Esta semana algunos políticos y unos pocos periodistas hicieron una lectura crítica errada de un párrafo del mensaje del Papa Francisco dirigido a la Asamblea de la OIT. El párrafo esta referido a la propiedad, al “Destino universal de los bienes” y a la relación entre estos valores a la luz de una hermenéutica cristiana.
El Papa Francisco es un maestro y lo que afirma no requiere ninguna aclaración y mucho menos de este cronista, por lo que nos limitaremos a indicar algunas fuentes donde los que formularon esos juicios puedan recurrir para superar su indisimulable falta de preparación.
El pensamiento de la Iglesia
El pensamiento de la Iglesia sobre ambos conceptos se encuentra expresado con claridad en la Encíclica Laudato sí del 2014 del Papa Francisco quien en seguimiento de la Populorum Progressio de 1967 sostiene “que la propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario. En una palabra: el derecho de la propiedad no debe jamás ejercitarse con detrimento de la utilidad común, según la doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de los grandes teólogos”. Dijo San Paulo VI, dijo Francisco (LS Nro. 93 ).
El destino universal de los bienes y la propiedad privada
El Papa Francisco de manera uniforme enseña en la Encíclica Laudato sí de 2014 que “hoy creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos. Para los creyentes, esto se convierte en una cuestión de fidelidad al Creador, porque Dios creó el mundo para todos…”
“…y, por tanto, el derecho universal a su uso es una «regla de oro» del comportamiento social y el «primer principio de todo el ordenamiento ético-social» [nota 71 Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens (14 septiembre 1981), 19: AAS 73 (1981), 626.
A propósito de los grandes teólogos fundantes de la recta interpretación de estos principios publicamos en esta misma columna Infobae una nota titulada El concepto de propiedad privada en Santo Tomás de Aquino. Algunos siglos más tarde se volvió sobre estos principios y se atravesó por distintos momentos. Se ocuparon en especial Leon XIII, Pío XI y Pío XII y lo actualiza Gaudyum et spes, Constitución Apostólica del Concilio Vaticano II promulgada por el papa San Paulo VI, donde se afirma con claridad la prioridad del destino universal. Por su parte Juan Pablo II afirmó la subordinación de los bienes materiales (el capital productivo) al trabajo humano.
La propiedad privada no es un derecho absoluto
La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada. San Juan Pablo II recordó con mucho énfasis esta doctrina, diciendo que “Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno» [nota 72 Carta enc. Centesimus annus (1 mayo 1991), 31: AAS 83 (1991), 831]. Son palabras densas y fuertes. Remarcó que « no sería verdaderamente digno del hombre un tipo de desarrollo que no respetara y promoviera los derechos humanos, personales y sociales, económicos y políticos, incluidos los derechos de las naciones y de los pueblos’'(nota 73 Carta enc. Sollicitudo rei socialis (30 diciembre 1987), 33: AAS 80 (1988), 557.).” (LS Nro. 93).
Haber (o propiedad) de bienes materiales e inmateriales
Cuando habla de propiedad privada la Iglesia habla de bienes que, en lo concreto, no se limitan a los materiales. Como el viernes en Infobae el Arzobispo Víctor Fernández señaló, a propósito de esta pública incomprensión, cuando el Santo Padre hablando del mundo del trabajo puso el acento en “… la función social de la propiedad (con lo que) está señalando los bienes que se realizan especialmente cuando se ofrece trabajo digno, cuando se pagan impuestos, cuando se cuida el medio ambiente, pero también con diversas iniciativas de apoyo a la comunidad.”
Sobre toda propiedad privada hay una hipoteca social
Y continúa diciendo Francisco en LS Cap. VI Destino común de los bienes Nro. 93…”Con toda claridad explicó (SJPablo II) que… «sobre toda propiedad privada grava siempre una hipoteca social, para que los bienes sirvan a la destinación general que Dios les ha dado»[nota 74 Discurso a los indígenas y campesinos de México, Cuilapán (29 enero 1979), 6: AAS 71 (1979), 209.]…”.
De la Encíclica Fratelli Tutti y el carácter secundario de la propiedad privada
El mensaje del Papa también se dirige a los empresarios que son una parte fundamental del mundo del trabajo y les dice: “La actividad empresarial es esencialmente «una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos. Dios nos promueve, espera que desarrollemos las capacidades que nos dio y llenó el universo de potencialidades. En sus designios cada hombre está llamado a promover su propio progreso, y esto incluye fomentar las capacidades económicas y tecnológicas para hacer crecer los bienes y aumentar la riqueza. Pero en todo caso estas capacidades de los empresarios, que son un don de Dios, tendrían que orientarse claramente al desarrollo de las demás personas y a la superación de la miseria, especialmente a través de la creación de fuentes de trabajo diversificadas. Siempre, junto al derecho de propiedad privada, está el más importante y anterior principio de la subordinación de toda propiedad privada al destino universal de los bienes de la tierra y, por tanto, el derecho de todos a su uso» (Fratelli tutti, n. 123). A veces, al hablar de propiedad privada olvidamos que es un derecho secundario, que depende de este derecho primario, que es el destino universal de los bienes.”
Como se ve, en el discurso ante la OIT -mucho más amplio y referido al mundo del trabajo -el Papa no hace sino refrescar la memoria de quienes desconocen los principios. Hay un valor principal “el del destino común de los bienes” (fin) y un principio subordinado que es el del derecho a la propiedad privada (medio) que está en orden a hacer efectivo el principio superior. Por lo cual la Iglesia admite el derecho a la propiedad privada como medio idóneo para cumplir con ese propósito.
Acto de fidelidad a Dios o simplemente un acto de amor al prójimo
Para los creyentes -como dice el Papa -obrar conforme a estos principios es un acto de fidelidad al Creador. Para los no creyentes es una invitación a creer, a adherir a la Doctrina Social de la Iglesia y a practicar una relación de fraternidad con todo prójimo para vivir en un mundo mejor.
Hay políticos y periodistas que viven en la “vaciedad del vacío”
Hay políticos que por el camino de la secularización perdieron los valores de la moral cristiana y de otros pensamientos sin encontrar otros. Y en ese campo padecen de una gran orfandad. Perdieron el respeto a las raíces del pasado y a la historia y algunos periodistas los acompañan. A las muchas manifestaciones que lo demuestran hoy se suma el querer hacer creer que las enseñanzas del Papa amenazan los bienes de la gente y que en cualquier momento puede ser despojada de ellos.
La reacción exhibe una enorme incomprensión conceptual y un desconocimiento del lugar que ocupa la cabeza de la Iglesia Católica en el mundo, exhibición que el lector puede recorrer gracias al pluralismo de Infobae donde hallará todas las voces.
Como enseñaba Giovanni Sartori hablando de la fragilidad de las democracias además de la corrupción patológica, uno de los grandes males que las ponen en peligro a fines del siglo XX es “la falta de preparación de los políticos” (y de los periodistas; el agregado es nuestro). No saben y viven como afirmaba el eminente profesor de la Universidad de Columbia “en la vaciedad del vacío”. Vacío de valores, vacío de conocimiento, vacío de ideas.
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