Argentina está viviendo una gran crisis, mucho más grave que la crisis del 2001. Crisis que me tocó vivir muy de cerca, pero que tenía varios elementos favorables: veníamos de una economía sin inflación, de instituciones que estaban consolidadas y funcionaban los partidos políticos
Esto ayudó a encontrar un camino de salida rápido, democrático, de unidad nacional, en manos de un gobierno de transición como lo fue el de Eduardo Duhalde. Esa Argentina se encuentra hoy con una altísima inflación, sin instituciones fuertes, muy debilitadas y sin partidos políticos. Lo que le otorga una gravedad enorme, porque hay que resolver cuestiones con instrumentos que no contamos. La democracia sabe resolverlos, pero con un funcionamiento institucional que hoy no tenemos.
Por eso yo le confiero al Peronismo Republicano, una enorme importancia. Este peronismo es un espacio político que nada tiene que ver con el kirchnerismo. Ellos tienen su partido, tienen el derecho de ser una fuerza de izquierda setentista, de creer que Venezuela, Nicaragua y Cuba son modelos a seguir. El Peronismo republicano no cree esto.
Como Peronista, -llevo haciendo política hace más de 50 años- he visto que la tercera posición fue muy válida para nosotros hasta la caída de la URSS. Cuando esto sucede ya no había opción. Quedaba una sola. El otro modelo se cayó pues fracasó. Ese fracaso no se va a revertir con recuerdos, con relatos o con retóricas.
Cuando uno está atrasado, como nos ocurre lamentablemente, debemos copiar a los que les va bien. La única ventaja que tiene el estar atrás es poder mirar al que va adelante. Entonces, copiemos a los que les va bien. A la Europa que logró salir de la pobreza y el enfrentamiento. A Estados Unidos. A la economía china, que es una economía capitalista, liberal y privatista.
Debemos ser realistas y no inventar nada. Las reformas que nos lleven a ese éxito económico solo se lograrán con el Peronismo dentro de un gran frente de oposición. Cuando digo Peronismo digo Peronismo Republicano, democrático y federal. Nuestro peronismo tiene que ser una de las cabezas importantes de ese frente de la oposición junto con el radicalismo y el PRO. Lo que dará garantía de gobernabilidad.
Ese peronismo al que pertenezco y que reconoce en Miguel Ángel Pichetto su liderazgo. Muy importante para nosotros, pero también para los no peronistas pues es un hombre que busca consensos.
Porque el Peronismo es sinónimo de unidad, de armonía: la armonía entre el capital y el trabajo; la armonía de la Argentina y el mundo. Armonía que se tiene que traducir en forma inmediata, en un gran frente opositor que nos saque de esta crisis que estamos viviendo. La democracia permite a través del voto dar las respuestas que de otra manera no llegan.
Y el ejemplo fue en Misiones. En el 2019, hace solo dos años, la oposición, formada por el PRO y el radicalismo, consiguió obtener 3 diputados provinciales y el 16 % de los votos. Hoy, en el 2021, se incorporó a ese frente el Peronismo republicano, vino Miguel Pichetto a acompañarnos y duplicamos ese porcentaje y la cantidad de diputados provinciales.
Quiere decir que el camino es este, el de un gran frente opositor. El de la Unidad de los que pensamos distinto al kirchnerismo. Esa unidad no es difícil de obtener.
Hoy en realidad el único riesgo, el único problema que avizoro para esa gran unidad, es la visión de los que creen que puede existir la tercera vía. Esa tercera vía, ayer, fracasó estrepitosamente en Misiones. El pueblo, que hace un análisis más simple que nosotros los dirigentes, vota al oficialismo o vota a la oposición.
Por eso la oposición debe estar integrada por todos los que pensamos institucionalmente distinto a lo que piensa el kirchnerismo. No falta mucho. Ayer quedaron afuera 4 o 5 puntos de los que integraron esa tercera vía.
No olvidemos que la provincia de Misiones, en materia de elecciones, es un laboratorio de ensayo cuyos resultados luego se extrapolan a nivel nacional. Anticipan la onda nacional. De allí su gran importancia y el deber de hacer una lectura clara: hubo una caída vertical del kirchnerismo radical (que encarnan Closs y Rovira ) y un gran crecimiento del frente opositor que ya tiene tres cabezas . Hay que entender que los integrantes de un frente opositor no se dividen en cabeza y pata. Nadie quiere ser pata. Menos el peronismo.
El Peronismo es una cabeza junto con otras cabezas a la que les otorga la misma importancia. Llámense estas Radicalismo y PRO. Nuestro fundador, el general Perón siempre fue frentista y buscó acuerdos y consensos. Así lo hizo entendiéndose con Balbín, dándole a la Argentina un grado de convivencia que no habíamos tenido antes. Carlos Menem también hizo lo mismo.
Cuando con soberbia, en el 83, los peronistas creímos que íbamos a ganar, perdimos. Alfonsín fue más peronista que Luder. No hicimos un frente. Lo remediamos inmediatamente y volvimos a la senda del triunfo. Pero el triunfo no era lo más importante. Entendimos en ese momento que lo importante era la gobernabilidad.
Por ello, para que Argentina hoy pueda salir de esta terrible crisis y hacer las reformas que son urgentes debe constituir un gran frente de oposición integrado por todos los que creemos y pensamos distinto que el oficialismo kirchnerista.
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