La duda: ¿es posible que el populismo nos haya adiestrado al punto de tener miedo a hablar?

¿Por qué tenemos que aceptar lo que se nos dice como una certeza?

A veces me pregunto por qué tenemos que aceptar lo que se nos dice como una certeza, y por qué tenemos tanto temor, por qué nos han adiestrado de tal forma.

¿Cómo es posible que el populismo nos haya adiestrado a un nivel en el que tenemos miedo a hablar, a expresarnos, a pensar diferente y hasta a pensar lo opuesto?

Vivimos con espejos retrovisores en el que la autocensura nos lleva a pensar que un Gran Hermano nos escucha y nos ve, y que si no estamos de acuerdo con las órdenes puede caer sobre nosotros la maldición de la Reina Madre.

Cuando comenzás a introducirte en algo que tenga que ver con la Filosofía, el primer planteo, casi infantil, pero fundamental, es la duda. El hombre duda hasta de su propia existencia.

Bien, este preámbulo aburrido es por un audio que me llegó de dudosa procedencia y de cuya veracidad no tengo certeza, pero que me encendió la sospecha. ¿Será verdad lo que dice el audio sobre Pfizer? ¿A 2 dólares? ¿En el Hospital Militar? ¿Un conocido médico? ¿Unas garantías de calidad que tenían que tener las vacunas? ¿Un GPS? ¿Control de frío? ¿Y que supuestamente por no cumplir con los requisitos se anuló la posibilidad de tener las vacunas?

¿Puedo dudar?

¿Y puedo dudar de que Vladimir Putin, el amigo de Cristina, en un acto solidario, nos enchufó la vacuna Sputnik traídas por Aerolíneas? ¿Y de los costos? ¿Puedo dudar de la cadena de frío? ¿Puedo dudar de la transparencia? ¿Puedo pensar que no nos vacunaron a tiempo por algún tema espurio que nos llevó hasta hoy a tener 75 mil muertos? A tener vacunados V.I.P. A tener un pueblo fundido, asustado y condenado al encierro permanente, mientras con una catarata de infundadas explicaciones se juega con la vida de la gente en una ridícula y miserable pulseada política, no buscando un dirigente que solucione este país descontrolado sino un mesías que, sintiendo piedad por un país que lucha contra el virus, solamente con el coraje y sin ninguna protección del Estado, nos mande un rayo avivador que nos haga dar cuenta de que no saldremos jamás hasta que no nos demos cuenta de la horrible mezquindad de los irresponsables que manejan nuestro destino.

La inflación, la pérdida de mercados de exportación, la desconfianza del mundo, la informalidad de la justicia y el semillero de patanes inescrupulosos qué hacen cola para llegar a manejar un país de muertos vivos...

¿Puedo dudar?

Que no es casual que mucho más rápido de lo que llega un avión de aerolíneas con algunas vacunas, estamos aterrizando el avión de la cobardía en lo peor de Venezuela.

¿Puedo dudar?

Que lo que nos pasa no es un error electoral sino una inescrupulosa maniobra para quedarse con nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.

¿Puedo dudar?

Que nada es casual, que ninguno de los que nos gobiernan fueron puestos allí por otros que nos gobernaron antes para hacer de buenos. Creo que nos queda una sola oportunidad en la próxima elección.

Le pido por favor, ya no llueven más créditos, dádivas, ni tira de asado. Comience a dudar de qué les deja a sus hijos, qué les deja a sus nietos, y por qué no nos vacunaron en tiempo y forma como al resto del mundo civilizado.

Dude tranquilo que es lo único que nos queda gratis...

Me olvidaba, la bombonería creo que cierra a las 7.