El severo control de importaciones compromete la posibilidad de generar dólares con la exportación

La economía real comienza a acusar faltantes de insumos y equipos provenientes del resto del mundo y traba la producción de bienes que luego se destinan a los mercados internacionales

Guardar
La idea de las autoridades económicas se limitó (y se limita) a administrar la escasez de dólares (súper-cepo y controles a las importaciones) (EFE)
La idea de las autoridades económicas se limitó (y se limita) a administrar la escasez de dólares (súper-cepo y controles a las importaciones) (EFE)

El despertar del dólar en los mercados libres alternativos de los últimos días reactivó la atención en la escasez de divisas y sus consecuencias. Es probable que algunas dudas sobre la dinámica política (sobre la fortaleza de la coalición gobernante y el poder presidencial) y la expectativa de un menor control de la dinámica fiscal y monetaria a causa de la segunda ola de covid-19 expliquen parte de esa reacción cambiaria.

De ser así, y dado que ambos factores no desaparecerán en el corto plazo y que tampoco luce probable que el Gobierno pueda revertir la aceleración inflacionaria del arranque de año, es de esperar que la volatilidad haya llegado para quedarse.

La misma complacencia con la que se enfrentó la fase más benigna de la pandemia, también reina a la hora de desplegar políticas macro que permitieran mantener tranquilo al dólar (tal como le gusta decir al ministro Guzmán) de manera duradera o sustentable. La idea de las autoridades económicas se limitó (y se limita) a administrar la escasez de dólares (súper-cepo y controles a las importaciones) y asegurar algunos hitos que permitan descomprimir eventuales presiones cambiarias (siempre fuertes en un año electoral como el que atravesamos): el ingreso de dólares de la cosecha gruesa durante el otoño y un eventual acuerdo con el FMI. Pero no mucho más que eso.

Límite al crecimiento del PBI

Ahora bien, a la Argentina le cuesta mucho crecer en un contexto tan crítico en materia de divisas. Por un lado, porque la escasez de dólares es un emergente de un fenómeno aún más general de desconfianza en la coyuntura y perspectivas macroeconómicas y políticas. Por otro, porque dicha escasez es también causa de dificultades para que muchas actividades económicas puedan recuperarse, crecer o florecer.

La escasez de dólares es un emergente de un fenómeno aún más general de desconfianza en la coyuntura

Al igual que produjeron la pandemia y las restricciones a la movilidad, la falta de divisas de libre disponibilidad afecta negativamente la actividad industrial. El sector manufacturero es demandante neto de divisas (su saldo comercial es francamente deficitario) y utiliza el saldo exportable del sector primario y de manufacturas agropecuarias.

En situación de estrés de divisas, cuando hay salida de capitales y el BCRA no tiene suficientes reservas (para todos los usos que los argentinos quieren darle), el sector que experimenta el ajuste necesario para generar un mayor superávit comercial es el industrial y lo hace vía el descenso de las importaciones (la rama energética tiene una dinámica algo más independiente de la macro que responde más a cuestiones estructurales y regulatorias).

En otras palabras, la economía se ajusta a una menor disponibilidad de divisas a través de una caída de las importaciones, que ocurre con una caída generalizada de la actividad industrial.

El sector que experimenta el ajuste necesario para generar un mayor superávit comercial es el industrial y lo hace vía el descenso de las importaciones

Los controles no son los principales culpables de la falta de dinamismo de la recuperación, ya que en cierta forma es el mecanismo por el cual las autoridades se aseguran de que el ajuste macroeconómico tenga lugar, dejándoles cierto margen de acción para decidir discrecionalmente qué sectores (y qué empresas dentro de cada rubro) reciben un tratamiento diferencial. Pero, tales controles no son un sustituto de las políticas que permitirían recuperar la confianza (y con ella la demanda de pesos) y reducir paulatinamente la escasez de divisas. Porque dicha escasez es siempre relativa: los dólares son más escasos cuanto más abundantes son los pesos.

La falta de discriminación y análisis de qué se permite (o no se permite) o cuánto se permite importar es un problema central cuando se aborda la problemática desde una óptima más micro o de actividad sectorial.

Se tiende a pensar, simplificadamente, que sólo sufren aquellos sectores que necesitan importar para vender o para producir para el mercado interno (como la mayoría de las ramas del sector industrial manufacturero).

Pero las trabas o las restricciones terminan afectando también a sectores que pueden ser claves tanto para toda la actividad económica, como para la misma generación de las divisas que se pretenden cuidar o administrar. En este sentido, debería ponerse especial atención en evitar trabar importaciones de insumos estratégicos que afectan la actividad de empresas/sectores que forman parte de las cadenas de valor exportadoras, tanto las del sector primario como las de origen industrial.

Un rubro que mueve la economía

Un ejemplo, de muchos, son los neumáticos que se utilizan en el origen de las cadenas de producción, como es el caso de la maquinaria agrícola y los equipos especiales de canteras y minas, y de los camiones que sirven a las diversas cadenas logísticas de transporte y distribución.

En particular, el traslado de la producción agrícola se hace casi en su totalidad a través del transporte vial, por lo que poner en riesgo la logística de transporte -con restricciones sobre la importación de insumos de la cadena- significa, en última instancia, comprometer no sólo la actividad del sector sino también, y muy especialmente, poner en riesgo las divisas que podrían ingresar por vía de las agro exportaciones.

En Argentina, la participación del camión en la comercialización de granos es incluso más alta que en otros países. Por ejemplo, el 83% de la producción de poroto de soja se transporta con vehículos pesados, contra 60% en el caso de Brasil y 56% en los Estados Unidos.

La participación del camión en la comercialización de granos es incluso más alta que en otros países

En 2020, la participación del sector primario y del sector industrial MOA en las exportaciones totales fue de 69,2% y entre ambos representaron 10,5% del PBI (2020). Además, las restricciones sobre la importación de neumáticos, dada su magnitud, no mueven la aguja a la hora de administrar la escasez de divisas. En los últimos 5 años, la importación de neumáticos sólo representó 0,4% de las importaciones totales de la economía, un número prácticamente insignificante desde lo que podría ser el ahorro de divisas (por restricción sobre las importaciones). Por su parte, tales importaciones de neumáticos representaron apenas un 0,55% de las agro exportaciones. O sea que de cada USD 1.000 que ingresaron por exportaciones agropecuarias (productos primarios y manufacturas de origen agropecuario), sólo USD 5,5 se “usaron” para importar neumáticos.

Más allá del ejemplo de los neumáticos, las limitaciones a la importación de cualquier insumo clave en la producción atentan en última instancia sobre el crecimiento económico. Trabar las importaciones es un ejemplo muy claro de lo que no se debería hacer, de lo que no necesita la Argentina si quiere volver a crecer. No sólo porque afecta intereses y desincentiva la inversión de quienes son alcanzados por las medidas, sino también porque sus consecuencias se extienden sobre otros actores y sectores. Un informe reciente de Marcelo Elizondo, destaca que las importaciones -en todo el mundo y en particular en Argentina- aportan a la producción equipos, máquinas y bienes de capital, pero también abarcan insumos y bienes intermedios necesarios para completar procesos productivos, procesos sin los cuales es difícil que la economía y el empleo crezcan.

Activos externos en el Central

En los primeros cuatro meses de 2021, las reservas brutas del BCRA aumentaron en unos USD 870 millones, básicamente como resultado de compras de dólares que el Central ha podido hacerle al sector privado (USD 3.500 millones) que más que compensaron los que se utilizaron para realizar pagos del sector público y a organismos internacionales (USD 1.330 millones).

El stock de reservas netas líquidas también mostró una leve recuperación (hasta USD 3.750 millones aproximadamente, con un aumento de USD 1.250 millones en lo que va del año) pero, de todas maneras sigue siendo extremadamente bajo (EFE)
El stock de reservas netas líquidas también mostró una leve recuperación (hasta USD 3.750 millones aproximadamente, con un aumento de USD 1.250 millones en lo que va del año) pero, de todas maneras sigue siendo extremadamente bajo (EFE)

El stock de reservas netas líquidas también mostró una leve recuperación (hasta USD 3.750 millones aproximadamente, con un aumento de USD 1.250 millones en lo que va del año) pero, de todas maneras sigue siendo extremadamente bajo.

Y aun cuando puedan verificarse algunos hitos favorables como una cosecha abundante con muy buenos precios internacionales y el ingreso de dinero fresco del FMI y otros organismos hacia fines de año, hasta tanto no se apliquen políticas macro consistentes y sustentables que logren recuperar la confianza y las expectativas no es dable esperar un relajamiento de las restricciones cambiarias (cepo y controles a las importaciones). Incluso cuando la mayoría de ellas (tal como las que afectan a las importaciones) tienen consecuencias negativas (muchas veces no deseadas o ignoradas) sobre la actividad económica.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar