La Argentina se volvió loca con el tema Pfizer

La política ha convertido a la gran solución que tiene el mundo, que son las vacunas de ARN mensajero, en una gran controversia nacional

Ayer, el director del fondo COVAX, Santiago Cornejo, confirmó que el Gobierno le pidió que no enviara vacunas de Pfizer a la Argentina

Ayer se conoció el caso de un enfermero santafesino, llamado Rubén Bentos, que aún teniendo la doble dosis de la Sputnik falleció. No sé si es una coincidencia, una fatalidad o efectivamente es un problema. No lo puedo saber pero me llamó poderosamente la atención.

Nuestro número de vacunación del martes alcanzó las 238 mil personas. Argentina ha vacunado a unas 600.000 personas en los últimos tres días, que es una cifra obviamente mejor que la que veníamos registrando, pero sigue siendo la mitad de lo que debemos vacunar. El promedio de la semana por día es de 206 mil vacunados.

Pero acá se presenta el bendito problema de las segundas dosis. Esta semana van a llegar más de un millón de dosis de la vacuna Sputnik. Así Argentina superaría las 18 millones de dosis, aplicadas o disponibles, pero solamente el 14% de las personas que han recibido la vacuna han recibido la segunda dosis. Evidentemente tenemos un inconveniente acá severo con nuestro proveedor, el instituto Gamaleya, que debe tener complicaciones para producir y enviar la segunda dosis.

La brecha es muy grande entre la primera y la segunda dosis. Es cierto que el tema está en discusión en el mundo; hay gente que opina que se puede prolongar y otra que opina que eso no se debe hacer; pero lo cierto es que Argentina ha optado por prolongar la aplicación de la segunda dosis por el simple hecho de que no la tenemos.

El Gobierno anunció ayer que la vacunación general, fuera de las personas consideradas esenciales más las personas que tienen comorbilidades, va a comenzar recién en el mes de julio. Estamos lentos y atrasados con la vacunación normal, que en muchísimos países se aplica con mucho éxito.

En los próximos días se va a abrir el registro en la Ciudad de Buenos Aires para la vacunación de mayores de 50 años. Recién ahora estamos con la apertura del registro, veremos después cuánto se demora esto en que se haga realidad.

Pero Argentina tiene otro problemón. Solamente la Argentina ha convertido a la gran solución que tiene el mundo, que son las vacunas de ARN mensajero Pfizer y Moderna, en una gran controversia nacional. La propia política debiera analizar qué hicimos con esto.

El mundo normal ha aplicado ciento de millones de dosis de la vacuna de Pfizer. Ayer Ginés González García dijo un comentario que resulta insultante para la inteligencia promedio de los argentinos: ‘que en general los argentinos están enamorados de Pfizer’. ¿Pero qué pretende, que nos enamoremos de Soberana 2? ¿Qué nos enamoremos de la gotica milagrosa? Es obvio que la gente se enamora de lo que entiende que es una solución.

Ayer, antes del estallido del escándalo de COVAX, la ministra Carla Vizzotti, dijo: “Ni los de Pfizer pidieron los glaciares, ni el Gobierno pidió coimas”. Debate que ocurre solamente en la Argentina. Así ha desmentido los disparates que han dicho varios funcionarios como (Jorge) Rachid, de la provincia de Buenos Aires, o la diputada Cecilia Moreau, que lo dijo –en el Congreso– que la vacuna de Pfizer implicaba la pérdida de la soberanía.

El pintoresco señor Rachid que asesora al ministro (Daniel) Gollán y al gobernador (Axel) Kicillof, había dicho que efectivamente Pfizer había pedido a la Argentina los mismísimos glaciares. La señora Vizzotti, esta vuelta con bastante criterio, puso las cosas en orden.

Anoche apareció un fenomenal escándalo alrededor de una declaración que formuló el director para América Latina del Fondo COVAX, un fondo instituido por la OMS para intentar democratizar un poco el envío de vacunas a los países más afectados en materia económica. Se trata de Santiago Cornejo, dijo que Argentina no quiso que el Fondo COVAX le enviara las vacunas de Pfizer.

Excepto que este hombre esté en una instancia de delirio personal, yo presumo que esto debe ser cierto. No tiene por qué ofrecer semejante explicación inventada. El Fondo COVAX es una iniciativa apoyada por 190 países.

Pero ¿saben quién rechazó las vacunas de COVAX? Venezuela. Maduro dijo que no querían donaciones y no sé qué otra estupidez.

Acá estamos ante un flor de despelote. Presumo que mucha gente se va a enojar con esto. A mí me resultó muy ofensivo.

Ginés González García balbuceó una respuesta, llamando “caradura” a Cornejo.

Aclaremos algunas cosas.

Primero: no se supone que COVAX era el organismo distributivo de las vacunas, COVAX era un complemento, no la solución del problema.

Segundo: González García no responde a lo que dice Cornejo, lo califica de caradura, que COVAX incumplió los envíos, pero no contesta efectivamente los términos de los comentarios.

Y tercero: yo no sabía este criterio argentino de optar por las vacunas más baratas. La experiencia nos está mostrando que lo barato sale medio caro, en un país que tiene este inconveniente, por ejemplo con los rusos, que no tienen la capacidad de producir las segundas dosis.

Ha estallado una gran controversia alrededor de un tema muy lamentable, que se ha vuelto muy triste en la Argentina, que es haber hecho un gran despelote con la solución que el mundo ha ofrecido para la pandemia que son las vacunas. El Ministerio de Salud afirmó ayer que es falso que se haya rechazado el envío de vacunas Pfizer a través de COVAX. Así, el comentario de Cornejo fue desmentido por el ex ministro y la actual ministra.

La Argentina se volvió loca con el tema Pfizer. Estamos presentando un espectáculo tanto para los propios argentinos como para el mundo, completamente disparatado. Una gigantesca controversia, una novela ahora abonada por las propias autoridades del fondo COVAX, como no se ha visto nunca en el mundo.

(*) Comentario del periodista Marcelo Longobardi en Radio Mitre

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