Aunque desde diciembre hubo factores como el endurecimiento del cepo para los importadores y la reducción de la brecha entre los dólares financieros y alternativos, lo que desequilibró a favor fue la cotización de los commodities. Y esto es lo que está permitiendo al Banco Central volver a recomprar dólares en el mercado mejorando así su posición de reservas netas.
No es casualidad, las crisis hacen esto: derrumban los precios de los índices, hacen caer el consumo contrayendo todos los sectores, y afectan las dinámicas de las economías de todos los países. Sin embargo, al tiempo, los estímulos gubernamentales para paliar la situación (tasas bajas, subsidios, etc.) comienzan a hacer efecto, presionando sobre el consumo nuevamente, y haciendo que la rueda comience a girar de manera progresiva.
Las crisis hacen esto: derrumban los precios de los índices, hacen caer el consumo contrayendo todos los sectores, y afectan las dinámicas de las economías de todos los países
A pesar de que el viento de cola está llegando, a la Argentina no la agarra bien parada. Tuvo una gran emisión en el 2020 por el coronavirus, y hay muchos pesos en circulación en comparación con las reservas. Por lo tanto, estos meses son clave para Alberto Fernández, Guzmán, y la definición del panorama político con su articulación de cara a las elecciones.
No pagarle al Club de París a fin de mayo fue una decisión acertada, aunque muchos detractores dirán lo contrario. Permitirá liberar más dólares a los importadores para apuntalar la producción, calmar las distintas brechas cambiarias, y tener herramientas para calmar eventuales corridas al dólar. Sin embargo, nada es eterno y tanto Miguel Pesce como Martín Guzmán se convierten ahora en actores clave para el éxito o el fracaso del gobierno de cara a las elecciones. El primero, manteniendo el equilibrio medular de los súper ingresos actuales por una cuestión estacional, y el segundo, el de presentar un pseudo plan que no sea sólo un tipo de cambio competitivo que convenza al FMI, y por ende a todos los que irán detrás de él.
Las negociaciones y el convencimiento dependerán de la acción en función de la coyuntura que le toca atravesar. Es decir, cómo administra esta época de vacas gordas (meses), en dónde hay que dar señales de austeridad en un año electoral en el que se acelera la inflación y se deteriora el salario real.
El test drive que tienen que atravesar Fernández y Guzmán es el de “demostrar” que en los escenarios futuros se pueden evitar tanto crisis cambiarias, como una aceleración inflacionaria mayor (una hiper por ejemplo), aprovechando una coyuntura internacional que se sabe va a ser sostenible. La contra que tienen es que no se puede infringir más dolor en lo social y hay muy poco margen de maniobra en lo político.
Asegurado los ingresos porque el mundo acompaña, la situación se define entre un delicado equilibrio de las soluciones de cortísimo plazo en sintonía con las de mediano plazo. Es decir, cómo actúa la Argentina hoy para definir su futuro mañana, mostrando consistencia en la gestión sobe el rumbo de la política económica. Es el hacer hoy el que fortalece o debilita el acuerdo con el FMI, y es el hacer hoy el que abre los interrogantes sobre la capacidad de Guzmán para hacer que el plan sea mucho más que una expresión de deseo.
Las cartas están echadas. El nivel de ocupación de camas en terapia intensiva está al 100%, la economía no resiste una interrupción de la actividad y tampoco se puede estimularla ni por vía de la emisión o por acceso al crédito externo. Los dólares entran a una gran velocidad pero no permiten tener la holgura para prescindir del FMI (como quiere el ala dura del gobierno). Esto el organismo lo sabe, el gobierno también, y estirarán la situación hasta un punto de no retorno…Como reza el dicho “la única ventaja de jugar con fuego es que uno aprende a no quemarse” y ambos son expertos.
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