La cercanía de la fecha de cierre de listas, una vez más, con epicentro absoluto en Buenos Aires, provoca un decálogo de preguntas. Inicialmente, si con ellas será la oportunidad de “desplumar” de albertismo -o lo que queda de él- al gobierno de Alberto Fernández. De ser así, como se viene observando, ¿la ex Presidenta ocupará los casilleros claves para gobernar mejor de acuerdo a su criterio? El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, será el jefe de una campaña cuya lista aún ignora. Puede ser de la partida, es decir, dejar el Ejecutivo para llegar a la cámara de Diputados. No obstante, fuentes muy allegadas al Presidente le dijeron a Infobae: “A Cafiero no lo va a largar así nomás”. Luego de las elecciones, ¿querrá la Dra. Kirchner el casillero de Economía? La semana pasada trascendió con fuerza que había un impedimento de parte de CFK para acordar con el FMI. De acuerdo a nuestras fuentes, la situación sería la siguiente: el gobierno sabe -incluida la vicepresidenta- que los diez años de plazo son inmodificables. Lo que está tratando de lograr el ministro de Economía argentino es introducir una cláusula en la cual se mencione que, si el FMI modifica este plazo -por imperio de la realidad de gobiernos debilitados-, ampliándolo, Argentina pueda renegociar la extensión. El otro tema en que Guzmán está empeñado y cree poder lograr es bajar la tasa de interés de 4% a 2%, lo que significa un ahorro en 10 años de U$S 8 mil millones. Si se avanza en estos dos tópicos, Argentina, según fuentes del gobierno, “firmaría mañana”.
Otro interrogante. Supuestamente toda esta reingeniería política se haría para que el gobierno del presidente Fernández se encamine al 2023 con oportunidad competitiva para la coalición gobernante. Ahora bien, dilatar el problema con el FMI ¿no es sólo demorar un momento inevitable? ¿O acaso cree CFK que el problema a partir del 2023 lo deberá resolver la coalición opositora?
El presidente Alberto Fernández tiene mucho más clara la realidad de su gobierno que lo que admite. No obstante, manifiesta un prudente optimismo sobre el futuro basado en el plan de vacunación y en su confianza en la recuperación económica. A propósito de gobernar, esta cronista ha recorrido manifestaciones de sectores disconformes, los cuales bajo la tutela del Polo Obrero, CCC, entre otros; ocupan cuadras y cuadras de militancia explícita. ¿Está el gobierno advirtiendo que abajo se está volviendo muy conflictivo, casi inmanejable, y que además allí los votos le son hostiles?
Si bien el Presidente, como lo manifestamos, cree en producir un golpe de timón sobre las políticas a aplicar en sus últimos dos años de gobierno, la pregunta es qué chances de reinvención tiene. La pandemia y las vacunas más temprano que tarde permitirán que los gobiernos muestren otras políticas. ¿Está preparado para ello? ¿Cuál es el plan para la recta final?
La euforia de la conquista de la Copa América, en donde los argentinos disfrutaron una alegría, diluyó el impacto de la protesta del 9 de julio en San Nicolás. Entre paréntesis, la gente del campo se disgustó y mucho con la utilización que hizo Patricia Bullrich de la misma. Queda claro que la presidenta del PRO mostró a quienes la bajaron de la lista, que tiene una enorme habilidad mediática. Su resignación la puso sobre un caballo. No obstante, todo indicaría que esta semana o en el término de diez días habría una marcha atrás del gobierno, reabriendo las exportaciones de carne, parcialmente tal vez. La Mesa de Enlace sigue con su encuentro con los distintos gobernadores. Este jueves se reunirá con Rodríguez Saá en la casa de San Luis en CABA, se suma Salta y están a la espera de una reunión individual con los gobernadores de la Región Centro.
Lo que sí queda claro es que hay un sinfín de problemas acumulados. No sólo de AMBA vive la Argentina, aunque hoy así lo parezca. Abajo subsisten millones de ciudadanos que no pueden soñar. Sin sueños es imposible verbalizar futuro alguno. La Argentina generadora de ellos está -cuanto menos- en compás de espera. Los unos y los otros los están matando, parece que nadie está dispuesto a impedirlo.
Una Copa en las manos de Messi generó que familias que no se abrazaban hace tiempo lo hicieran. ¿La política no lo ve?
En 1992, Carlos Alberto Reutemann le dijo al entonces presidente Carlos Menem: “La revolución tecnológica en el campo te viene al patio, al desarrollo tecnológico sólo hay que abrirle la tranquera. No sé si necesitás un secretario de Agricultura, te lo presto a Cavallieri”. Luis Cavallieri, un hombre de campo, al cual Reutemann le posibilitó su capacitación agropecuaria, fue el encargado de desarrollar el proyecto productivo de siembra y cosecha en las mil hectáreas del Lole, multiplicando semillas.
Pasan las décadas y el desafío para Argentina es el mismo: dejar que el campo y la tecnología hagan lo suyo.
A días de su muerte, sigue siendo válido recordar que Reutemann llegó a la política santafesina imponiéndose sobre quien era el candidato ganador, el radical Horacio Usandizaga. Eran momentos difíciles para la institucionalidad de entonces, así como también para aquel peronismo. Lo prestigió. Se afilió. Y aunque su última senaduría abrevó a Cambiemos, siempre fue dentro del peronismo. Reutemann no fue un constructor en política, pero sí sabía de su importancia, por eso la permitió. Solitario. Austero. Su cable a tierra era sacar del galpón el tractor, su cosechadora, limpiarlas, ponerlas a punto y realizar las tareas que el campo exige. No parecía consciente de su trascendencia deportiva y política.
Si sus ojos de cielo atrapaban, su mirada y sus manos de hombre de campo mucho más.
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