La inversión de impacto como motor de la reactivación económica

El foco está puesto en disputar financiamiento de la economía tradicional para la llamada nueva economía que integra el impacto social al negocio. Podemos crear instrumentos simples, pero efectivos que permitan el acceso a crédito para unidades productivas de la economía popular

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EFE/Juan Ignacio Roncoroni
EFE/Juan Ignacio Roncoroni

Existe la posibilidad de un mundo en donde todas las personas puedan satisfacer sus necesidades y desplegar su potencial en armonía con el planeta. Para poder alcanzarlo podemos transformar la economía y las finanzas, creando modelos que promuevan un desarrollo regenerativo.

Bajo esta premisa es que desde Sumatoria construimos vehículos de financiamiento con impacto para acompañar distintos proyectos de todo el país. Lo hacemos porque creemos en la construcción de una economía sostenible, cuyo objetivo es el bien común y su desarrollo es distributivo y regenerativo.

Durante la crisis del 2001, muchos nos organizamos para enfrentarla: creando iniciativas para restablecer el entramado productivo y, con eso, el económico. Basados en las enseñanzas de Mohamed Yunus, acompañamos el desarrollo de iniciativas de microcréditos, es decir la entrega de pequeñas sumas de dinero, como préstamos, generalmente a mujeres, para financiar proyectos productivos, para reactivar sus proyectos y en consecuencia generar un ingreso a sus hogares.

La metodología se basa en reuniones periódicas, con la posibilidad de lograr contención y asistencia técnica, niveles fuertes de compromiso, permitiendo esto reducir el riesgo mediante la garantía solidaria. En una especie de dejavú, hoy la pandemia nos ubica en un lugar similar: millones de personas en nuestro país están por debajo de la línea de pobreza, casi 10 millones sin empleo son considerados trabajadores de la economía popular.

El estado hace su parte: contención social, alimentos y transferencias básicas, pero sin lugar a dudas insuficiente ante tremenda situación. Como es evidente los hogares que dependen de unidades productivas de la economía social están frente a una fuerte caída de ingresos. Estos se han reducido drásticamente tanto porque no pueden salir a hacer las ventas de sus productos y a ofrecer los servicios de su actividad principal, cuanto porque han caído de sus otros ingresos familiares en rubros de la economía informal.

Entendemos que la inclusión financiera, las micro y meso finanzas en particular se constituyen como herramientas para mejorar la calidad de vida y el desarrollo de las personas en situación de vulnerabilidad social.

Desde el punto de vista teórico estas finanzas permiten romper una de las ¨trampas de pobreza ¨ enunciadas por el Banco Mundial: por el simple hecho de no contar con capital, determinadas personas o grupos asociativos de bajos recursos pueden quedar atrapados en un equilibrio de bajos ingresos justamente por la imposibilidad de financiar inversiones en capital físico, encontrándose así en un círculo vicioso del cual no pueden salir.

En este contexto es fundamental acompañar a quienes quedaron más desprotegidos, es necesario crear nuevos mecanismos que integren lo aprendido de las microfinanzas y la noción, a veces lejana y teórica, de la inversión de impacto, donde el foco está puesto en disputar financiamiento de la economía tradicional para la llamada nueva economía que integra el impacto social al negocio. Podemos crear instrumentos simples, pero efectivos que permitan el acceso a crédito para unidades productivas de la economía popular.

La disponibilidad de servicios financieros inclusivos se torna fundamental para un correcto funcionamiento de la economía en su conjunto, estimulando la actividad, creando más empleo, reduciendo la pobreza (multidimensional), reduciendo la informalidad e incrementando la formalización, y también reduciendo las desigualdades.

En este contexto, la demanda de financiamiento es cada vez mayor, y a partir de la misión de Sumatoria de poner las finanzas al servicio del bien común y de la vida, lanzamos el Fondo Covida 20, para dar respuesta a la crisis sanitaria, social y económica generada por la pandemia. Encontramos una oportunidad histórica de actuar en este contexto y así desarrollamos el fondo. Es un vehículo de resiliencia que otorga préstamos de emergencia en condiciones blandas para Instituciones de Inclusión Financiera, Grupos Asociativos y Cooperativas de la Economía Social, Organizaciones y Empresas con impacto positivo afectados por el contexto.

Se acompaña la reactivación a través del crédito, que se estructura a través de un análisis de impacto, riesgo y situación del proyecto solicitante. Para esto es fundamental visibilizar a millones de personas organizadas en unidades productivas, entender su capacidad productiva, su potencial impacto social y su posibilidad de repago: ampliamos las fronteras del sistema financiero tradicional, acercando financiamiento a quienes hoy no acceden.

De manera flexible, atendemos las necesidades adaptando los vehículos y el financiamiento a una realidad dinámica y compleja. Estructuramos préstamos específicos contemplando las situaciones particulares. El Fondo Covida 20 cuenta con una tasa de interés que se reinvierte para capitalizarlo, dicha tasa surge del análisis particular de cada caso y es el resultado de aplicar un algoritmo: una matriz de evaluación de impacto de la organización, se evalúa el qué y el cómo a través de distintos ejes: la cultura organizacional, la gobernanza, ambiente y la cadena de valor del producto o servicio.

Se aplica un factor a la tasa de interés que es inversamente proporcional al impacto generado. Es decir, a mayor impacto que genera la organización, menor es la tasa de interés. Al realizar el análisis integral de la organización, se determina si la misma tiene la solidez y robustez necesaria para poder contribuir de manera fraterna al Fondo Covida, aportando positivamente a la construcción de la tasa de interés. O si, por el contrario, la organización está en una situación de vulnerabilidad tal que requiere una ayuda adicional por parte del Fondo, y de esta manera, este componente termina disminuyendo la tasa de interés efectivamente pagada por el prestatario.

Se trata de un fondo rotatorio que prioriza el impacto, de más de 50 millones de pesos a una tasa promedio del 20% anual, que ha apoyado a más de 40 iniciativas, con un crédito promedio de 1.2 millones de pesos.

Estamos convencidos que la cooperación es la clave del futuro de la humanidad y por lo tanto, nos proponemos ponernos al servicio del bien común, creemos en la fraternidad económica como camino hacia el desarrollo y la creación de una nueva economía. Dependemos de cómo gestionemos la interdependencia, mutando de la actual lógica de competencia a una lógica de colaboración, tender a la transparencia radical en todos nuestros actos. La estrategia es potenciar el trabajo, y nuestro rol fortalecer el ecosistema social argentino.

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