Ni buenismo ni pobrismo, luchar por la cultura del trabajo

Creer que la falta de crecimiento económico se resuelve con subsidios y emisión monetaria es un gran cóctel explosivo

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Trabajadores de la construcción en
Trabajadores de la construcción en Buenos Aires

Es inevitable que en poco tiempo se acerquen las PASO y los frentes políticos comiencen su raid de negociación y especulación por la disputada de una banca nacional o provincial.

Nuestro país necesita que se construya una opción que legisle realmente para la gente y plantee un verdadero despertar en la política trabajando en un plan de gobierno inclusivo con todos los sectores. Los independientes, comerciantes, empresarios, industriales, sindicatos, Pymes. Un espacio que incluya sin dudas y sin mentiras a los que tienen planes sociales para que puedan insertarse en el mundo laboral, y dejen de ser simplemente un número dentro de la pobreza o el desempleo. Un nuevo lugar donde el sentido común y las buenas costumbres de ciudadanos responsables comience a reinar en una dirección clara sin ser influidos por los “buenismos y pobrismos” tendiendo como objetivo el ascenso social y el fortalecimiento de la clase media trabajadora. Son los valores del Peronismo Republicano en donde uno tiene que producir como mínimo lo que consume.

Argentina necesita urgente un cambio de rumbo para que la esperanza deje de ser Ezeiza y comience a crecer como un país normal que quiere que las personas vivan tranquilas, en paz y con futuro. En tiempos donde la palabra ya no es válida, no se respetan las instituciones y el mercado es cada día más escaso, con un escenario de un muy mal manejo nacional de la pandemia, siendo meros espectadores de la vacunación en casi todo el mundo.

En Argentina a los desórdenes que tenemos en materia económica, política y socio sanitaria le ganamos con más institucionalidad, más sector privado, más inserción en el mundo y más sustentabilidad a largo plazo, menos corto plazo y coyuntura. Eso requiere liderazgo, estrategia, y en muchos casos requiere tomar decisiones políticas que no son simpáticas, basados en un pensamiento de un capitalismo inteligente y fundamentalmente moderno. Un cambio de ideas y generacional, acompañado de experiencia para no cometer errores del pasado.

La politización de resolver los problemas de la pandemia con restricciones, que nos han empobrecido más, encierro, el daño psicológico de no tener más salida que las decisiones de un gobierno cerrado a escuchar, no han funcionado ni van a funcionar. Creer que se resuelve la falta de crecimiento económico con subsidios y emisión monetaria es todo un gran cóctel explosivo que nos lleva a la oscuridad.

Las medidas económicas que acompañen este aislamiento deben ser de emergencia, a través de la intervención del Estado con un lock out financiero, implementando acciones de activación económica para aquellos a los que la cuarentena los ha expulsado del mercado de la economía circular. Medidas como por ejemplo: subsidios de sueldos completos, subsidios de cheques rechazados, subsidios de inversión productiva, orientado a comercios, pymes, y profesionales.

Nuestro país tiene un problema económico, que se refleja en sus índices más duros: más de 40% de pobreza, y un %70 de pymes y empresas que están al borde de la quiebra. Con ello no se descarta que la salud sea un valor prioritario y que deba ser garantizada por el Estado para toda la población. Pero aun habiendo reforzado el sistema de salud, todos nos encontramos expuestos a contraer el virus.

Mediante la implementación de un Aislamiento Responsable, Inteligente y de Emergencia sugerimos aplicar un modelo de convivencia donde se priorice la salud de la población, sin deteriorar la economía, ni dañar a la misma. Es responsable si se llevan a cabo acciones preventivas individuales de contagios, principalmente logrando que la población cumpla con el distanciamiento social, correcta higiene de manos, uso adecuado de barbijos y máscaras de protección, cumplimiento de protocolos de bioseguridad. Un aislamiento es inteligente sólo si se realiza en forma focalizada, con masividad de testeos de detección precoz de la enfermedad, separando los pacientes de acuerdo con la complejidad de los síntomas y siguiendo el R0 de los contagios.

Argentina era una potencia mundial por eso muchos inmigrantes vinieron y apostaron a este país, como nuestros abuelos. Hace 70 años Europa estaba empobrecida, los que emigraban, pensaban ir a la Argentina o a los Estados Unidos. Hemos perdido ese rumbo, hoy creemos que Argentina se tiene que poder permitir retomar ese camino. Va más allá de una política puntual, tiene que ver con el cambio cultural y de los valores predominantes y ahí es donde nos tenemos que dirigir. Necesitamos lograr una verdadera reconstrucción económica que haga foco principalmente en la movilidad social ascendente, donde vuelva a emerger la clase social y productiva. Necesitamos salvar vidas y usar la capacidad, la seriedad y el compromiso con un proyecto serio de país para salvar de inmediato a la clase trabajadora que está en peligro.

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