El talento, la capacidad y la innovación no conocen fronteras. Muchas ideas que revolucionan el mercado de productos y servicios surgen desde países que no cuentan con la infraestructura, la economía o el marco adecuados para despegar con vuelo propio y apoyo completamente local.
En casos así, es fundamental seducir a los inversores internacionales, especialmente si se trata de fondos de inversión especializados en detectar al “siguiente unicornio”. Si ya es difícil atraerlos desde lo técnico o comercial, más complicado es si no se les facilita el camino a dichos inversores. ¿De qué hablamos, concretamente?
Lo que hay que hacer para distinguirse es allanarle el camino a ese inversor internacional. Hablarle en su idioma
Los inversores internacionales se manejan con pautas también internacionales. Es decir, necesitan contar con una infraestructura legal, cambiaria e impositiva que los haga sentir seguros y que no sume aún más riesgo a su decisión de invertir. Quien debe seducir a esos inversores debe saber que hay herramientas para hacer más presentable y mucho más atractivo su proyecto. No solamente puede usarlas, sino que debe hacerlo. Si él no lo hace, los competidores que lo hagan serán quienes capten al inversor. En cierta medida, oportunidades de inversión sobran. Lo que hay que hacer para distinguirse es allanarle el camino a ese inversor internacional. Hablarle en su idioma. Y no nos referimos al lenguaje sino a utilizar los vehículos y herramientas de planificación que brinden la máxima seguridad jurídica y la plena eficiencia impositiva. Ese marco virtuoso tiene como efecto adicional que permite al emprendedor que su empresa nazca en el molde correcto desde el primer minuto.
Los inversores internacionales se manejan con pautas también internacionales. Es decir, necesitan contar con una infraestructura legal, cambiaria e impositiva que los haga sentir seguros y que no sume aún más riesgo a su decisión de invertir
Esto permitirá a todos (inversores y emprendedores) maximizar el resultado de esa idea inicial, protegerla de cualquier inestabilidad legal, cambiaria o impositiva, y extender dicha protección tanto al capital invertido como a los dividendos y ganancias de capital que se generen.
En muchas ocasiones, se pierden las inversiones por no estructurarse correctamente, o las mismas sufren demoras que hacen dudar a quien tiene que poner el dinero. ¿Alguien puede culpar al inversor si elige inyectar el capital en donde estructuraron las cosas bien desde primer instante y están listos para recibir la inversión y trabajar?
Tres palabras que separan a un emprendedor exitoso y captador de inversiones, de aquél que pasa más tiempo lamentándose o arrepintiéndose: planificación fiscal internacional.
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