La pospandemia y una justicia en la “nube”. Parece el título de una nueva serie de Netflix, sin embargo no se trata de una ficción.
Mientras esperamos ser elegibles para la vacuna, la luz al final del túnel aún parece muy lejana. Pasó más de un año desde que los tribunales de justicia, oficinas judiciales, bares y confiterías de la zona de tribunales se vaciaron de abogados y nos sumergimos en una nube de videollamadas, videoconferencias, videomediaciones y videoreuniones.
No hace falta decir que los eventos de 2020 y casi medio año 2021 han creado innumerables problemas y el servicio de justicia no fue ajeno a ellos.
No faltaríamos a la verdad si decimos que, en realidad, los problemas de la pandemia se sumaron y magnificaron la larga lista de tantos otros que arrastramos de larga data en la industria legal como los siguientes:
- La brecha de acceso a la justicia.
- El retraso en la adopción de tecnología.
- La falta de sistemas virtuales.
- Los desajustes entre las expectativas del cliente y los servicios legales y el servicio de justicia.
Algunos cambios están ocurriendo y llegaron para quedarse, y otros necesariamente deberán ocurrir. Entre los primeros sin dudas se encuentra el que realizaron los profesionales, que pasaron de trabajar en oficinas físicas a hacerlo en forma remota. Todo esto sienta las bases para un nuevo modelo de servicio legal que se adapta mejor a las necesidades de la sociedad.
Otros cambios aún pendientes deberán tener en cuenta los imperativos estratégicos de adaptación a la nueva realidad de acuerdo a dos pilares fundamentales: por un lado, tanto los estudios de abogados como los servicios de justicia deberán estar verdaderamente basados en la nube en la forma en que operan internamente, así como en la forma en que adquieren, interactúan y colaboran con los clientes.
Por otra parte, los servicios legales -y ahora me refiero a los prestados por los abogados- deberán repensar su accesibilidad, y cuando hablamos de ser accesible no sólo nos referimos al precio de los honorarios sino también a la forma en la que se prestan.
Estudios internacionales de tendencias legales han demostrado que durante los últimos cinco años existe una desconexión masiva entre la forma en que los consumidores quieren utilizar los servicios legales y la forma en que los abogados brindan esos servicios.
La buena noticia es que hay espacio para este crecimiento si es que se le da lugar al desarrollo de estrategias que hagan frente tanto a la necesidad de adoptar nuevas tecnologías para mudar los servicios a la “nube”, como también hacer frente de manera sustentable para satisfacer las necesidades del tsunami de demanda legal que se avecina a medida que salimos de la pandemia.
La única salida en el sector legal, como en tantos otros, será aceptar el desafío de la transformación, dejando definitivamente atrás las secuelas del sismo sanitario, socioeconómico y cultural que nos dejó el 2020, dándole lugar a las oportunidades de cambio para un futuro mejor.
Tenemos la responsabilidad de comenzar a construir una mejor normalidad a partir de este período de crisis convirtiendo la volatilidad e incertidumbre en la visión del cambio que necesitamos.
*La autora es abogada especialista en Derecho Administrativo, Regulación Energética y LegalTech (UCA, CEARE, ITBA, Universidad Austral), y fundadora de Legalify.ar.
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