Semana del parto respetado: más cesáreas innecesarias, desamparo y maltratos durante los nacimientos en pandemia

En el 2020, las cesáreas aumentaron un 12%, en relación al 2017. En los hospitales de la Ciudad casi 4 de cada 10 nacimientos se dio por intervención quirúrgica. También hay quejas por separaciones de madres de sus bebés e impedimentos para estar acompañadas durante la internación, según el informe “Parir en pandemia”, publicado por la Mesa de Trabajo sobre Protección de Derechos del Parto y Nacimientos Respetados de la Defensoría del Pueblo porteña

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El parto respetado permite el contacto de la madre con el bebé, pero también que la mujer sea acompañada por una persona de su familia o redes afectivas. (Shutterstock)
El parto respetado permite el contacto de la madre con el bebé, pero también que la mujer sea acompañada por una persona de su familia o redes afectivas. (Shutterstock)

-Mamita, si te gustó el durazno bancate la pelusa, le dijeron como si el sexo fuera un castigo por el que el parto la tenía que encontrar callada y entregada al sacrificio.

Pero no fue una sola mujer, ni una sola vez. Los médicos que dicen que hay que ir a cesárea porque no se puede esperar, las episiotomías que cortan el cuerpo de más y sin preguntar, los anestesistas que se niegan a paliar el dolor para que la mujer que pedía un parto humanizado sufra por hacerse la guapa, los obstetras que no esperan a la dilatación y rompen la bolsa como si fuera una piñata de la que tienen que salir caramelos y se la puede partir con un palo, las parteras que retan por los gritos como si el dolor se tuviera que aguantar sin quejas ni miedos, son partes del escenario que genera huellas en la vida y en las formas de dar vida.

“El respeto por las necesidades de la madre y su bebé en cualquier situación”, es el lema 2021 de la semana del parto respetado, que se conmemora del 17 al 23 de mayo. La emergencia sanitaria genera otro contexto para los nacimientos pero no puede justificar ni cesáreas de más, ni separar a las madres de los bebés (como paso en Formosa), ni maltratos a embarazadas y puérperas.

La historia es larga pero viene cambiando. La Argentina cuenta con una ley de parto respetado. Pero no siempre se cumple. Y la crisis provocada por el COVID-19 agrava la impunidad de las arbitrariedades cometidas en nombre de la excepcionalidad. El cuidado debe ser real, pero no puede justificar más desolación para las mujeres que están por ser madres o que acaban de serlo.

La pandemia genera más complicaciones para embarazadas y puérperas. Hay menos información, más miedos, desconcierto y desamparo. Es más difícil estar acompañada, preguntar, reunirse y defenderse colectivamente. Pero los derechos de un parto y una cesárea respetada deben cumplirse.

La Defesnsoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires generó un informe sobre parir en pandemia coordinado por María Elena Naddeo y una mesa de trabajo.
La Defesnsoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires generó un informe sobre parir en pandemia coordinado por María Elena Naddeo y una mesa de trabajo.

Los déficits en las prácticas institucionales se hicieron más evidentes en tiempos de emergencia sanitaria, con aumento de casos extremos y crecimiento de las cesáreas innecesarias, entre otras situaciones críticas”, resalta un informe de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.

Las cesáreas pueden salvar la vida y la salud de la mamá y del bebé y no tienen que ser demonizadas cuando son imprescindibles y llevadas a cabo con respeto. En el nacimiento por cirugía con alegría, con una mamá que no está dormida, que él o la recién nacida se acerquen al pecho de la persona gestante y que el clima sea sin intervenciones desmedidas puede ser completamente diferente a una operación en donde el nacimiento queda reducido a una intervención médica con un cuerpo aplastado por los sedantes.

No todas las cesáreas son malas o deben ser tomadas negativamente (especialmente porque esto produce culpa y depresión en mujeres que se preparan todo el embarazo en cursos y que sienten como un fracaso no poder tener un parto e ir a cesárea) y, muchas veces, a mayor presión por parir mayor dificultad y presión en el momento de necesitar una intervención.

Una encuesta de Voices, Mujer Integra y Vicky Segui sobre cesáreas muestra la diferencia entre las interevenciones necesarias y las innecesarias en la Argentina.
Una encuesta de Voices, Mujer Integra y Vicky Segui sobre cesáreas muestra la diferencia entre las interevenciones necesarias y las innecesarias en la Argentina.

Pero las cifras infladas de nacimientos por vía quirúrgica reflejan que no se trata de intervenciones adecuadas, sino de un fenómeno excedido por su dimensión. En el 2020, las cesáreas aumentaron un 12%, en relación al 2017 y llegaron al 37%, según la publicación “Evolución Tasa Global de Cesáreas. Red Obstetricia”.

Los datos surgen del informe “Parir en pandemia”, publicado por la Mesa de Trabajo sobre Protección de Derechos del Parto y Nacimientos Respetados de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En algunos hospitales, la fase 1 se aprovechó para mandar a la mitad de las parturientas al quirófano y convertirlas en cesaurientas.

“Se sabe que la proporción de cesáreas suele ser más elevada en el sector privado que en algunos servicios registra tasas de hasta 90%”, enmarcó Mariana Carbajal en la nota “En CABA se registraron más cesáreas desde el comienzo de la pandemia”, publicada en Página/12.

Una campaña de difusión de la Línea de Salud Sexual del 0800-222-344 del Ministerio de Salud, de hace diez años, con Carla Conte y Nicolás Pauls sigue teniendo vigencia

La mesa de trabajo la encabeza María Elena Naddeo y se advierte que las cifras exacerbadas por la pandemia exceden en sobredosis las cifras esperables de cesáreas por indicación médica que, según la Organización Mundial de la Salud, pueden rondar el 15% de los nacimientos.

Igual que en otros derechos de las mujeres y disidencias sexuales la pandemia genera condiciones que hacen retroceder derechos ya adquiridos. “Argentina es uno de los pocos países en el mundo que legisla el respeto. Tenemos una ley del 2004 que garantiza la no vulneración en la escena del preparto, parto y pos parto”, enmarca Julieta Saulo, psicóloga social, puericultora y doula.

Ella también es fundadora de Las Casildas y su Instagram (@julietasaulo) tiene un día de fiesta (los lunes sin filtro o LSF) que es una catarata de quejas, reclamos y chistes de madres (llamadas con humor Mabeles) hablando de sus parejas (nombrados Raules), maternidades, sexualidades y estallidos con gracia, comprensión y sororidad. Casi un salvavidas para sobrellevar el naufragio de la maternidad para madres y embarazadas que se permiten contar las historias de sus maridos y sus hijas e hijos (intitulados bendis) para la platea que abraza, alienta, ríe y comprende.

Saulo cree que la ley de parto respetado no puede ser un manifiesto de consejos incumplidos, sino que hay que mejorar la efectividad en el cumplimiento de la norma: “La ley se ha transformado en una guía de buenas prácticas ya que no estipula sanciones para lxs efectores de salud que vulneran, en la mayoría de los casos y de manera sistemática, a las mujeres, los niños y las niñas en el momento de su nacimiento”.

La doula y puericultora Julieta Saulo enmarca: "Los efectores de salud vulneran a las mujeres, los niños y las niñas en el momento de su nacimiento".
La doula y puericultora Julieta Saulo enmarca: "Los efectores de salud vulneran a las mujeres, los niños y las niñas en el momento de su nacimiento".

Ella también agudiza las críticas: “Esta ley es la de parto respetado, cuyo nombre real es el de derechos de padres e hijos en el momento del nacimiento. ¿Las madres y las hijas? Bien gracias. Este detalle no es menor, ya que cristaliza la invisibilización que padecemos las mujeres en el momento de los partos”.

La segunda ola impide que haya visitas para conocer el bebé, pero la persona gestante puede estar acompañada de su pareja, de una hermana, amiga o madre durante el nacimiento (que pueden intercambiar el lugar de acompañante aunque se permita el ingreso de una sola persona), durante la internación (y si tiene cesárea mucho más porque debe cuidar su herida) y no pueden cometerse abusos ni violencia obstétrica en nombre de la crisis sanitaria.

Las recomendaciones de la Defensoría del Pueblo son que: se respete el derecho de las mujeres a estar acompañada por una persona afectivamente cercana durante el trabajo de parto; no se deben aumentar las inducciones de parto y las cesáreas; debe mantenerse el alojamiento continúo de la madre y el bebé y la lactancia materna.

“Los datos del Observatorio de Violencia Obstétrica dan cuenta que 4 de cada 10 mujeres en nuestro país paren solas, ni hablar en el contexto de la pandemia donde además de parir solas las mujeres transitan su gestación y todas las consultas médicas y ecográficas en una desolación absoluta, advierte Saulo.

En época de distancias, restricciones y burbujas las madres quedan más solas que nunca. Las medidas son necesarias. Pero la agresión histórica es innecesaria y no puede volver a incrementarse ahora. “Los datos también mencionan el maltrato verbal, 5 de cada 10 mujeres aducen haber sido tratadas con diminutivos o sobrenombres como gorda, mamita, nenita”, describe Saulo.

Y concluye: “El parto es mío, tuyo, nuestro, independientemente si elegís un parto vaginal o una cesárea. Los partos, como los abortos, forman parte de nuestra vida sexual y reproductiva y es un momento en el que podemos desplegar algo que a esta sociedad misógina y patriarcal le aterra: nuestra descomunal soberanía”.

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