El Gobierno cambia su paradigma económico mirando las elecciones y a la espera de un Plan Marshall para América Latina

Alberto Fernández consiguió en Europa lo que esperaba: más tiempo para no caer en default con el Club de París. En su ausencia la dinámica del oficialismo se trasladó al Congreso. El dúo Sergio Massa-Máximo Kirchner va al galope con biocombustibles, etiquetado y baja de la tarifa del gas para zonas desfavorables. Mientras tanto todos esperan un milagro: que Estados Unidos inyecte fondos en la región para la pospandemia

Alberto Fernández y John Kerry en Roma

“Nos votaron para redistribuir. Y eso es lo que hay que hacer. Que nadie se equivoque. Porque ahora resulta que algunos necesitan que vengan de afuera a decir lo que está bien. Ahí vi algunos tuits elogiando a (Joe) Biden. Yo no estoy de acuerdo. No necesito que venga Biden a decirme que tengo razón…”.

Maximo Kirchner volvió hiperactivo y enérgico después de 15 días en su provincia natal. La reunión del bloque del Frente de Todos fue el marco ideal para que el diputado bajara la línea que los propios caracterizan de manera grandilocuente como un cambio de paradigma en el rumbo del Gobierno. Y que, por lo menos, es una inyección de fondos para sacudir el consumo, la histórica herramienta del kirchnerismo, sobre todo, en los años electorales.

Un solo ejemplo ayuda a clarificar el tema en números. El proyecto de autoría de Máximo para ampliar las zonas beneficiadas con un subsidio diferenciado al precio del gas -como tienen las provincias patagónicas- significa que en agosto unos 3 millones de hogares ahorraran entre 5 y 9 mil pesos en sus consumos. El proyecto además es transversal ya que es apoyado por legisladores de casi todos los bloques. Una manera indirecta de poner plata en el bolsillo de los futuros votantes.

A eso se le suma la devolución de Ganancias de autoría de Sergio Massa que impacta directo en la clase media y que también se empieza a reflejar en los recibos de sueldo de estos meses, y el anuncio de la Mesa contra el Hambre con la casi triplicación de los chicos que se sumaron a la Tarjeta Alimentar.

Máximo Kirchner junto a Sergio Massa

Más allá de las críticas de las organizaciones sociales porque el dinero entregado solo para consumo no se multiplica y por el carácter paternalista o “gorila” de la asignación, que parte de la base de que los pobres deciden mal entonces limita a determinados productos el poder de compra (al principio no aceptaban que las madres compren pañales descartables, por ejemplo), lo cierto es que ninguno de estos ítems estaba contemplado en el Presupuesto 2021.

Como tampoco estaba previsto que la soja llegara a 600 dólares la tonelada. Viento de cola inesperado para la Argentina.

Por todo esto Martín Guzmán bajó del avión que lo trajo de Italia junto al Presidente con poco tiempo para disfrutar del virtual triunfo de la gira europea. En su despacho lo esperan los números. El primero es el 4.1 de inflación que terminó de convertir en utopía ese planificado 29% anual que con tanto esmero el ministro defendió hasta hace poco tiempo. Y por el otro las proyecciones de mayor gasto que aparecen inexorables ante el volantazo al plan económico que a todas luces está dando el ala política del gobierno. Y en esto, al menos por lo que se dice adentro, no parece haber grietas entre Alberto y Cristina.

De todas maneras el futuro del ministro no tiene sólo desafíos numéricos. En los próximos días deberá con mucha paciencia y templanza intentar retomar contacto con los sectores internos del gobierno que quedaron erizados después de su intento fallido por desplazar a Federico Basualdo.

Martín Guzmán en Francia

En ese sentido el trabajo de recomposición de lazos ya empezó. El ministro a través de sus laderos ya está tendiendo puentes con La Cámpora y con los hombres de Kicillof, paso previo inexorable para tener chances de algún día volver a hablar mano a mano con Cristina.

Es que atrás de la pelea por la titularidad de la Subsecretaria de Energía, no hay sólo un nombre o un cargo. Hay lobbys empresariales jugando sus propios partidos. Son los mismos que intentan por todos los medios evitar que salga del Congreso la nueva Ley de Hidrocarburos, una de las pocas que los 30 años de democracia aún no pudo terminar de modernizar. La actual, la 17.319 es del 23 de junio de 1967, es decir de cuando Juan Carlos Onganía presidía la Argentina. Entre otras particularidades habilita a que sean las mismas empresas que se dedican a la extracción de crudo las que declaren y certifiquen cuánto extraen sin ningún tipo de control estatal. Si la actual Aduana para muchos es un colador, imagínense lo que sería el contrabando en nuestro país si las empresas importadoras y exportadoras fueran sus propias fiscalizadoras de cuánto traen y llevan. Bueno, eso… 🤦🏻‍♀️

Está claro que entrando en junio la maquinaria electoral del oficialismo ya se puso en marcha. Al decir de una diputada frentista: “Están a full, Maxi recibe intendentes, habla con gobernadores. Entregan viviendas todos los días. Están convencidos que se cierra lo del Fondo bien, con una quita o condonación importante. Se vienen dos semanas en las que habrá que aprobar de todo en el Congreso. El otro día hubo una reunión de bloque en la que Maxi y Sergio bajaron línea como nunca…”.

La provincia de Buenos Aires ya tiene su mesa electoral en marcha. Axel Kicillof ya hizo los deberes. Afecto a los números tiene un análisis de la provincia cuantitativo y cualitativo que eclipsó por su minuciosidad a sus aliados.

Axel Kicillof con Sebastián Abella, intendente de Campana

Obvio que tanto optimismo choca con la inflación, con los índices de pobreza y con una oposición que empieza a despertarse con multitud de candidatos que terminarán haciendo más que atractivas las PASO. Si Macri y Rodríguez Larreta no logran ordenar el tablero y tienen que definir la supremacía política en las urnas, las internas de Patricia vs. Mariu en la Ciudad y Santilli vs. Jorge Macri en Provincia (¿y Posse? ¿y Lilita?) serán una vidriera espectacular y por varios meses para Juntos por el cambio.

En medio de todas las especulaciones electorales, una del oficialismo tiene ribetes casi de magia. Hay quienes están convencidos que Joe Biden está analizando seriamente generar un fondo de recuperación para las economías latinoamericanas afectadas por la Pandemia. Una especie de Plan a imagen y semejanza de lo que fue el European Recovery Program con el que Estados Unidos volcó en la economía europea de post guerra unos 12 mil millones de dólares y que se conoció como el Plan Marshall.

La idea era no solo apuntalar el capitalismo mundial sino evitar el avance de la Unión Soviética en plena Guerra Fría.

Algo parecido pasaría ahora con nuestro continente. El Fondo de Reparación para la región sería de unos 3 mil millones de dólares y si bien la idea sería apoyar el despegue post Covid, en el fondo se trataría de una jugada americana para evitar el crecimiento de China en la Región.

Por ahora del tema solo se habla en algunos despachos del Congreso. Ni la Cancillería ni la Embajada Argentina en Washington tienen información oficial sobre el tema.

Bonus Track 1

Esta semana el foco de atención se traslada al Congreso. Corrección del cronograma electoral, Ley de Ministerio Público, Ley de Pandemia, Biocombustibles, Agricultura Familiar, Ampliación de los subsidios del gas para las zonas de climas más hostiles, son , entre otros los temas a tratar. La orden fue unívoca a los diputados del oficialismo. “Vacíen sus agendas y a marcar la cancha en todas las comisiones”.

Bonus Track 2

Acostumbrado a las cámaras y a los golpes de efecto, Sergio Massa nunca creyó que el sorprendido sería él en el encuentro bilateral con su par de China Li Zhanshu, que terminó con un respaldo por parte de China a la Argentina en la negociación por la deuda ante el FMI. Cuando ya se estaban saludando el diputado chino felicitó a Massa por haber llevado la enseñanza del Chino a las bibliotecas populares de Tigre cuando fue Intendente.

En medio del lecho de rosas que le prodigó su colega, el diputado argentino se terminó poniendo el babero: contó que su única hija mujer había emprendido la difícil tarea de ser trilingüe adoptando el mandarín como su tercera lengua.

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