La visión favorable al Bitcoin enfoca su percepción en su escasez permanente, debido a que el stock final, cuando finalice su proceso de minado, es fijo, y la tasa de variación de su stock, decreciente. Los críticos, objetan su mera existencia, catalogándolo como una estafa piramidal sujeta a una burbuja desenfrenada similar a la fiebre de los tulipanes de la Holanda del siglo XVII.
Es indiscutible el valor que agrega a la economía mundial el surgimiento de la revolucionaria tecnología blockchain. Se trata de una red inteligente de almacenamiento y transmisión de datos. Especialistas en la materia, le asignan múltiples y valiosos usos, presentes y futuros. Se considera probable que actúe como depositaria o contenedora de múltiples iniciativas que aprovechen su carácter abierto para digitalizar servicios. De esta manera, se agilizarían trámites y se podrían administrar bases de datos gigantescas a una velocidad inusual.
No siendo el objetivo principal de esta nota develar el listado de prestaciones que posibilita el proyecto de marras, se enfocará entonces, en el valor del Bitcoin como activo digital y la posible evolución futura del precio al que cotiza en las diferentes plataformas.
La teoría subjetiva atribuye a los diferentes bienes y servicios que circulan en la economía, incluido el dinero, el valor que los individuos le asignan, según el grado de satisfacción de sus deseo u objetivos, que a cada uno de ellos les permite obtener.
La teoría subjetiva atribuye a los diferentes bienes y servicios que circulan en la economía, incluido el dinero, el valor que los individuos le asignan
El precio surge de la fluctuación de la oferta y la demanda, que se determinan en base a los principios expuestos anteriormente. Existe consenso entre los economistas de que no está, en cambio, como rezan otras versiones de la teoría del valor, relacionado a la cantidad de trabajo que contienen, ni a una propiedad intrínseca o inherente del producto o servicio en cuestión.
Percepción de valor
Para cada individuo existe una percepción subjetiva del valor. Esto genera intercambios voluntarios en los que ambas partes se benefician. El vendedor está satisfecho de desprenderse de algo que para él vale menos. Caso contrario, no lo estaría enajenando. El comprador, por otra parte, también se siente ganancioso, puesto que ha adquirido algo que para él vale más. Caso contrario no hubiera realizado la transacción.
Las percepciones subjetivas del valor del Bitcoin varían permanentemente y, puede decirse que su oferta y su demanda, se encuentran siempre en equilibrio, ya que el precio, en cada instante del continuo temporal, es único.
Pero también suele decirse que lo contrario es igualmente válido. El desequilibrio es permanente. Las fluctuaciones del sentimiento colectivo y la volatilidad de su precio forman parte de un proceso de mercado que nunca se detiene y que determina precios diferentes para cada instante del tiempo.
Esto se ve potenciado, a su vez, por ser éste, el único tipo de activo que tiene cotización abierta las 24 horas, los 365 días del año.
Las funciones del dinero
Según puede leerse en cualquier manual básico de teoría monetaria las funciones del dinero son cuatro: medio de pago, unidad de cuenta, reserva de valor y patrón de pagos diferidos.
La moneda digital suele utilizarse como reserva de valor, pero no es un medio de pago generalizadamente aceptado. Tampoco es utilizado como unidad de cuenta, aunque suele ser aceptado como medio de pago, a la cotización del momento en moneda fiat, por algunas empresas. Por caso, Tesla, durante un corto período, recientemente.
Pero los precios no son fijados en bitcoins, sino en pesos o dólares, realizándose la conversión a moneda fiduciaria, en el preciso momento de realizar la transacción.
Como patrón de pagos diferidos es prácticamente imposible su uso. Si bien es posible pactar operaciones futuras en esta moneda, no parece razonable que se realicen muchas transacciones de este tipo, ya que las pérdidas o ganancias en las que es posible incurrir son de carácter elevado y, matemáticamente, puede decirse que tienen tendencia a infinito
El carácter voluntario de la utilización del Bitcoin como medio de pago y/o reserva de valor, en contraposición al monopolio estatal del dinero fiduciario, induce a que muchos individuos busquen evitar la moneda de curso forzoso, utilizando un monedero digital, fuera del alcance del control oficial.
Jamás colocar dinero en un activo por el que uno tenga una opinión favorablemente prejuiciosa, es decir no se debe invertir en algo de lo cual se es fanático o admirador
Esta característica lo hace muy apetecible para muchos jóvenes que, por el solo hecho de serlo, suelen ser idealistas y a menudo abrazan consignas revolucionarias. En esta nueva era, la moda, para un amplio sector de ellos, no es admirar al Che Guevara ni a Karl Marx, sino a Adam Smith o a Javier Milei. En el cruel mundo de las finanzas, algunos de ellos cometen el error quizás más grave de todos los que sesgan el comportamiento inversor. Se trata de la violación de la máxima que indica jamás colocar dinero en un activo por el que uno tenga una opinión favorablemente prejuiciosa. Es una manera elegante de decir que no se debe invertir en algo de lo cual se es fanático o admirador. De la misma manera, es juicioso no shortear o apostar en contra de un activo por el cual se siente aversión o desprecio.
Dos interesantes visiones contrapuestas
Los expertos en finanzas tienen, en general, una opinión muy negativa respecto a la “inversión” en criptomonedas. El argumento principal es que no existen fundamentos para asignar valor, debido a la inexistencia de flujos de ingreso que puedan ser medidos.
La estimación del “precio justo” para un activo financiero, suele realizarse descontando con una tasa libre de riesgo, la corriente de fondos futuros que este genera.
En el caso de un bono, se obtiene el Valor Actual, trayendo al presente los cupones de pago futuros de renta y/o amortización.
El valor de una acción, en cambio, suele medirse en función del flujo de beneficios netos futuros esperados.
El Bitcoin, al igual que el oro, no tiene ningún flujo al que pueda asignarse un valor, siendo, por tal motivo, descartado por los financistas más refinados.
No son pocas las voces que anuncian un colapso futuro del precio de las monedas digitales, para alcanzar finalmente el valor intrínseco que contienen que, como se dijera anteriormente, es igual a cero.
Alta volatilidad
No se descarta, en absoluto, que antes de que este inevitable escenario se desencadene, el Bitcoin y el resto de las criptomonedas, alcancen valores inusuales, quizás mayores a un millón de dólares por unidad.
En el final del proceso de mercado, la convicción mundial respecto al valor creciente de estos activos, sería masiva. Una fiebre especulativa haría explotar su precio hasta niveles impensados. En medio de esta euforia, la “burbuja” estallaría y el “dumb money” poseería todas las criptos, y el “smart money” ya se habría desprendido completamente de ellas.
Desde un punto de vista diametralmente opuesto, una visión particularmente favorable, intenta medir el “valor de la red Bitcoin” y supone que, al haber alcanzado un elevado grado de desarrollo y capitalización, es improbable que surja un competidor que lo destrone, ya que el nivel de sus prestaciones debería ser muy superior, para conseguirlo.
No es posible determinar qué ocurrirá en el futuro con este particular mercado, pero si se pidiera una recomendación a un experto en finanzas diría no destinar más de 5% del total de fondos disponibles
La masividad de su uso permitiría cobrar un pequeño costo de transacción que, en su totalidad, alcanzaría cifras multimillonarias. De esta manera, los poseedores de la moneda digital se convertirían en accionistas que podrían percibir una flujo de beneficios periódicos como cualquier otro equity existente en el mercado.
La diferencia entre un loco y un sabio
Es comprensible que jóvenes inexpertos hagan oídos sordos a la ciencia de las finanzas y arriesguen todos sus ahorros en un único activo financiero. Puede también entenderse que la moda o la tendencia lo hagan adquirir algo de valor tan incierto y volátil.
Pero también es verdad que si existe alguien que haya invertido todo su dinero en la start-up de Microsoft, podría ser calificado tanto como un genio, debido al resultado final obtenido, como un delirante, puesto que el riesgo asumido hubiera sido extraordinario.
No es posible determinar con certeza qué ocurrirá en el futuro con este particular mercado. No obstante, el consejo de cualquier experto en finanzas, si le fuera requerido, sería muy probablemente, limitar la asignación a este tipo de especulación tan volátil, a no más de 5% del total de fondos disponibles.
SEGUIR LEYENDO: