Michelle, ma belle

Bachelet viene a estos párrafos porque en este punto de la crisis mundial es una personalidad de prestigio tal y de palabra tan respetada que resulta una rareza

Michelle Bachelet (Ricardo Rubio - Europa Press)

No sabe uno pero arriesga que el principio de la canción de los Beatles le debe gustar a Michelle Bachelet. Es que con el pelo corto y sus anteojos, una sonrisa de puro encanto, la Alta Comisionada en las Naciones Naciones para los Derechos Humanos vive la circunstancia general de la meandrosa condición de nuestra especie y condición de modo abierto y atento. Y las canciones cuentan mucho en esta vida.

La doctora – pediatra- Bachelet, dos veces no consecutivas presidenta de Chile, con amplitud hasta entonces desconocida, no se quedó precisamente inmóvil en sus profesiones, la medicina y la política. Hija del general de aviación Alberto Bachelet y de la arqueóloga Ángela Jero , vio morir a los dos de maneras diferentes. Después de varios destinos como agregado militar, el general se opuso a la dictadura de Augusto Pinochet- 73 hasta el 90-, fue apresado, torturado y muerto en la cárcel. Michelle, apenas empezó sus estudios de facultad fue capturada junto con su madre, Angélica Jero . Murió pasados los noventa y pico, miembro como Michelle integrante del Partido Socialista. Las mujeres pasaron por apremios y fueron expulsadas por orden del régimen fuera de Chile. Terminó como médica en Alemania. El alemán es una de sus idiomas de dominio absoluto como el inglés, el francés y el portugués.

Bachelet viene a estos párrafos porque en este punto de la crisis mundial es una personalidad de prestigio tal y de palabra tan respetada que resulta una rareza: los líderes están cansados o escriben con renglones torcidos, populismos a derecha e izquierda, o mestizos, extremismos irracionales, dificultad para matizar lo que ocurre y pensar de qué modo detenerlo o morigerarlo, destrucción de economías, revoluciones delirantes que derivan en mafias , opresión y miseria, aprovechamiento de la pandemia para recortar libertades. Lo que cumple Michelle Bachelet , su digno empleo: señalar la falta y la defensa de los derechos humanos. Trabajo difícil sobre todo en América Latina, donde la pandemia abre oportunidades para el autoritarismo, la rapiña, el debilitamiento de las instituciones , una gran desigualdad, el miedo.

En la imagen, Michelle Bachelet, alta comisionada de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos. (EFE/EPA/SALVATORE DI NOLFI/Archivo)

Con experiencia sobrada, como se ve, puede agregarse a funciones anteriores los ministerios de Salud y de Defensa, la primera mujer en asumir esa responsabilidad. Lo hizo muy bien. En Salud son recordados y aún vigentes centros asistenciales para víctimas de abusos , y en Defensa con firmeza y sin ánimo de revancha: de casta le viene el galgo y sabe desde niña la vida castrense. Vale muy bien decir que una de sus presidencias fue ganada frente a Evelyn Matthei, de amistad juvenil por ser también general de la fuerza aérea y camarada de armas con el padre, Jorge Matthei, uno de los más duros militares de la dictadura.

Ya son conocidas desde su cargo de las Naciones Unidas las denuncias sobre la tortura, las desapariciones, las miles de ejecuciones sin juicio, la pobreza límite del pueblo venezolano, las violaciones en cárceles ,la falta de alimento y de vacunas. Lo mismo que en Nicaragua donde la casi poética de la lucha sandinista ha derivado en la ferocidad de Daniel Ortega y su vicepresidenta y mujer Rosario Murillo , sobrina nieta de Sandino . La Argentina ha elegido abstenerse por aquello de la no injerencia y no votar en bloque o tropilla. Bueno , bien. Ha elegido, nadie lo ha ocultado delante de los informes Bachelet, que no son solo afirmaciones de principios-que también- sino testimonios, comprobaciones y hechos acerca de lo que ocurre con Maduro y sus pasmarotes engalonados lo mismo que con Ortega- Murillo.

Por estos pagos la bandera de los derechos humanos flamea poco. No sería raro suponer que se trata de lujos para países opulentos. Pero está en su sitio para acusar como una voz resonante la doctora Bachelet. Michelle. Ma belle.

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