Economía de caramelos y figuritas

Escenas de cómo el peso argentino pierde valor día tras día

Monedas diez pesos

Qué mejor que analizar la macroeconomía desde lo que nos sucede todos los días en la micro. Desde este espacio comulgamos con la idea de que todos los sectores de la economía se ven afectadas por las distorsiones en la macro.

Me puse el jean y la camisa y me fui atender a un kiosco por un día. Qué mejor que atender para saber lo que le pasa a la gente en la calle. La sorpresa fue que no solo me informe y me entere de lo que le pasa con la pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda respecto de su ingreso, sino también lo que le pasa al kiosquero.

Cliente 1: “Un paquete de cigarrillos de 20, uno de pastillas y un alfajor”. Importe: 288 pesos. Doy vuelto con un caramelo e inmediatamente recibo el reclamo por parte del dueño del kiosco, que me controla: “No, vueltos con caramelos no. tienen más valor que las monedas”.

Para ejemplificar con números en forma más clara lo que viene pasando con nuestra moneda en términos de poder adquisitivo para la compra de caramelos en lo siguiente:

Si yo le daba vuelto por $2 con caramelos en 2017, el kiosquero se ahorraba $0,50, perdía $0,50 un año después, $1 en 2019, $2 en 2020 y $3 en 2021. Si el caramelo era un “palito de la selva” se ahorraba $0,50 en 2017, salía empatado en 2018 y perdía $1 en 2019, $2 en 2020 y $4 este año.

Evidentemente, a partir de 2017 entramos en el peor de los mundos en pérdida de poder adquisitivo de nuestra moneda frente a bienes como dulces y golosinas. A partir de 2018 el kiosquero dejó de dar vueltos de caramelo: le conviene más darlo en monedas.

Cliente 2. Un niño de 7 años se acerca con una bolsa llena de monedas y me pide dos paquetes de figuritas. La verdad que estaba muy desactualizado sobre las figuritas del momento. Las de moda son “Copa América”, “Kitty”, “Champions League” y “Among us”. Con niños súper conectados con diferentes plataformas digitales y consolas pensé que en un mundo de influencers y gamers los figuritas no iban más. Pero no. Ernesto Acuña, Secretario General de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) me informa que tanto las figuritas “Torneo Argentino” como “Raya” agotaron su producción y ventas y no hubo devoluciones por parte del canal minorista.

Comienzo a contar las monedas de mi pequeño cliente. Me pagaba el paquete de figuritas con 120 monedas de $0,25 y 60 monedas de $0,50. Los chicos siguen ahorrando en monedas, pero ya los chanchitos no sirven de alcancía: traen bolsas. Pensé que el dueño del kiosco se enojaría por esta cantidad de monedas sin valor, pero me dijo que las acepte. Como vemos abajo, sobre el precio de un paquete a lo largo de los años, cada vez se requirieron más cantidad de monedas. Mientras que en 2017 se necesitaban 32 monedas de $0,25 y 16 de $0,50, hoy se requieren 240 monedas de $0,25 y 120 de $0,50 para comprar el mismo paquete de figuritas.

Valor nominal vs valor real de las monedas

El kiosquero recibe por un paquete $60 con pago de 240 monedas de $ 0,25 de valor nominal. Sin embargo, las va juntando y se las compra un chatarrero por $ 0,75 cada moneda. Es decir, 3 veces el valor nominal es lo que le pagan al kiosquero. Por un paquete de figuritas pagado $60 con monedas, termina generando unos $180. Es decir, cambia el valor nominal de la moneda por el valor real de mercado del metal a fundirse. Vale más fundir la moneda argentina que seguir haciéndola circular. Toda una metáfora de la economía en inflación permanente de Argentina. Sin embargo, la operación no culmina ahí ya que el kilo de cobre a precios internacionales de mayo era de $974,19. Si lo tomamos a valor de chatarra, el kilo es de $487,09. La moneda de $0,25 pesa 5,40 gramos. O sea, por cada una se obtienen $2,63 (tomando el valor de chatarra) y la de $0,50 pesa 5,80 gramos, por cada una te dan $2,83.

Mi jornada laboral culminó comprendiendo lo que a todos los argentinos nos pasa. No suben los precios de los caramelos, sino que cae el poder adquisitivo de la moneda argentina. Es un bien sobreofertado que no solo es poco demandado sino que incluso en sus valores nominales más bajos en una situación donde el mineral como el cobre fundido tiene un precio mayor que lo que esa moneda representa para comprar caramelos o golosinas. Una pequeña muestra que hasta cuando queremos darnos un gustito la macroeconomía argentina en desequilibrio distorsiona hasta los actos económicos de nuestras pequeñas decisiones diarias.

En su libro “El triunfo del dinero”, el historiador británico Niall Ferguson describe los momentos de hiperinflación en la ciudad de Frankfurt en Alemania a comienzos del siglo XX. “Confundiéndose unos con otros, los hombres se sienten tan ‘malos’ como su dinero; y esto se vuelve cada vez peor. Juntos, todos se hallan a su merced y se sienten igualmente faltos de valor”, escribió.

Hace varios años que esta misma situación y sensación está presente en Argentina. Para el kiosquero el caramelo vale más que la moneda, para el cliente la moneda como vuelto no tiene valor de cambio (el caramelo de vuelto por lo menos otorga un placer momentáneo) y para ambos el valor nominal de la moneda es más bajo que el valor real del metal fundido. El peso argentino dejo de valer nominalmente el equivalente a su peso fuerte en metal hace décadas.

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