocurrir en el estado de lucidez. A través de ella capturamos estímulos de nuestro entorno para que puedan ser procesados e interpretados a nivel cerebral.

Por último, la memoria es la capacidad del cerebro de retener información y recuperarla voluntariamente.

Por diversas causas, es poco probable que estas tres funciones psíquicas superiores se hubiesen encontrado sin alteraciones significativas en los últimos meses de vida de Maradona. El motivo principal, que surge de la prueba reunida en el expediente, es que la combinación de los múltiples psicofármacos que le eran administrados, con el uso concomitante de etanol (alcohol) provocaban en el cuerpo de Diego una sinergia que indefectiblemente tenía como resultado una hipolucidez mental, con el consecuente debilitamiento de su juicio crítico.

No es llamativo entonces que, entre otras conclusiones, la junta médica oficial haya dictaminado que Maradona “no se encontraba en pleno uso de sus facultades mentales, ni en condiciones de tomar decisiones sobre su salud”.

En ese marco, la pregunta entonces es si Diego era completamente libre y consciente para tomar decisiones médicas y firmar documentos, algo que una exhaustiva pericia psiquiátrica podría determinar evaluando los medicamentos que tomaba y combinaba y la clínica médica que surge del expediente, entre otros factores. De esa manera, se podría evaluar (y en todo caso descartar) que haya habido algún tipo de abuso, defraudación o manipulación de alguien que no estaba con sus capacidades intelectuales intactas, algo que el Código Penal contempla en la figura de “circunvención de incapaces”.

Circunvención de incapaces

La figura penal de circunvención de incapaces (ar. 174 inc. 2º Código Penal) sanciona el abuso de las necesidades, pasiones o inexperiencia de un menor o de un incapaz, declarado o no tal, para hacerle firmar un documento que importe cualquier efecto jurídico.

Desde el punto de vista psiquiátrico, se consideran incapaces los que, por distintas circunstancias, padecen una disminución de su inteligencia, voluntad o juicio que los incapacita para resguardar debidamente sus intereses económicos. En el plano penal, se habla de una defraudación por abuso de la condición de la víctima.

Tanto en la medicina como en el derecho, algo se rompe cuando los encargados de velar por una persona lo descuidan hasta la muerte, sacando provecho de esa situación de vulnerabilidad en beneficio propio. Este análisis clave aún no se planteó en el caso Maradona, pero muy probablemente lo veamos emerger en el futuro.

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