La Argentina carece de moneda, el sistema bancario es raquítico y no genera depósitos suficientes para poder financiar un desarrollo vigoroso.
El peso moneda nacional acusa el efecto de la inflación más grande y persistente de la historia de la humanidad, superando por 181 veces la Gran Hiperinflación Alemana de 1921. El nivel general de precios aumentó en Argentina 816 billones (millones de millones) de veces entre 1946 y el presente. Ello invalida dos de sus funciones esenciales: ser Unidad de Medida confiable y Reserva de Valor. Queda limitada tan solo a su tercera función: ser un instrumento de cambio, en este caso imprevisible.
Si el valor del peso se deteriora permanentemente, si la inflación es crónica (se estima que este año no será inferior al 52%), si fluctúa caprichosamente, si oscila alocadamente, es lógico que sea inservible como patrón estable para medir el valor de los bienes y como reserva de valor que atraiga el ahorro y las inversiones.
Si el valor del peso se deteriora permanentemente, si la inflación es crónica (se estima que este año no será inferior al 52%), si fluctúa caprichosamente, si oscila alocadamente, es lógico que sea inservible
Esta desenfrenada inflación además de dejarnos sin moneda ha destruido el sistema bancario, hoy es el más pequeño y raquítico de toda América, representa apenas 14% del PBI. El país está último en el ranking de la bancarización con relación al PBI, detrás de Haití, Bolivia y Paraguay y de todos los demás países del continente.
Tarea incumplida
¿Quién es el responsable de crear una moneda que pueda cumplir cabalmente todas sus funciones esenciales? ¿Cuál de los tres Poderes del Estado es el principal responsable de la grave falencia actual? El Congreso de la Nación que según el artículo 75, inciso 11 debe “Hacer sellar moneda, fijar su valor y el de las extranjeras”. El Congreso comete una doble omisión: no fija el valor de la moneda doméstica que es su poder adquisitivo y tampoco fija el valor de la divisa internacional que es el dólar.
La única alternativa probada para lograr en forma inmediata una moneda estable a perpetuidad, es crear una moneda indexada ontológicamente estable conforme a las enseñanzas de la Escuela inglesa del Siglo XIX con economistas de la talla de Alfred Marshall y de Irving Fisher, tal como hizo Chile hace 53 años cuando el Presidente Eduardo Frei Montalva creó la UF, Unidad de Fomento que ha hecho posible el formidable crecimiento de la economía chilena.
La UF chilena ha tenido cero por ciento de inflación durante 53 años, mientras el dólar en idéntico lapso subió 805%. Esa estabilidad monetaria le ha posibilitado al país vecino disponer de crédito bancario abundante a 25 años de plazo con interés del 3% anual, y generar enormes inversiones que han hecho posible su vigoroso desarrollo.
La Argentina, en cambio, en lugar de crear su propia moneda soberana, se ha recostado sobre el dólar recurriendo transitoriamente a la convertibilidad. El resultado ha sido un rotundo fracaso. Este año la inflación superará el 52% anual y la economía está estancada desde hace más de una década. Tenemos la combinación más letal para la economía: stagflation. Estancamiento con inflación crónica.
Tenemos la combinación más letal para la economía: stagflation. Estancamiento con inflación crónica
Se necesita crear una moneda soberana de curso legal y forzoso indexada para que sea estable a perpetuidad y permita prestar a largo plazo sin quebrantos para el sistema bancario y sus ahorristas, que tienen que tener de antemano certeza plena de que al vencimiento del préstam se les va a reembolsar íntegramente el capital con sus intereses, sin pérdida alguna de poder adquisitivo.
Una muy buena noticia
La herramienta básica ya ha sido creada en base a mi libro: “La moneda virtual”. Es la UVA, Unidad de Valor Adquisitivo indexada por el CER, Coeficiente de Estabilización de Referencia, creada por el Banco Central en marzo de 2016. De la noche a la mañana reapareció el crédito. En 2016, el Banco Nación tomó la delantera y lideró el cambio. Volvieron las hipotecas de largo plazo a treinta años y a baja tasa: apenas el 3,5% de interés anual.
Pero todo duró un suspiro, porque fue una buena iniciativa con una mala terminativa. El Banco Central creó la UVA, pero cometió una omisión imperdonable: no gestionó ante el Congreso de la Nación su conversión en una verdadera moneda de curso legal y forzoso para que su uso fuera obligatorio y así el sistema monetario estuviera generosamente alimentado y pudiera tener un vigoroso crecimiento ininterrumpido.
Aunque se ha perdido un tiempo precioso, todavía se está a tiempo para tomar dos medidas legislativas simultáneas: 1) creación por ley del Congreso del peso UVA ($UVA) como moneda indexada de curso legal y forzoso siguiendo el ejemplo exitoso de Chile con la Unidad de Fomento, UF; y 2) implantación de la bancarizacion obligatoria de todas las Obligaciones Dinerarias Relevantes de la economía que estarán enumeradas por ley del Congreso, ya sea por su monto o por su naturaleza e implicancia en el contexto macroeconómico.
Estas dos medidas trascendentales tendrán efectos económicos y sociales formidables. Lo primero que debe indexarse en $UVA son los salarios, sueldos y jubilaciones, para resguardar al Pueblo de la hemorragia de la inflación del 4% y 5% mensual que lo está desangrando castigando gravemente el consumo. El trabajador y la clase pasiva deben quedar blindados contra la inflación. Su ecuación económica debe quedar calzada: cobrar y pagar todo en la misma moneda estable: el $UVA.
En segundo lugar, fijar el valor del dólar nominándolo en pesos UVA para que se mantenga actualizado con la evolución de la inflación. Hoy el valor del dólar se debe fijar en dos pesos UVA que coincide con el dólar libre o blue. Hoy en día, el peso UVA vale $78,78 moneda nacional, y, por lo tanto, dos pesos UVA son $157 que coinciden con la cotización del dólar billete libre. O sea, el dólar blue.
Teniendo estos dos valores fijados por ley del Congreso, se podrá contar con una unidad de medida de poder adquisitivo constante -peso UVA- para las operaciones en moneda local y otra unidad de medida de la moneda extranjera: dos pesos UVA que equivalen a un dólar billete de libre disponibilidad, o dólar blue. En caso de fluctuaciones el Congreso deberá ajustar su paridad.
Esta última cuestión es de enorme trascendencia porque pondría fin a la absurda dependencia que tenemos los argentinos del dólar. Usamos el dólar para pagar los inmuebles, los automotores importados, y en general los bienes registrables, como aviones y barcos.
Como la moneda peso UVA es de curso legal y forzoso, todas las obligaciones dinerarias pactadas en territorio nacional deberán pagarse en pesos UVA, siendo inválido el pago en dólares u otras divisas extranjeras.
Como la moneda peso UVA es de curso legal y forzoso, todas las obligaciones dinerarias pactadas en territorio nacional deberán pagarse en pesos UVA, siendo inválido el pago en dólares u otras divisas extranjeras
Quien tiene atesorados los dólares con intención de comprar bienes registrables deberá proceder a venderlos al BCRA en el Mercado Único de Cambios y pagar en pesos UVA el bien registrable, a la paridad fijada por el Congreso Nacional. De este modo, se dejaría de dilapidar divisas, comprando bienes que ya están nacionalizados y el BCRA tendría un excedente de divisas de unos USD 30.000 millones anuales que deberán utilizarse para pagar deuda externa, evitar los crónicos defaults y obtener el rango de investment grade como tienen los vecinos Chile, Uruguay, Brasil, Perú, Colombia, México y Panamá y transformarnos en un país respetable. Ese es el uso ortodoxo de las divisas.
Los recursos están
La Argentina tiene todos los insumos y elementos para un vigoroso programa de desarrollo de nuestra economía, que permita superar las carencias básicas que son pocas, apenas cuatro, pero de gran volumen y valor: vivienda digna, redes de agua potable, cloacas y gas natural, caminos pavimentados, y la Red Federal de Autopistas.
Todos estos bienes se pueden construir movilizando recursos que están en oferta excedente en la Naturaleza, como la tierra, la arena, la piedra y el cemento que no es otra cosa que piedra molida y calentada a 1.300 grados con gas natural, que también tenemos en abundancia en Vaca Muerta.
Pero ninguna de estas carencias esenciales para el bienestar del Pueblo puede afrontarse con éxito y en gran escala, sin crédito bancario de largo plazo y baja tasa de interés. No se necesita crédito en dólares ni en divisas porque todos son recursos internos, domésticos, que están disponibles en el territorio nacional. No requieren importaciones. No se necesita pedirle permiso a ningún gobierno extranjero para explotarlos intensivamente. Sólo se debe estructurar una Política de Estado Soberana y aplicarla a rajatabla con honestidad, idoneidad, fervor patriótico y confianza en el Pueblo.
La gran transformación vendrá del lado del crédito bancario. Como decíamos, todas las obligaciones relevantes van a tener que pagarse en forma bancarizada. De este modo, los bancos van a tener una catarata inagotable de depósitos blindados contra la inflación porque estará nominado en $UVA, o sea en moneda constante. Y los depositantes también van a quedar blindados contra la inflación, porque todos los depósitos bancarios estarán nominados en $UVA.
Sólo se debe estructurar una Política de Estado Soberana y aplicarla a rajatabla con honestidad, idoneidad, fervor patriótico y confianza en el Pueblo
Los depósitos provenientes del público son esenciales para la vitalidad de los Bancos porque las entidades financieras no prestan su capital, sino el dinero que reciben de sus clientes por medio de los depósitos. Por lo tanto, si no hay depósitos de los clientes de los Bancos, el crédito bancario no existe, o es insuficiente para un vigoroso desarrollo de la economía.
Y el país necesita imperiosamente generar una catarata constante de depósitos que se puede lograr con la Bancarización Inducida.
Hablamos de catarata de depósitos porque el primer año de vigencia de la bancarización inducida los depósitos podrán crecer 25% del PBI que equivalen a USD 100.000 millones. Recalcamos: no son dólares, sino $UVA. Pero esto es justamente lo que se necesita: una moneda soberana de curso legal estable a perpetuidad. En el segundo año alcanzarán el 50% del PBI (equivalentes a unos USD 200.000 millones). Para llegar en el cuarto año al 100% del PBI, que serán equivalentes a USD 400.000 millones. Esto significa, nada más y nada menos, que el volumen del crédito bancario será igual al PBI, que es lo que ocurre en los países desarrollados.
¿Qué haremos con semejante volumen de crédito? Se necesita empoderar a las familias con créditos para construir dos millones de viviendas dignas y cumplir con la Constitución Nacional.
La Argentina es el único país del mundo que reformó su Constitución -1957- para garantizar al Pueblo vivienda digna. Promesa que nunca se cumplió y hoy tenemos millones de habitantes viviendo en barrios precarios ignominiosos.
Se necesita construir dos millones de viviendas dignas repartidas en todo el territorio nacional. Desde Jujuy hasta Tierra del Fuego y desde la Cordillera hasta el Atlántico. Con esas obras se podrá lograr simultáneamente dos metas portentosas: pleno empleo productivo y vivienda digna para todos.
Pero el Plan de Desarrollo no se agota con las viviendas. Éste es sólo el inicio del Gran Plan. Apenas un aperitivo. Se necesita, además, construir 80.000 km de redes de servicios de agua potable, cloacas y gas natural, 100.000 km de caminos pavimentados y 13.500 km. de autopistas para garantizar conectividad a todo el territorio nacional.
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