Tres claves que explican por qué la innovación es el camino hacia las soluciones en alimentación

La tecnología o el producto por sí solos no funcionan. El productor solo, tampoco puede lograrlo. Es un mandato de estos tiempos la construcción de verdaderas alianzas potenciadoras de eficiencia, eficacia y sostenibilidad

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Granos de soja (REUTERS/Ueslei Marcelino/Archivo)
Granos de soja (REUTERS/Ueslei Marcelino/Archivo)

Más rendimientos con menos recursos en un entorno de condiciones climáticas cambiantes. Esta ecuación resume el desafío que enfrentan los productores hoy en todo el mundo, incluida, por supuesto, la Argentina y la región.

Estos factores originan situaciones de estrés en todos los niveles. Y cuando se los combina con las tendencias mundiales, tales como el rápido crecimiento de la población y la mayor demanda de alimentos nutritivos, implica que los productores necesitan herramientas innovadoras para responder.

Podemos decir, entonces, que la innovación es el camino más seguro y sustentable para dinamizar soluciones en alimentación. Es clave que todos los que forman parte de la vida activa del sector tomen nota de los cambios y la evolución del campo, que se manifiesta en múltiples órdenes.

Hoy sabemos que:

1. El usuario y su entorno son los protagonistas de las nuevas tecnologías, los productos y las soluciones

La innovación no es un atributo exclusivo de las compañías. Los codesarrollos son la norma del día: alianzas con otros generadores de innovación de otras escalas y de otras industrias suelen iluminar nuevos y más eficientes y sustentables caminos. También el involucramiento temprano de los usuarios es la clave. Los productos en manos tempranas de los usuarios obtienen mejoramientos continuos, lo que permite llegar a soluciones más eficientes. Ciertamente, esto permite que se desarrollan productos pensando y trabajando de la mano de los usuarios en temas de sostenibilidad e impacto ambiental positivo. El consumidor es así protagonista en la forma de innovar.

La innovación no es un atributo exclusivo de las compañías. Los codesarrollos son la norma del día: alianzas con otros generadores de innovación de otras escalas y de otras industrias suelen iluminar nuevos y más eficientes y sustentables caminos

2. Vender y comprar no alcanza: trascendamos las transacciones y promovamos alianzas clave

La tecnología o el producto por sí solos no funcionan. El productor solo, tampoco puede lograrlo. Es un mandato de estos tiempos la construcción de verdaderas alianzas potenciadoras de innovación, cambio y, por ende, de eficiencia, eficacia y sostenibilidad. O, lo que es lo mismo: el desarrollo de una agricultura de impacto positivo. Es por esto que desde las compañías buscamos estar cerca del productor, trascender la simple transacción, fortalecer las comunidades y los entornos productivos que permiten maximizar el conocimiento y las experiencias colectivas. Esto incluye el empleo de herramientas digitales, los ecosistemas de redes sociales y los múltiples avances en la comunicación para tender los puentes hacia el progreso.

3. La experiencia como centro

El enlace entre los actores clave del agro ya no resulta satisfactorio si se lo concibe como una simple transacción. Los términos de los intercambios entre compañías y productores cambiaron, cambió el lenguaje y sobre todo, cambió el lugar que ocupa la experiencia en la decisión de compra. Se demanda hoy de una relación más profunda, donde ya no solo importa el producto, sino también la experiencia de compra, que debe ser distinta, ágil, moderna y transparente. Cada producto no debe ser concebido individualmente, sino como un componente de un modelo hacia una mejor agricultura, maximizando productividad en perfecto balance con el ecosistema. Esto es: sostenibilidad en todas las dimensiones.

La agricultura del siglo XXI nos interpela a innovar. El futuro está en el campo.

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