El último dato de la inflación preocupa, pero no sorprende. El dato de abril marcó el quinto mes consecutivo de ascenso en la inflación interanual. El gobierno de Macri tuvo una inflación promedio del 41%. Con el dato de abril, la inflación promedio de Alberto Fernández se ubica en un 42,2%, superando por primera vez la marca de su antecesor. La inflación en Argentina no sólo es alta: es alta y con tendencia ascendente. A contramano de la profesión, el Gobierno se distrae con explicaciones multicausales de la inflación. Traduciendo la jerga, esto quiere decir que la inflación no es culpa del Gobierno, la inflación es culpa de la puja redistributiva de la riqueza.
Sin embargo, como las mentiras, las explicaciones multicausales de la inflación tienen patas cortas. En primer lugar, hay que insistir en que las explicaciones monetarias de la inflación se encuentran en cualquier manual escrito por cualquier economista en cualquier parte del mundo. La inflación como fenómeno monetario no es ni invento de Friedman ni una idea loca de economistas libertarios. No importa si el autor del manual de texto es de izquierda o de derecha, es progresista o conservador, es socialista o libertario. Sea quien sea el autor, el consenso es que la inflación es un problema monetario. A diferencia de lo que sostiene Cristina de Kirchner, en Argentina no mueren las leyes económicas, simplemente se las ignora. Si hay un país que ofrece un manantial de confirmaciones empíricas de los más básicos principios económicos es justamente Argentina.
Ir a contramano de los manuales de economía no es el único problema del argumento de la puja distributiva como explicación de la inflación. Otro problema es que para que la puja redistributiva sea un causante de la inflación, debe haber creación de riqueza sobre la cual se dé la famosa puja. Sin embargo, Argentina está en estanflación desde el 2011. En términos reales, la economía argentina hace una década que no crece. Especialmente en los últimos meses, hemos visto un salto de la pobreza y un número de empresas que se van del país. ¿Cómo funciona la teoría de la puja distributiva en un país en estanflación, con más pobres, y empresas que se van del país? Uno esperaría que esta teoría, sea cual sea el mérito que tenga, aplique en un país con una fuerte creación de riqueza. Recordemos que hay que explicar una inflación que supera el 40%, no unos meros 2 o 3 puntos de inflación anual.
Otro problema del argumento del Gobierno es que las explicaciones multicausales no tienen mucha inflación por explicar. Prácticamente el 100% del aumento de precios se correlaciona con aumentos en la oferta de dinero. El Gobierno argumenta que altas tasa de expansión monetaria en pequeños períodos de tiempo no tienen efectos inmediatos en el nivel de precios. Por supuesto que no es así. Existe algo que se llama rezago, presente en muchas disciplinas científicas. Rechazar el origen monetario de la inflación porque sus efectos no son inmediatos es como rechazar que fumar es perjudicial para la salud porque el atado de cigarrillos que me fumo hoy no me genera un problema de salud mañana. Es cuestión de sentido común que fumar perjudica la salud con rezagos. Si aplicamos el mismo sentido común a la inflación, vemos que la base monetaria y el agregado monetario M2 se expendieron entre el 2007 y el 2019 a un ritmo del 28% y 27% anual respectivamente. En el mismo período, la inflación promedio anual fue de un 31% anual. Hay varias maneras de explicar la diferencia entre el 31% de inflación y el 27% de expansión monetaria. Por ejemplo, la diferencia se puede deber a error o sesgo estadístico. Se puede deber también a una menor demanda de dinero. ¿Quién quiere pesos que se deprecian a esta velocidad? Podríamos también explicar la diferencia con argumentos multicausales. Pero el problema persiste. Del enorme problema inflacionario que tiene Argentina, las cuestionadas teorías multicausales tienen muy poco que explicar. Es necesario repetir. Estamos hablando de elevadas tasas de inflación, no de menores movimientos en el nivel de precios. Incluso si el Gobierno tuviese razón con la teoría de la puja distributiva, lejos está de ser el problema fundamental de la inflación.
Si el Gobierno aplicase la misma soltura y superficialidad con la que descarta las explicaciones monetarias de la inflación a la teoría de la puja distributiva, la misma no duraría ni un suspiro. Sin embargo, como dice el refrán, no hay peor ciego que quien no quiere ver (ni peor sordo que quien no quiere escuchar).
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