Junior Achievement Argentina y la creación de riqueza

A lo largo de tres décadas hemos alcanzado a más de 1 millón de alumnos en cursos impartidos en 20 provincias

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Junior Achievement Argentina
Junior Achievement Argentina

Junior Achievement es la fundación de educación económica y de negocios más antigua, más grande y de mayor crecimiento en el mundo. Fue fundada en los Estados Unidos en 1919 para generar espíritu emprendedor en los jóvenes y ayudarlos a alcanzar sus metas en un marco de responsabilidad y libertad. Actualmente opera en más de 100 países alrededor del mundo.

Conocí esta fundación en 1989, mientras trabajaba para el Institute for Humane Studies en Fairfax, Virginia. Se me había encomendado un trabajo de investigación que explicara cuáles habían sido las instituciones educativas de los Estados Unidos que habían contribuido en mayor medida a forjar el espíritu emprendedor de los jóvenes americanos. Seleccioné Junior Achievement luego de comprobar cómo sus cursos “aprender haciendo” lograban explicar paso a paso cómo poner un proceso creativo en marcha y cómo ejecutarlo eficazmente. Este método lograba que chicos pasivos, descreídos y apáticos, transformaran su actitud y, llenos de entusiasmo, se volcaran a procesos productivos.

Decidí traer el proyecto al país y junto al apoyo de mis colaboradoras Maria Marty y Miriam Souto, y los empresarios Enrique Duhau (Administración Duhau), Enrique Braun Estrugamou (Qualitas) y Ricardo Zinn (Fundación Carlos Pellegrini) nos pusimos a trabajar y conformamos la primera junta directiva a la que pronto se sumaron Pablo Cairoli (Capital Markets), Gustavo Zinn (Fundación Carlos Pellegrini) y Julian Harguindey (Nahuelco).

Al principio solo contábamos con los programas en inglés y pocos recursos para traducirlos. Comenzamos pues a trabajar con colegios bilingües que simpatizaron con el proyecto y nos abrieron sus puertas. Luego, gracias al ministro del gobierno de Carlos Menem, Antonio Francisco Salonia, los contenidos de los cursos fueron aprobados por el Ministerio de Educación de la Nación y se nos habilitó el poder impartirlos en escuelas públicas de todo el país.

Nuestro primer curso de “La Compañía” Junior Achievement lo dictamos en el colegio Northlands. En apenas 15 semanas (una clase por semana de dos horas cada vez) debíamos enseñarles a chicas, sin capital, sin materias primas y sin herramientas, el arte de pensar eficazmente y cómo de esa forma se podía crear una compañía y ganar dinero comercializando un producto.

Nuestra primera compañía se llamó “22 Ladies”; los alumnos debían decidir no sólo qué producto o servicio iban a comercializar sino también seleccionar a sus autoridades. Como producto decidieron fabricar “chutney”, una salsa agridulce que se ingiere junto a carnes blancas; como autoridades, aún recuerdo a su Presidente Paula Estrada y a su VP Josefina Tanoira. La compañía fue un éxito y la demanda por su implementación creció, sumando rápidamente a otras instituciones como el Victoria College, Belgrano Day School, Cardenal Newman, Instituto Bayard y más tarde el Colegio ORT, el Tarbut, la Universidad de San Andrés y a los Colegios Nacional de Buenos Aires y Carlos Pellegrini.

Durante esas 15 clases los alumnos crean la empresa, eligen sus autoridades, la capitalizan vendiendo acciones, arman su Plan de Negocios y la operan con sus distintos departamentos: producción, marketing, recursos humanos y finanzas. Las “empresas” se capitalizan vendiendo acciones a quienes confían en el proyecto y también en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

El poder comprobar con sus propios ojos cómo la actitud emprendedora logra transformar una idea en un proyecto tangible que reparte dividendos ha sido de vital importancia para el más de millón de alumnos que a lo largo de estos 30 años pasaron por nuestros cursos.

Desde ya, la obra de la fundación no podría haberse llevado a cabo sin la apasionada tarea de miles de voluntarios, entrenados especialmente y encargados de impartir los cursos.

“Hacer dinero”

A lo largo de la historia los hombres siempre han considerado a la riqueza como algo estático, de una cantidad fija; y como tal la misma estaba allí para ser apropiada, o solicitada a través de súplicas, heredada, compartida, robada u obtenida como un favor especial.

Fueron los norteamericanos los primeros en entender que la riqueza se crea. La expresión “to make money” (traducible como “hacer dinero”) contiene la esencia de la moralidad humana ya que por primera vez se comprende que la riqueza se puede crear.

La idea de que la riqueza está fija y que el secreto de un buen gobierno consiste en distribuirla con “equidad”, “fraternalmente” y con “justicia social” fue reemplazada gracias a esta comprensión, por la idea de que un buen gobierno es aquel que crea un marco jurídico apropiado de defensa y respeto por la propiedad privada para que la riqueza pueda reproducirse sin límite, creando abundancia y prosperidad.

El viejo dogma Montaigne (“La pobreza de los pobres se debe a la riqueza de los ricos”) quedó pues en desuso, con la evidencia palpable de que la riqueza se puede crear y reproducir sin límites. Ya no se trataba de distribuir las escasas manzanas del árbol sino de crear un huerto que genere abundancia.

Un mundo que apenas había logrado alimentar a 1000 millones de personas a comienzo del siglo XVIII en condiciones de rústica supervivencia y apenas 30 años de vida promedio, sufriendo hambre y pestes, pasó a alimentar a 7000 millones y duplicar la cantidad de años de expectativa de vida promedio dentro de un confort creciente.

Esta fue la idea que trajo Junior Achievement al país y que de a poco comienza a ser comprendida especialmente entre nuestros jóvenes.

Durante estos 30 años la fundación se expandió por todo nuestro territorio: junto a Lucas Hadad y los empresarios Claudio Caprile, Miguel Rosenthal y Eduardo Llovet en la Provincia de Santa Fe; junto a Edgardo Donato y el empresario Sergio Roggio, los Pagani y los Minetti en Córdoba; junto a Daniel Pereyra, Lucy Pujals y los Pulenta en Mendoza; junto a José Godoy y Paul Blackwedell en Tucumán; junto a los Martorell y Cha Usandivaras en Salta; junto a Marcelo Fretes y el ministro Felipe de los Ríos en San Juan; junto a Gabriel Sánchez Zinny en Provincia de Buenos Aires, Jorge Macri en Vicente López; junto a Esteban Bullrich, Soledad Acuña, Ricardo Zinn (Fundación Carlos Pellegrini), Steven Darch (JP Morgan), Santiago Soldati (Sociedad Comercial del Plata), Carlos Fedrigotti (Citibank), Guillermo Yeatts (Sol Petroleo), Alejandro Bottan (General Electric), Claudio Muruzabal (SAP), Enrique Duhau (Administración Duhau), Pablo Cairoli (Capital Markets), Matías Brea (Brea-Solanz), Cristiano Rattazzi (Fiat Motors), Patricio Greco (SC Johnson) y Sean Summers (Mercado Libre) en la ciudad de Buenos Aires.

A lo largo de estas tres décadas hemos alcanzado a más de 1 millón de alumnos en cursos impartidos en 20 provincias. En el año 1996 nos ganamos el premio Fuqua el mejor JA del mundo. Por pedido de JA International colaboramos en la Fundación de JA en Chile junto al candidato presidencial Joaquín Lavin, en Paraguay junto a Ian Speranza y la Fundación Paraguaya para el Desarrollo, en Bolivia junto a María Fra Amador, en Brasil junto a Andre Loiferman y Vilma Araujo Santos y en España junto a Hernán Marín y Francesco Vanni D Archirafi (Citicorp España).

También lo intentamos junto a Cáritas y los Pastores Evangelistas en Cuba pero el régimen de Fidel Castro hostilizaba a nuestros profesores y los expulsaba de la isla: José Ignacio García Hamilton (el historiador), José Benegas (escritor), Rosa Pelz (impresora y editora), Ximena Jankelevicius, Ponciano Vivanco, Ricardo Ribatto y la valiente Carolina Feuillant sufrieron la intolerancia del régimen comunista.

Enseñar a desarrollar el espíritu emprendedor no es tarea sencilla. Pudimos lograrlo gracias a la excelencia de nuestros directores educativos: Paula Bullrich, Constanza Oxenford, Mariano Ulanovsky, Matías Eisbruch, Verónica Viel Temperley y Mariana Furchi Sly, entre otros destacados profesionales. Cuidaron los aspectos legales y contables Don Osvaldo Canova (Harteneck y Lopez), Fermín del Valle (Deloitte) y Fernando Ruiz (Ruiz y Asociados) y difundieron nuestra tarea desde los medios Gabriel Griffa (Apertura), Julio Saguier (La Nación) y Daniel Hadad (Infobae) como periodista y empresario. El escribano Armando Paganelli nos mantuvo al día durante todos estos años con las exigencias de la Inspección General de Justicia.

En una Argentina empeñada en poner obstáculos, impuestos y regulaciones al sector productivo y en donde la puja distributiva por una torta cada vez más chica se acentúa, la labor persistente de Junior Achievement enseñando actitud emprendedora y que la riqueza se puede crear pasó a ser de primordial importancia.

Quien esto escribe, ya retirado y dedicado a la difusión de ideas y principios en defensa de la libertad desde la Fundación para la Responsabilidad Intelectual, hace votos para que Noel Zemborain (mi sucesora y actual directora de Junior Achievement Argentina), su actual Presidente Claudia Boeri (SAP Latinoamérica Sur) y los empresarios que apoyan la fundación puedan continuar con esta gran obra en beneficio de nuestros chicos y del país.

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