Las tres urgencias del Gobierno de aquí a noviembre

Las autoridades están muy lejos de brindar los niveles de confianza que se necesitan y, la negociación con el FMI que es un puntapié inicial clave, se encuentra bastante estancada

Martín Guzmán, ministro de Economía

Comienza la segunda mitad del año que estará marcado por una agenda coyuntural y de corto plazo con el claro objetivo de ganar las elecciones legislativas. En la agenda económica primará las preocupaciones de la gente más que resolver cuestiones de fondo. En este contexto se podría decir que hay tres urgencias. Las urgencias están vinculadas a la inflación, al tipo de cambio y a la evolución del nivel de actividad.

Las primeras dos variables (inflación y tipo de cambio) son más determinantes ya que un descontrol de las mismas podría salir muy caro en términos electorales (y por supuesto, también en términos económicos). En cambio, el nivel de actividad tendrá su rebote parcial luego de la fuerte caída del 2020. Sin embargo, la preocupación de que se esté amesetando y perdiendo fuerza está latente.

En la agenda económica primará las preocupaciones de la gente más que resolver cuestiones de fondo

En este marco, se esperará con ansias el próximo dato de inflación que, si bien será menor a los niveles experimentados en los últimos meses, todavía se encontrará en niveles elevados, probablemente entre un 3 y 3,5 por ciento. De cara a las elecciones, el gobierno se esforzará (aunque con parches) a intentar que la inflación logré ubicarse por debajo del umbral del tres por ciento para poder mostrar una inflación de dos y “algo” por ciento para comenzar a cambiar las expectativas. No obstante, no debemos olvidarnos de que el nivel de inflación reprimida es alto y que hoy el gobierno también se está financiando con deuda interna. Si por alguna razón el financiamiento vía deuda interna deja de ser una opción, la presión sobre la emisión será grande y es el escenario más probable. Además, se debe tener en cuenta que la deuda remunerada es casi un 130% de la base monetaria.

El mercado cambiario también tendrá su presión, como en cualquier elección. Las reservas netas son bajas, ubicándose en torno a los USD 7.000 millones y las reservas líquidas escasean aún más alrededor de los USD 2.000 millones. En este sentido, para el BCRA es un gran alivio saber que el pago al Club de París se ha postergado en su mayoría. Por otro lado, todavía el BCRA y el FGS cuentan con bonos en dólares para intervenir los dólares financieros de ser necesario. Probablemente el tipo de cambio tenga un camino alcista de aquí a noviembre, pero podría llegar sin sobresaltos mayores. La gran pregunta es cuánto más podrá resistir el mercado cambiario post-elecciones.

En el 2022 vencen alrededor de USD 20.000 millones que Argentina no está en condiciones de pagar

En cuanto a la preocupación para evitar un estancamiento del nivel de actividad, el gobierno buscará “poner plata en el bolsillo de la gente” lo que puede ser una estrategia errada. El principal problema es que el dinero extra tendría cierta utilidad si hay una producción previa. El problema con Argentina es que, desde el 2011 se encuentra con una economía estancada y en decadencia y, por lo tanto, no está produciendo bienes. En definitiva, si no hay producción de bienes, no hay qué consumir por más “plata que se le ponga en el bolsillo a la gente”. Algún efecto de corto plazo podría tener, con objetivos electorales, pero lejos estará de ser una solución, especialmente en una economía bimonetaria donde se convive con una demanda de pesos débil como es en el caso de Argentina.

Por último, un tema que tendrá que verse pre y post elecciones es el FMI. El FMI pre elecciones consta con vencimientos entre septiembre y diciembre de aproximadamente USD 4.500 millones. Sin embargo, gracias a que el país estará recibiendo DEGs en aproximadamente USD 4.500 millones, podría esperarse que se utilice ese monto para saldar los vencimientos del 2021 con el FMI. De ocurrir esto, así como ingresan esos fondos, volverían para el FMI. No obstante, el kirchnerismo más duro probablemente quiera utilizar esos fondos para atender otras urgencias, por ejemplo, el mercado cambiario.

Por la preocupación para evitar un estancamiento del nivel de actividad, el gobierno buscará “poner plata en el bolsillo de la gente” lo que puede ser una estrategia errada

En lo que respecta al FMI post elecciones, el escenario es más grave ya que la negociación sigue pendiente y ahora con peores perspectivas. Recordemos, en el 2022 vencen alrededor de USD 20.000 millones que Argentina no está en condiciones de pagar.

Para terminar con la decadencia y volver a las sendas del crecimiento, Argentina deberá presentar un plan que sea creíble y brinde confianza. El gobierno actual está muy lejos de brindar los niveles de confianza que se necesitan y, la negociación con el FMI que es un puntapié inicial clave, se encuentra bastante estancada.