Gobierno abierto: ¿del deber público hacia la demanda social o viceversa?

Abrir información, generar evidencia, rendir cuentas y trabajar colaborativamente entre gobiernos y distintos actores genera mejores políticas públicas, aumenta la confianza ciudadana y permite la generación de valor económico y social agregado

La apertura de datos tomó relevancia a raíz de la crisis sanitaria (EFE/ Juan Ignacio Roncoroni)

Frente a la crisis sanitaria del COVID-19, la apertura de datos e información pública tomó relevancia en la agenda pública al servir como fuente para transmitir certidumbre en un contexto volátil y vertiginoso para la sociedad. En el marco de la semana internacional de Gobierno Abierto, es oportuno resaltar el rol de los gobiernos en la publicación de datos y también el de los actores estratégicos en el análisis de los mismos y en el uso de evidencia para la toma de decisión informada, ya sea pública o privada.

En la Ciudad de Buenos Aires desarrollamos los sitios COVID en Datos, Compras Coronavirus y mostramos el avance del Plan de Vacunación. Las visualizaciones que allí se encuentran, se nutren de conjuntos de datos públicos alojados en el sitio BA Data y que son actualizados de manera diaria. Al respecto, ciudades como Rosario, Córdoba y Mendoza también desarrollaron plataformas que reúnen datasets de sus gestiones.

Todos los casos pueden ser descargados y reutilizados de múltiples maneras. Un ejemplo es el caso de COVID Lab en Córdoba. Convocados por el gobierno local, científicos, profesionales y desarrolladores cordobeses ponen sus conocimientos para pensar soluciones vinculadas a las problemáticas alrededor del COVID-19.

El rol de la ciudadanía también es fundamental. Su reconocimiento a la importancia de la apertura de datos, participación ciudadana, colaboración de actores estratégicos y la innovación institucional como pilares para el buen gobierno son el motor para que cada vez seamos más las gestiones que incorporamos una visión de gobierno abierto como parte de su impronta, para que profundicemos en iniciativas e incrementemos su impacto.

La capacidad institucional de los gobiernos es significativa, pero no suficiente para resolver los desafíos de la actualidad. Lo que hacen las acciones que aplican los principios del gobierno abierto es expandir esta capacidad hacia actores sociales diversos, y esto posibilita procesos de inteligencia colectiva.

Al poner datos públicos a disposición, permitimos que la comunidad científica y los usuarios de datos los analicen y aporten sus hallazgos. Asimismo, con la colaboración de expertos y participación ciudadana podemos conocer de primera mano sus necesidades, recoger conocimiento, evidencia y esfuerzos que están dispersos, logrando agregar valor a las políticas públicas. De esta manera, el enfoque transversal de gobierno abierto multiplica la capacidad pública de manera estratégica y permite lograr políticas que den respuestas efectivas a las demandas urgentes.

Abrir información, generar evidencia, rendir cuentas y trabajar colaborativamente entre gobiernos y distintos actores genera mejores políticas públicas, aumenta la confianza ciudadana y permite la generación de valor económico y social agregado. Sin embargo, es pertinente cuestionarnos en esta semana qué tan lejos quiere la ciudadanía llevar los principios del gobierno abierto en la gestión pública y, también, cómo los gobiernos podemos perfeccionar el alcance y calidad de nuestras iniciativas.

Quiero invitar a la academia, a la comunidad científica, al sector privado, al tercer sector e incluso a la persona ciudadana de a pie, a navegar los sitios disponibles y a trasladar sus demandas o mejoras para que se puedan efectuar. El margen de optimización es amplio y esto representa una oportunidad.

Debemos demostrar que es posible que el sector público trabaje en conjunto con la ciudadanía. Pero debemos ser conscientes de que esto sólo es posible si los gobiernos generamos las instancias necesarias e innovamos con estrategias para que las personas decidan involucrarse en cuestiones públicas.

En este sentido, y como valoración final, creo que el intercambio de buenas prácticas entre gobiernos también ayuda a innovar. Poner a disposición plataformas en código abierto para que sean replicadas, promueve el rol de los gobiernos en la agenda y permite avanzar de forma colaborativa en la misma, perfeccionando servicios públicos y fortaleciendo, conjuntamente, los logros obtenidos.

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