La Revolución de Mayo y el barro de la historia

Las distintas miradas nos permiten enriquecer la comprensión de procesos que jamás se desencadenaron con la claridad y rigurosidad con la que pretendemos caracterizarlos en términos teóricos

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La Primera Junta de Gobierno
La Primera Junta de Gobierno

Pasaron 200 años y seguimos discutiendo el sentido y el significado del 25 de Mayo de 1810. Para algunos, Mariano Moreno fue un librecambista probritánico y esgrimen su libro “La Representación de los Hacendados” como documento que respalda esta afirmación. Para otros, fue un jacobino partidario del proteccionismo aduanero y del monopolio estatal en la explotación de los recursos naturales, lo que fundamentan con el “Plan Revolucionario de Operaciones” que escribiera por encargo de la Primera Junta. Hay quienes señalan a Cornelio Saavedra como un dirigente popular que pretendió incorporar a los sectores subalternos a una revolución hegemonizada por representantes de una pequeña burguesía tributaria del despotismo ilustrado. Claro que también abundan los que lo caracterizan como un elemento conservador que no comprendió el verdadero espíritu liberal y republicano de la Revolución de Mayo.

Todavía hoy se discute si la Revolución de Mayo es la fecha de nacimiento de nuestra vida independiente o si en verdad fue el 9 de julio de 1816. Así podríamos seguir con una larga enumeración de cuestiones controvertidas. Sin embargo, hay que señalar que el debate historiográfico no es exclusivo de estas latitudes ni motivo de preocupación alguna. Las distintas miradas de nuestra historia nos permiten enriquecer la comprensión de procesos que jamás se desencadenaron con la claridad y rigurosidad con la que pretendemos caracterizarlos en términos teóricos. Muchas veces se habla del “barro de la historia” para hacer referencia a la trama compleja y contradictoria de los procesos políticos. Es que, como decía Arturo Jauretche (de quien hoy 25 de mayo se cumplen 47 años de su muerte) la historia es la política del pasado, mientras que la política es la historia del presente.

El 25 de Mayo es entonces una oportunidad para reflexionar sobre los orígenes y sobre un tiempo primordial, que se erige como mito fundante de nuestra historia. Y todo ello es, por supuesto, una manera elegante de reflexionar sobre el presente.

Este tiempo que nos toca vivir también está cargado de interpretaciones divergentes. Tal vez ninguna de ellas sea la expresión acabada y definitiva de una verdad absoluta e irrefutable. Tal vez todas las miradas encuentren un punto de síntesis que nos permita acceder a la comprensión de la verdadera naturaleza de nuestros dilemas vitales. Construir un pensamiento en línea con nuestras propias cuitas, aspiraciones, deseos y necesidades que tenemos como Nación aún inconclusa es un paso necesario para tomar las decisiones que necesitamos y no las vinculadas a agendas que responden a intereses que serán válidos en otras geografías, pero que no conectan con lo que sucede aquí y ahora. Somos Nación porque compartimos un mismo espacio y un mismo tiempo histórico, enlazados por un destino común como comunidad organizada. Somos Nación porque la fuerza aglutinante del sentimiento de Patria es más fuerte que el espíritu disolvente de quienes nos pretenden consumidores y no ciudadanos, individuos aislados y no hombres y mujeres artífices de un destino común.

Hace más de un año que vivimos el flagelo de la pandemia. Hubo aciertos y errores en el abordaje de una situación impensada que desacomodó nuestras vidas cotidianas. Nadie tuvo la receta mágica. Hubo en cambio, un camino de aprendizaje compartido a partir de escuchar múltiples demandas, muchas veces contradictorias entre sí. El dogmatismo de quienes se erigieron como dueños únicos de la verdad no aportó absolutamente nada. El aporte silencioso de los trabajadores de la salud que expusieron su vida, las fuerzas de seguridad que nunca abandonaron el territorio, los docentes que tuvieron que adaptarse rápidamente a las nuevas modalidades de la virtualidad… Todos ellos son la verdadera Patria, la que se hace todos los días en silencio lejos de la grandilocuencia de los halcones que en nombre de una pretendida superioridad moral terminan tensionando innecesariamente a nuestra sociedad.

El 25 de Mayo desató un proceso histórico que aún persiste. Su potencia estuvo en sus contradicciones, sus claroscuros, su diversidad y heterogeneidad sintetizada en aquella Primera Junta integrada por comerciantes, sacerdotes, militares, abogados e intelectuales. Habían españoles americanos y españoles peninsulares, liberales y conservadores, jacobinos y mesurados, republicanos convencidos y otros no tanto… Aquellos hombres comprendieron que la unidad es superior al conflicto y que las contradicciones secundarias son susceptibles de ser sintetizadas cuando hay un objetivo que las trasciende. De la amalgama y síntesis de aquella heterogeneidad fundante se forjó la emancipación de una comunidad que finalmente se constituyó como una Nación independiente. Eso somos. Eso queremos seguir siendo.

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