Matías Almeyda y la burocracia estatal

El gobierno nacional insiste torpemente en centralizar la gestión de las vacunas sin percibir que, con la increíble generosidad del ex futbolista, la ciudad de Azul sería un problema menos

Matías Almeyda y su padre

Matías Almeyda, aún con su perfil bajo y humildad, es conocido por ser un benefactor de Azul, su ciudad natal de la provincia de Buenos Aires. A pesar de que actualmente vive y se desarrolla profesionalmente en San José, una ciudad californiana al sur de San Francisco, “El Pelado” Almeyda nunca olvidó sus raíces, su lugar y su gente.

Hace pocos días, se conoció otro gesto de inmensa generosidad del ex futbolista y actual DT de San José Earthquakes, que consistía en la intención de financiar todo lo implicado en la vacunación contra el COVID19 para todos los azuleños aún no vacunados. Hace unos meses, los padres de Matías -Oscar y Silvia-, estaban internados juntos en el Hospital Pintos con tratamientos por COVID-19 pero, a principios de marzo, lamentablemente Oscar muere. El padre del conocido DT, estaba anotado en la lista para vacunarse, pero murió esperándola. Es imposible no indignarse por está y otras tantas muertes en el contexto de los escándalos del incalificable Vacunatorio VIP y la desaprensiva y lamentable gestión sanitaria del gobierno.

Matías, lógicamente conmocionado por la pérdida personal y la de otros compueblanos y amigos, se encargó de reunir los contactos necesarios para traer las vacunas e inmunizar a toda la población de la ciudad que lo vio nacer. Sin embargo, (aunque no trascendió con qué político se contactó), se topó con la máquina de impedir estatal. La insólita negativa encontró la justificación en que, la relación con los laboratorios, la provisión y la inoculación es materia exclusiva de los Estados.

Sin embargo, mientras más apremiante sea la emergencia, más decisiva es la participación del interés empresario para proveer servicios tendientes a paliar la desgracia. Contrariamente a esto, en nombre del igualitarismo, la arrogancia dirigista del mandón de turno, prefiere el suicidio colectivo en lugar de permitir que el mercado haga su aporte. Lo que resulta algo más incomprensible aún es que los Estados bloqueen la posibilidad de llevar adelante acciones solidarias. La maniobra de obstruir el espíritu caritativo, pone de relieve cuán desviados están los intereses políticos de las necesidades de la gente; y nos recuerda cuando Eva Perón persiguió a centenares de instituciones caritativas de la Argentina a efectos de nacionalizar la “solidaridad” como base de la estrategia clientelista.

La ciudad de Azul tiene poco más de 60.000 habitantes y, mientras que han muerto alrededor de 200 personas, los responsables sanitarios del gobierno regional, hacen alharacas y se sacan fotos por la adquisición de dos respiradores para el Hospital de Niños de Azul. Almeyda, en una entrevista radial con toda lógica dijo que “hay muchos privados que estarían dispuestos a colaborar”.

A partir del debate que suscitó la iniciativa de Almeyda se sostiene que no es posible hacer compras privadas porque existe una ley nacional que monopoliza esas adquisiciones a los Estados nacionales y las provincias. También se agrega que, conforme a la fase que atraviesa cada vacuna, el laboratorio en cuestión, perdería la trazabilidad y el seguimiento estadístico de casos acerca de su eficacia y efectos secundarios; además de las derivadas legales que puedan implicar posibles contingencias con privados. Los eventuales impedimentos con particulares, se podrían resolver con disclaimers y protocolos privados de trazabilidad. Nada debería ser un impedimento para reforzar las gestiones de vacunación siendo los laboratorios entidades justamente dedicadas a salvar vidas.

Lo que sí parecería algo infranqueable es la burocracia. Carlos Bianco, Jefe de Gabinete de la Provincia de Buenos Aires, tuvo apariciones públicas para referirse a este tema y recordó la ley nacional que monopoliza la gestión en el gobierno central. También informó Bianco que la vacunación en la Provincia de Buenos Aires “se está haciendo conjuntamente y de forma cooperativa con Nación”. No obstante esto, dice preferir que el gobierno nacional centralice todo porque lo hace “equitativamente” y de forma más “justa y solidaria”. Es increíble que el Jefe de Ministros diga esto sin al menos sonrojarse teniendo en cuenta los criminales casos de corrupción en el tema vacunas y que, a la fecha, la gestión pública cuenta solo con 1.5M de vacunados con dos dosis. A este ritmo, llevaría 5 años vacunar a menos de la mitad de la población.

Bianco agregó que “toda la gestión y el trabajo que se hace, se lleva adelante con los intendentes”. Sin embargo, Infobae, en una nota a Alejandro Vieyra, Jefe de Gabinete de la Municipalidad de Azul, da cuentas que el municipio no lleva ningún registro de los vacunados y se enteran por “allegados” al gobierno provincial. Vieyra, en la entrevista mencionada, en lugar de estar informado como lo exige su cargo, se expresa en términos condicionales: “Se cree que habría, solo con la primera dosis, entre 10 y 12 mil vacunados”

Los partidarios del colectivismo no creen que sea una buena idea la de respetar las autonomías individuales e insisten en corregir los resultados de la cooperación social y los acuerdos constituidos voluntariamente. Creen que la naturaleza del hombre necesita guía, conducción y un rumbo distinto del que pretende cada individuo para sí mismo. La existencia de las decisiones privadas, confronta al socialismo y su trasnochada idea del intruso omnipotente que somete vidas, sueños y patrimonios.

El gobierno nacional insiste torpemente en centralizar la gestión sin percibir que, con la increíble generosidad de Matías Almeyda, la ciudad de Azul sería un problema menos. Por otro lado, si se liberara este tema a privados, empresas vacunarían a sus empleados y otras muchas colaboraciones ayudarían a resolver esta gestión impresentable del gobierno.

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