La Cámara Nacional Electoral definió esta semana el nuevo cronograma de cara a las elecciones primarias de septiembre y las generales de noviembre. A un mes de la fecha límite para presentar las alianzas electorales es conveniente analizar cómo se prepara la oposición para una votación trascendental, en un contexto marcado por la pandemia.
No son pocos los referentes que declaran y actúan como si ya estuviéramos en 2023, a días de las presidenciales. Sin dudas, ese no es el camino. Para llegar a esas elecciones con una propuesta competitiva primero debemos ganar una batalla central en este 2021: la del equilibrio. Tenemos el enorme desafío de renovar nuestra fuerza parlamentaria para evitar que el kirchnerismo alcance una mayoría automática en el Congreso que le permita consagrar su agenda de impunidad.
Juntos por el Cambio renueva 60 de las 115 bancas que tiene en la Cámara de Diputados: el 47% de las 127 que se ponen en juego. Serán claves los resultados de la Provincia de Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe y Mendoza para no retroceder casilleros en esta disputa por definir el rumbo de la Argentina en los próximos años. Los números hablan por sí solos. El trabajo que tenemos por delante es mayúsculo y el deseo de estar a la altura de las circunstancias, también.
La noción de equilibrio a la que me refiero trasciende por mucho el ámbito parlamentario. No se trata únicamente de una cuestión cuantitativa, del peso específico de cada bloque en las cámaras legislativas. En la medida que logremos impedir la aprobación de iniciativas que lesionan la Constitución y el federalismo, y que hoy el oficialismo tiene bloqueadas (reforma judicial, modificación del Ministerio Público Fiscal, ley de superpoderes), también vamos a generar en la ciudadanía la confianza que actualmente les niegan tanto la coyuntura incierta como la desorientación del Gobierno.
En otras palabras, nos jugamos la posibilidad de demostrar que otro país no solamente es deseable, sino posible. De representar la esperanza de millones de personas que no encuentran respuestas y están abrumadas por la pandemia, la crisis económica, el cepo educativo y la desidia de las autoridades. Estas elecciones serán el punto de partida de una carrera corta pero intensa hacia 2023. Nuestra responsabilidad es poner sobre la mesa el esfuerzo, la creatividad y la apertura que amerita esta situación para posicionarnos de la mejor manera para volver a ser Gobierno.
En este sentido, es fundamental que todos los que integramos Juntos por el Cambio y también quienes muestran interés por unirse en las próximas semanas nos grabemos a fuego que la gestión deficiente del Gobierno incrementa nuestras responsabilidades. En tanto pretendemos transformar de raíz este país, no podemos mirar para otro lado ante la falta de transparencia y la improvisación constantes.
Pero de ningún modo los errores del oficialismo determinan nuestro programa: la UCR lidera un proyecto moderno y sensato, cuyos objetivos superan la lógica populista, por definición limitada y cortoplacista. Es decir, estamos preparados para cambiar la realidad en serio y no para poner parches transitorios donde el kirchnerismo fracasó una y otra vez.
Hay un porcentaje del electorado que oscila entre el 25% y el 30% que al día de hoy no se decanta por ninguna opción. A esos votantes tenemos que interpelarlos y decirles con todas las letras que para bajar la pobreza hay que producir más. Que la puja distributiva sin un desarrollo genuino que la sustente agrava la inflación y profundiza las desigualdades. Vamos a encauzar la política económica para promover un crecimiento sostenido del PBI, para crear nuevos puestos de trabajo y recuperar el poder adquisitivo de los salarios.
Aprendimos por las malas cuán nocivo es el manejo opaco de los recursos públicos y el rechazo de los funcionarios a dar explicaciones. La buena política se basa en datos. En información precisa y contundente. Queremos regenerar la democracia dando la cara, convocando a todos los sectores y generando las condiciones para un diálogo horizontal auténtico.
Las pymes explican el 70% del empleo privado de la Argentina. La transformación digital de estas empresas amortigua enormemente el impacto de la crisis. La capacitación y la puesta en marcha de apoyo crediticio para que puedan mejorar su presencia en las redes, avanzar con el comercio electrónico y con estrategias de marketing ajustadas a los tiempos de hoy, es un imperativo incuestionable para todo proyecto político que, como el nuestro, apuesta a encontrar nuevas soluciones para el mundo del trabajo y la producción.
No habrá 2023 sin un 2021 que nos consolide como alternativa frente a una sociedad angustiada y con pocas expectativas de que el panorama mejore. Juntos por el Cambio no nació para comentar la realidad, sino para transformarla. El radicalismo pondrá todo de sí para alinear en una fuerza política progresista y con vocación de poder a todas las expresiones que crean en la igualdad de oportunidades, en la educación de calidad y en el desarrollo integral de la Argentina.
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