A lo largo de tres décadas forjé una relación de amistad, respeto y confianza con Carlos Reutemann. Su incorporación a la vida política, después de su exitosa carrera deportiva, tuvo lugar en 1991 cuando fue invitado a participar por el entonces presidente Carlos Menem como candidato a gobernador de Santa Fe. Por ese entonces yo era Senador de la Nación en representación de Salta y fui testigo del vínculo genuino de apego de Reutemann con su provincia y su pueblo. Naturalmente, ganó las elecciones y realizó una reconocida gestión durante cuatro años, para luego pasar al Senado.
En 1999, volvió a ser elegido gobernador de Santa Fe. Para entonces yo ya había cumplido mi primer mandato al frente de la gobernación de Salta. Fue durante aquellos años difíciles donde trabajamos juntos como colegas gobernadores. Por entonces yo, desde el Peronismo Federal, integraba el grupo de gobernadores y referentes de provincias “chicas” entre las que se encontraban Formosa, Jujuy, La Rioja, La Pampa, Misiones, Santa Cruz, San Luis ,Tucumán, Chaco y San Juan.
Nuestra intención entonces buscaba representar a nuestras provincias dentro del Partido Justicialista, pero también frente al poder central. Desde esa plataforma tuvimos una activa participación en el sostenimiento de la institucionalidad que siguió a la caída del gobierno del presidente Fernando de la Rúa en diciembre de 2001.
Fue en ese marco cuando Reutemann, sin pertenecer a nuestro espacio, tuvo la inalterable actitud de tender puentes y trabajar a la par en distintos ejes, particularmente la defensa del federalismo y de las economías regionales.
Nuestro entendimiento siempre fue sólido y se basó en una característica que siempre lo honró: su seriedad y previsibilidad.
De las elecciones de 2003 surgió una nueva realidad política. Muchos líderes de aquel grupo de dirigentes fueron sumados al kirchnerismo, pero Reutemann en cambio mantuvo su independencia y no dudó en defender los intereses de su provincia frente a los crecientes avasallamientos que desde el poder central se hicieron contra el federalismo.
Cinco años después, durante la denominada “Crisis del Campo”, mi relación con Reutemann se consolidó para siempre. Para entonces ya éramos colegas en el Senado. En la votación clave que tuvo lugar en julio de ese año, como senadores defendimos a la Argentina productiva frente al atropello que el kirchnerismo quiso perpetrar.
Un año más tarde, desde Salta, dimos nacimiento al Peronismo Federal. Participaron dirigentes como el ex gobernador de Misiones Ramón Puerta y el entonces diputado Felipe Solá, quien había terminado su mandato como gobernador de Buenos Aires dos años antes y quien por entonces estaba enfrentado al kirchnerismo.
En los años que siguieron, Reutemann se sumó al bloque 8 de Octubre en el Senado. Durante años coordinamos acciones en la tarea legislativa en un marco de un natural entendimiento y una afinidad de valores. Fue un hombre de pocas palabras pero de mucha conducta y un representante digno de una gran provincia productiva.
Luchador decidido, político serio y comprometido en la defensa de los valores republicanos, Reutemann honró a su pueblo en las altas funciones que le fueron confiadas.
Su fallecimiento priva a Santa Fe y a la Argentina de uno de sus mejores hijos.
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