El Ministerio de Economía presentó el resultado fiscal del Sector Público Nacional (SPN) correspondiente a mayo. Los ingresos totales subieron a $711.305 millones y los gastos primarios $685.591 millones. Es decir, en el quinto mes del 2021 se registró un superávit antes del pago de los intereses de la deuda de $25.714 millones.
Por otra parte, el resultado financiero, incluye el pago de los intereses de la deuda pública, fue deficitario en $64.618 millones. Tanto el resultado primario como el financiero mejoraron en términos interanuales. Este último gracias al alivio logrado por la reestructuración de la deuda que aplaza los vencimientos.
Estos resultados incluyen la recaudación del Aporte Solidario que, según el Ministerio de Economía, fue de $80.234 millones en el mes. Si no se contemplase dicho impuesto, los déficits primario y financiero hubiesen sido, respectivamente, 54.520 y 144.852 millones de pesos.
Cabe destacar que en mayo los ingresos totales crecieron 117% en términos interanuales. Hubo un incremento importante de impuestos relacionados con el consumo, la actividad económica y el empleo. El IVA neto de reintegros aumentó 90,6%; Ganancias 61%; Débitos y Créditos bancarios 79,8%; y los aportes y contribuciones a la seguridad social 69,8%. Sin embargo, la mejora en la recaudación de estos tributos se debe a la comparación con un mayo de 2020 en pleno confinamiento. El mayor incremento se produjo en los derechos de exportación, debido a la mejora de los precios internacionales de las materias primas, tributo que junto al Aporte Solidario representaron el 25% de los recursos totales del mes.
La mejora en la recaudación de estos tributos se debe a la comparación con un mayo de 2020 en pleno confinamiento
Por otra parte, los gastos primarios sólo aumentaron 18% en términos interanuales. Dentro de estos, las prestaciones sociales (jubilaciones y pensiones contributivas, asignación universal por hijo, asignaciones familiares, pensiones no contributivas, y otros programas sociales) que son el principal componente de los gastos primaros tuvieron un incremento del 10% en términos interanuales. Los subsidios económicos (energía y transporte) aumentaron 53%; gastos de funcionamiento y otros 41,6%; transferencias a universidades 42,8%; y las transferencias corrientes a las provincias se redujeron 56,7 por ciento.
El otro gran componente de los gastos primarios, gastos de capital, aumentó 76,4%. Esto es básicamente inversión en infraestructura: energía 274%; transporte 94%; educación 782%, vivienda 373%; agua potable y alcantarillado se redujo 28%; y otros 54 por ciento.
Hay dos elementos que resaltan de la foto de mayo. Uno es que los ingresos totales crecieron mucho más que los gastos primarios. Es cierto que el punto de comparación es un mes atípico, fuertemente afectado por las primeras medidas restrictivas de aislamiento social preventivo y obligatorio. Y el otro, es que los ingresos crecieron muy por encima del 48,8% de inflación interanual y los gastos primarios lo hicieron muy por debajo.
Mientras que del lado de los gastos primarios cayeron 20% en términos reales, producto de la contracción de los primarios, –destacándose las prestaciones sociales con un retroceso de 26% real, salvo los subsidios económicos a la energía y al transporte que aumentaron menos que la inflación, producto del congelamiento de las tarifas-; puesto que los de capital tuvieron un importante incremento.
El resultado fiscal de los primeros meses de 2021 es poco ortodoxo, porque no sólo no responde a un cambio positivo de la estructura del gasto público, sino porque tampoco se apoya en un desempeño ligado al crecimiento de la actividad económica y a la mejora de la eficiencia
Esta foto, sin embargo, no es exclusiva de mayo, sino que es una imagen que se viene repitiendo desde enero. Por lo tanto, la estrategia del Gobierno hasta el momento ha sido valerse de la mayor recaudación generada por nuevos impuestos (Aporte Solidario), por la suba de otros (bienes personales y retenciones) y por la mejora de los precios internacionales; dejar que la inflación licúe parte de los gastos primarios; y aplazar los compromisos de deuda, lo cual le ha permitido mejorar notablemente las cuentas públicas en el acumulado de estos cinco meses, más allá del notable incremento de los subsidios económicos y de la apuesta por la inversión en infraestructura como motor de la economía.
Pero ese resultado es poco ortodoxo, porque no sólo no responde a un cambio positivo de la estructura del gasto público, sino porque tampoco se apoya en un desempeño ligado al crecimiento de la actividad económica y a la mejora de la eficiencia en la recaudación, sino en factores de “una vez” y ayudados por la estacionalidad favorable que caracteriza al primer semestre respecto del segundo.