¿Sabrá realmente la clase política que la población, casi unánimemente y sin distinción de clases ni de ideologías, están hartos y tiene otras prioridades absolutamente primordiales en sus vidas?. Ellos, los políticos, piensan que en las casas hablan ” ... ¿che viste la reunión de Fernandez con Cafiero?, que bueno lo que dijo Cristina de Macri, o a quien nombraron en el ministerio de....”.
No, en las familias y entre amigos se habla de economía casera, de que es imposible llegar a fin de mes, de salud, del porcentaje de vacunación que es bajísimo, de educación, de que los chicos pierden conocimientos a pasos agigantados, de la infinidad de comercios que cierran sus puertas y de que quizás no las abran más, de que el trabajo cada vez más escaso, de los actos de corrupción flagrantes y de que parte de la justicia mira para otro lado.
En definitiva, el 99 % de los habitantes del suelo argentino hablan de su supervivencia en un país hasta hoy inviable y resignado desde hace 70 años. Hoy, con pandemia viral y con pandemia de inmoralidad y carencia de ética que demuestra la clase política argentina en su inmensa mayoría son todos iguales.
Así como en un club es necesaria la dirigencia sino es imposible articularlo, en una Nación es imprescindible que haya políticos profesionales con vocación genuina de servicio . Pero repito, con vocación de servicio auténtica y no con intereses mezquinos que con egos desmedidos y promesas poco creíbles que nos engañan diariamente. En estas circunstancias ¿qué deben hacer los medios? Callar, jamás. Su esencia es comunicar sin complacencias. El periodismo, como lo aprendí desde la producción de contenidos, debe ser crítico pero no militante.
Para eso están o estaban los órganos partidarios. Hoy los medios suelen ser individuos que con la velocidad de un rayo cambian de opinión en un instante y el pobre oyente o lector termina desconcertado y peor aún desinformado . Si a esto le agregamos las redes que con un tuit pone en duda hasta la sexualidad de una persona estamos en el horno.
Compatriotas, así se referían varios de los jerarcas que manejaron los destinos de nuestro país; o si les gusta más, correligionarios o compañeros. Es hora de decir basta, paremos un poquito de mentir y lavemos nuestra ropa sucia, paguemos nuestras cuentas con la Constitución en la mano, aunque nos cueste distintos tipos de privaciones y privilegios, y pídanle perdón al pueblo argentino que en su gran mayoría soportó estoicamente populismos de diferentes tendencias -incluidos los militares ,algunos malos imitadores de líderes carismáticos- y comencemos una nueva era para este noble país que fue otrora potencia y hoy está descascarado geográficamente al sur de Bolivia .
Hay mujeres y hombres jóvenes intachables con vocación legítima para un recambio eficiente que nos incluya en el mundo con un perfil ético y moral creíble.
Los políticos jóvenes tienen la palabra y los de experiencia deberían dar su apoyo y experiencia sin falsos orgullos ni egoísmos.
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