Recientemente se conocieron datos del año 2020 que afirman que siete millones de personas en todo el mundo debieron abandonar sus hogares debido a las catástrofes naturales. De ellos, 4,5 millones están en el continente americano. El informe, realizado por el IDMC (Internal Displacement Monitoring Centre) indica que el cambio climático es el principal responsable de esta situación que a futuro tenderá a agravarse.
Lluvias intensas, sequías, inundaciones, entre otros fenómenos, han demostrado que el clima ha cambiado de manera drástica y son los habitantes de las zonas más vulnerables quienes lo sufren directamente.
A estos fenómenos climáticos se suman los estragos causados por la pandemia de coronavirus, que nos enfrenta a una de las crisis más serias de la historia moderna. Si bien el origen del COVID19 es materia de debate por esto días, las consecuencias del actual vínculo de la humanidad con el ambiente están causando profundos daños.
Hoy todos sabemos que las cuestiones ambientales y el cambio climático no conocen fronteras. Por esta razón, al trabajo que desarrollamos a diario desde la Ciudad es necesario sumar los esfuerzos de todas las provincias del país para crear políticas nacionales que nos permitan actuar de manera conjunta, planeando soluciones a largo plazo que den respuesta a los problemas que el cambio climático genera de manera local y a nivel nacional.
Trabajar de este modo nos permitiría generar sinergia en la gestión y ofrecer nuevas alternativas a todos aquellos ciudadanos preocupados por la cuestión ambiental. Un informe realizado The Economist Intelligence Unit (EIU) y basado en un estudio solicitado por la Organización Mundial de Conservación (WWF, por sus siglas en inglés) demostró que, entre 2016 y 2020, en Argentina la preocupación de las personas encuestadas por la pérdida de fauna y flora aumentó de un 95% a un 98%.
Este trabajo se publicó en 27 idiomas y abarcó 54 países, donde se midió el compromiso, conciencia y acción a favor de la naturaleza y la biodiversidad, reflejando que la preocupación por consumir menos recursos que comprometan el ambiente para las generaciones futuras pasó del 60% al 70%. Mientras que las conversaciones en Twitter sobre la pérdida de la biodiversidad y daño a la naturaleza crecieron un 444%. Los ciudadanos demuestran su fuerte preocupación en cuanto a lo ambiental y quienes tenemos la responsabilidad de gobierno tenemos el deber de actuar en consecuencia profundizando y ampliando el alcance de las políticas públicas.
Este Día del Ambiente nos encuentra en medio de dos grandes desafíos: tomar compromisos fuertes y medibles para contener el cambio climático y redefinir la relación que tenemos con la naturaleza para evitar una nueva crisis sanitaria como la que estamos atravesando.
Desde 2007 la Ciudad de Buenos Aires ha desarrollado diversas políticas tendientes a lograr la adaptación y la mitigación ante el cambio climático. Para seguir con esta línea de trabajo, este año hemos presentado la tercera edición del Plan de Acción Climática donde reunimos todas las acciones de corto, mediano y largo plazo que debemos llevar adelante para actuar ante el cambio climático.
Tomamos el compromiso de ser una ciudad carbono neutral, resiliente e inclusiva para 2050 y es esta meta la que ha guiado el desarrollo del Plan de Acción Climática que tiene entre sus objetivos: reducir el 53% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030 y el 84% para 2050. Esta meta intermedia posiciona a Buenos Aires entre las ciudades más exigentes en el cumplimiento de sus compromisos climáticos.
La preocupante situación ambiental se manifiesta a través de los fenómenos climáticos extremos y de las crisis sanitarias y migratorias a escala global, exigiéndonos de forma irrevocable multiplicar los esfuerzos para construir un futuro ambientalmente seguro e inclusivo, que sea efectivo en la conservación de la biodiversidad y eficiente en la reversión de las condiciones que aceleran el cambio climático. Tarea que nadie hará por nosotros.
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