A pesar de sus dones excepcionales, los humanos se expandieron igual que otros organismos, durante cientos de miles de años. Cada uno en el límite de subsistencia. Avanzando en cantidades, sin mejorar el nivel de vida personal. En épocas de bonanza erigían pirámides, monumentos, catedrales, se trenzaban en guerras de supremacía; glorias para los jefes, más que para los comunes. Cuando perdían cosechas, faltaban alimentos y morían pueblos enteros. Hasta el siglo XIX, el ingreso personal permaneció invariable, entre la vida y la muerte. Si sobraba comida, los hijos se multiplicaban; hasta que volvían a faltar alimentos, salud o condiciones favorables. En las hambrunas, morían sin remedio. El derecho a la vida era tan incierto como la comida, la expectativa de no enfermar o ser lastimado por otros.
La esperanza de vida fue inferior a 40 años en Inglaterra, durante 400 años. En Asia y África mucho menos.
El hambre se supera produciendo alimentos suficientes. Ningún decreto puede garantizar la supervivencia cuando faltan alimentos
Los derechos no son producto de decisiones gubernamentales, sino de actos personales concretos. Ningún grupo puede exigir derechos a una cantidad de bienes preestablecidos, comidas, viviendas. Sólo a los frutos eventuales de actividades conjuntas. El hambre se supera produciendo alimentos suficientes. Ningún decreto puede garantizar la supervivencia cuando faltan alimentos.
Los ingresos individuales avanzan en sociedades pactando una suerte de “Atrévete a emprender”, reconociendo que la especialización y competencia logran más que las autoridades. Las libertades a decidir por si mismo, asociarse con otros y compartir los frutos. La Ilustración abrió espacio a la Razón. La Revolución Gloriosa inglesa, de 1688, restringió fuertemente los poderes del rey: ya no podía legislar ni crear impuestos. El Bill of Rights fortaleció derechos individuales, iguales para todos. La Declaración de la Independencia de EEUU, en 1776, se dictó: “Con el fin de asegurar el derecho a la vida, libertad, y la búsqueda de la felicidad, se instituyen gobiernos cuyos poderes justos dimanan del consentimiento de los gobernados”. Acuerdo fortalecido con la Constitución de 1788, las resoluciones y poderes de la Corte Suprema.
La Revolución Francesa, 1789, proclamó “los mismos e iguales derechos y medidas para todos los humanos y tiempos”. Intentaron terminar con los privilegios y asegurar medidas iguales para todos, acabando el caos de las transacciones al establecer el Sistema Métrico Decimal. La Constitución argentina de 1853/60, aseguró derechos individuales que atrajeron a millones de inmigrantes a prosperar en una sociedad dinámica, que llegó a ser de las más ricas de su tiempo. De igual modo, la Restauración Meiji, en Japón, 1868 certificó derechos individuales y propiedades.
En 2020, el PBI mundial era 1070 veces el histórico. Una revolución ideológica
La progresión de los derechos y PBI personales estuvieron estancados cientos de miles de años, hasta el siglo XIX. A partir de ahí, liberando creencias, sometimientos a autoridades, algunos pueblos negociaron libertades y los ingresos despegaron vertiginosamente. En 2020, el PBI mundial era 1070 veces el histórico. Una revolución ideológica.
Sin alimento y condiciones mínimas, las personas perecen; si exceden del mínimo, se reproducen hasta la incomodidad, cuando los derechos de propiedad no ordenan las actividades. Fueron las libertades, derechos individuales de propiedad, los que progresaron los niveles de vida. Sostengo en libros, Fin de la pobreza y Por un país mas justo y floreciente, el ingreso es la contrapartida del valor de los derechos individuales. Solo a partir de derechos de propiedad, las gentes se ordenan, determinan lo propio, comercian y elevan los modos de vida. Precisamente, la propiedad privada refleja el valor de las actividades emprendidas. Derechos de propiedad mas completos coordinan actividades individuales mas productivas, mayores conocimientos, ingresos y patrimonios. No hay progreso posible con propiedad incierta. No importa la justificación, las prohibiciones redundantes siempre aumentan miserias. La Argentina fue empobreciendo a fuerza de inhibiciones decretadas por autoridades prepotentes ante conflictos novedosos.
Solo a partir de derechos de propiedad, las gentes se ordenan, determinan lo propio, comercian y elevan los modos de vida. Precisamente, la propiedad privada refleja el valor de las actividades emprendidas
La liberación de inhibiciones favorece a todos los países y gentes, en todos los niveles de desarrollo. Desde 1990, China multiplicó el valor adquisitivo de los ingresos individuales 15 veces; Vietnam por 10; Cambodia, por 8, aunque siguen siendo pobres. En un estadio mucho mas alto, Irlanda pasó a ser de las naciones más ricas. Polonia, Rumania, Hungría, países anteriormente comunistas, liberaron y prosperaron raudamente. En nuestra América, Chile, Perú, Uruguay, Ecuador y varios centroamericanos eliminaron trabas redundantes y prosperaron marcadamente.
Es común asombrarse por las asimetrías de ingresos. Estando las tecnologías difundidas y al alcance general, eso no debería ocurrir, según la teoría neoclásica antigua. El error es no incorporar la Justicia de los derechos, para todos los individuos y ocasiones. En efecto, la veintena de países con mayores libertades de contratar, abarcan 52% del PBI con apenas 11% de la población mundial, en 2020. Promedian 55.300 dólares por habitante, frente a 6.700 dólares del resto del planeta.
La Argentina fue empobreciendo a fuerza de inhibiciones decretadas por autoridades prepotentes ante conflictos novedosos
La Argentina, abrumada de inhibiciones, retomaría el progreso raudamente si liberara actividades. Para ganar competitividad debiera multiplicar importaciones, para abaratar costos, y abrir exportaciones, para ganar ingresos. Aliviar el comercio, la compra venta de dólares, todas las trabas a las clases presenciales y los viajes al exterior de los ciudadanos. El martes pasado, Infobae reportó los daños irreversibles del cierre de las escuelas. Una generación empobrecida de por vida.
Para asegurar la Justicia de los derechos, toda la estructura judicial debiera reforzarse y hacerse eficaz.
La veintena de países con mayores libertades de contratar, abarcan 52% del PBI con apenas 11% de la población mundial, en 2020
Robert Cooter decía que la superioridad de la democracia descansa en el marco institucional que sanciona las leyes deseadas por la población, equilibrando la voluntad del ejecutivo y las pasiones populares. La Justicia razona para hacer que las leyes se apliquen coherentes con el ordenamiento. La característica de la democracia es el protagonismo de la ciudadanía y el respeto por el otro, evitando conflictos redistributivos. Con ese fin, la oposición tiene la responsabilidad de hacer oir las voces contrarias y acercar consensos. Los gobernantes sienten su vigilancia en las votaciones y los mecanismos de control continuo a que están sometidos. El peligro son los que aprovechan su poder para imponer objetivos contrarios a los derechos individuales.
La democracia combina intereses, razona conflictos, coordina voluntades, despierta y canaliza pasiones, explica el cuadro.
La democracia peligra si los poderes desconocen su ámbito.