Se conmemoró en la Argentina el Día de la Higiene y Seguridad Laboral, a 49 años de la sanción de su ley. La legislación 19587/72 fue el puntapié inicial de lo que es hoy un estilo de vida personal, en cada provincia a nivel nacional, donde el mérito no se encuentra en la agenda diaria de todos esos estudiantes y profesionales matriculados, tanto técnicos o licenciados, tan solicitados hoy en este contexto de pandemia.
En 2003, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) empezó a observar el Día Mundial haciendo hincapié en la prevención de los accidentes y las enfermedades en el lugar de trabajo, apoyándose en las características tradicionales que fortalecen su acción: el tripartismo y el diálogo social, abogando por el establecimiento de sistemas de seguridad y salud en el trabajo resilientes para hacer frente a futuras situaciones de emergencia.
¿Qué cambió como sociedad desde la creación de esta ley?
Hoy la ley está con miles de parches, acéfala y anacrónica para los tiempos que vivimos, en medio de una pandemia, no solo sanitaria sino social, que dejó al descubierto la miseria humana y la falta de compromiso de incorporación de una cambio genuino en materia de prevención.
Independientemente del posicionamiento ideológico, izquierda o derecha, la problemática de los riesgos y la seguridad de las personas en el ámbito laboral es trabajo de todo estamento. Por este motivo es de suma importancia promover una cultura de prevención mediante la educación, la sensibilización y la anticipación.
Hoy es un buen momento para pensar este sector de la sociedad a nivel nacional con el fin de conmemorar, dignificar y jerarquizar una profesión que también tiene sus vicisitudes. Esto se debe a que los profesionales para ejercer deben estar matriculados y muchas provincias aún no tienen conformados sus Colegios. Este es el caso de Mendoza, que lleva más de 10 años en un periplo que comenzó con un trabajo social y hoy es una necesidad de más de 9000 egresados, de los cuales 1000 solo se encuentran matriculados.
En definitiva, debemos seguir en ese camino y ser embajadores sin claudicar, hasta lograr una sociedad más justa dado que desde un punto de vista profesional, humana y empática también salvamos.
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