Populismo, el gran robo del siglo

Una vez más ha quedado demostrado que las palabras no hacen a los hechos y que los hechos no se conforman de intenciones, sino de acciones que sean concordantes con el resultado que se pretende obtener

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Esta semana anunciaron un bono
Esta semana anunciaron un bono para todos los pasivos que cobren menos de dos haberes mínimos: les quitaron el equivalente a $38.000 pesos, les devuelven 5.000 pesos aun pretendiendo el aplauso y la sumisión (REUTERS / Agustin Marcarian)

Todo lo que no se sustente sobre una base sólida, más tarde o más temprano, terminará derrumbándose. Luego de sobrepasar la temida barrera de los 100.000 muertos por Covid en la Argentina, una vez más ha quedado demostrado que las palabras no hacen a los hechos y que los hechos no se conforman de intenciones, sino de acciones que sean concordantes con el resultado que se pretende obtener.

Nunca el populismo dará los resultados que el mismo promete, simplemente porque las acciones detrás de éste tipo de políticas son incompatibles con el sentido común y con la lógica de generar algo que pueda perdurar en el tiempo sin desvanecerse como un castillo de naipes. El populismo intenta generar la ilusión de que se puede tener hoy y sin esfuerzo, lo que se debería tener en el mañana a base de trabajo, dedicación y sacrificio.

Nunca el populismo dará los resultados que el mismo promete, simplemente porque las acciones detrás de éste tipo de políticas son incompatibles con el sentido común y con la lógica de generar algo que pueda perdurar en el tiempo

El agotamiento de la ilusión es el talón de Aquiles de la mentira populista. Desde mitad del siglo XX aquellos arquitectos del pobrismo perjuran que el camino hacia la felicidad del pueblo es combatir al capital, y un día nos quedamos sin inversiones y sin empleo.

Nos prometieron que el costo de la energía se tenía que adaptar a tu salario, y un día nos dimos cuenta que habían pulverizado el sistema energético. Nos dijeron que las leyes laborales y los sindicatos te defendían, y un día nos encontramos con el 40% de los trabajadores “en negro” y un 12% de desocupación. Nos dijeron que el sistema jubilatorio argentino era el que más cobertura tenía en el mundo, y un día los jubilados se perpetuaron en la miseria. Nos dijeron que un poco de inflación era algo bueno, y hoy tenemos la misma inflación en un mes que algunos países tienen en cuatro años. Nos dijeron que la baja de impuestos no promueve inversiones, hoy las empresas se van del país por falta rentabilidad. Nos dijeron que la pobreza se combate con un “Estado presente” y con millones de planes sociales, y un día nos encontramos con un país con un 42% de pobreza, 5 millones de argentinos que no comen todos los días y con el 65% de los chicos que no se alimentan o se educan como corresponde. Nos dijeron que el Covid jamás llegaría a la Argentina: hoy tenemos más de 100.000 muertos.

Desde mitad del siglo XX aquellos arquitectos del pobrismo perjuran que el camino hacia la felicidad del pueblo es combatir al capital, y un día nos quedamos sin inversiones y sin empleo

Cada semana avanzamos un paso más por ese camino que va a contramano del mundo. A cada instante intentan que Argentina se adentre en un escenario sin retorno, plagado de pobreza, subdesarrollo y falta de justicia. Se cuestiona a empresarios e inversionistas, se defienden las mafias sindicales y las leyes laborales que no sirven ni a unos ni a otros. Se relativizan derechos como la propiedad privada o la vida. Se garantiza la libertad a muchos que deberían estar presos. Defienden la dádiva y el plan social, ya ni siquiera como una mera cuestión asistencialista sino como una poderosa máquina electoral. Defienden el régimen castrista en Cuba, el chavismo en Venezuela y la dictadura en Nicaragua. Se quedan con vacunas para los amigos para tiempo después intentar resolverlo todo simplemente echándoles la culpa de todo a aquellos que por diferentes motivos dan vueltas por el mundo, castigándolos.

Cada semana avanzamos un paso más por ese camino que va a contramano del mundo. A cada instante intentan que Argentina se adentre en un escenario sin retorno

Esta semana anunciaron un bono para todos los pasivos que cobren menos de dos haberes mínimos. El costo fiscal será de 30.000 millones de pesos. El ahorro que tuvo el fisco por el cambio en la ley de movilidad jubilatoria durante este primer semestre rozó los 230.000 millones de pesos. Les quitaron el equivalente a 38.000 pesos, les devuelven 5.000 pesos aun pretendiendo el aplauso y la sumisión. Esto es el populismo.

Todo lo que no pueden resolver lo prohíben, lo restringen o lo transforman en enemigo. Por desgracia cada vez demuestran que no están para resolver. Por suerte, no hay verdad más allá de la verdad misma.

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