Arturo Jauretche uno de nuestros grandes pensadores nacionales fue autor de muchos libros, pero uno fue emblemático: El Manual de Zonceras Argentinas. Su fina ironía y brillante pluma fue una lectura obligada de nuestra generación.
En algunas de las sus ediciones el “Manual” finalizaba con una hoja en blanco para que el lector las completara con sus propias Zonceras, en la actualidad minúsculos personajes, que se creen importantes, desde su sectarismo/gorilismo anacrónico podrían llenar varias de esas páginas.
Estos son parte de la marginalidad del sistema político, incapaces de una construcción colectiva.
Nacieron a la vida política casi en simultáneo con la irrupción del Movimiento Peronista en la escena nacional pero primero no lo comprendieron, luego lo combatieron y hasta desearon su exterminación, con su oratoria hoy generan actitudes cómplices y/o colaborativas hacia el actual oficialismo.
Hace algunos días un diputado nacional a tono con ese sectarismo intentó descalificar a los Peronistas Republicanos, lejos estuvo de lograrlo porque carece de pergaminos, entidad y de historia para conseguirlo.
El Movimiento Justicialista creado y conducido por el líder y estadista más importante del Siglo XX en nuestro país y Latinoamérica, tres veces Presidente de la República por el voto popular, proscripto y perseguido ocupa un lugar de privilegio en la historia y en la memoria del pueblo argentino muy a pesar de los “deseos imaginarios” de una minoría elitista y perversa que trabaja para dividir, vaya a saber con qué intereses.
Alterar hechos, sacarlos de contexto, no ubicarlos en el momento histórico y lugar que se desarrollaron, compilar situaciones divergentes tratando de llegar solo a una liviana descalificación del Peronismo es tan pueril y maniqueo que casi roza la ignorancia.
Además, en medio de la debacle que se encuentra el país de la mano del actual Gobierno, denostar a un sector político cuya conducción fue parte de fórmula presidencial que obtuvo el 41% de los votos en 2019, suena a un acto de boicot premeditado para debilitar al espacio opositor. Lamentable.
No seremos nosotros los que dividamos el esfuerzo mancomunado en la construcción de una alternativa Democrática, Plural, Republicana y con vocación de grandeza.
Por esa razón encaramos el desafío de recuperar nuestro Movimiento, con un peronismo moderno, adaptado al siglo XXI que forme parte no solo de un frente para ganar elecciones, sino para conducir la Argentina que necesita de grandes políticas públicas dentro un proyecto de unidad nacional.
Con el liderazgo de Miguel Ángel Pichetto, un importante y cada vez más numeroso sector de dirigentes y militantes Justicialistas estamos construyendo en todo el País el “Peronismo Republicano”.
Nuestras bases de convocatoria son simples y concretas: apostamos a un profundo proceso de cambio cultural y político que modifique la actual visión pesimista y desmoralizada de un país que quieren condenar al pobrismo.
Nuestro norte son los principios fundacionales del Peronismo: producción y trabajo, allí se articula la sustentación que pretendemos, con la integración al mundo desarrollado de occidente, con relaciones multilaterales en todo el plano internacional y una fuerte apuesta a nuestra integración regional, el Mercosur.
Somos fuertes sostenedores del capitalismo social de mercado, con ahorro, libre comercio, respeto por la inversión privada, en el marco de una Nación federal donde el progreso y el mérito sean una guía ineludible que garantice la igualdad de oportunidades.
Con un Estado eficiente capaz de proteger las emergencias sociales de los sectores humildes de la comunidad a través de sus propias estructuras, por periodos de tiempo determinados, excluyendo a los gerentes de la pobreza que han proliferado y lucrado con ella durante los últimos 20 años.
Nuestro apotegma como política social es el de Juan Perón: “En la Argentina hay solo una clase de hombres, los que trabajan”.
Sabemos de la profundidad de la crisis y la venimos advirtiendo, como también hemos marcado con claridad la impericia e improvisación con que se manejó el Gobierno en esta contingencia de pandemia.
Tenemos claro que la falsa opción “salud o economía” fue fatal para la estructura productiva y económica de millones de argentinos que se sostienen con su esfuerzo y trabajo.
Tenemos un gobierno sesgado y capturado por una visión ideológica de seudo-izquierda perimida y fracasada en todo el mundo, pero además muy peligrosa en su embestida hacia la institucionalidad.
Hoy nos encontramos en una disyuntiva de hierro: la opción es la que propone el oficialismo camino al autoritarismo, porque su proyecto político no es sostenible en el marco de las libertades y la división de poderes, o el modelo de nuestra Constitución.
Nosotros estamos parados en la defensa de nuestro marco constitucional.
Somos peronistas, conocemos cómo piensan y actúan quienes hoy detentan el poder político en la Argentina, no será a nosotros a quienes amedrenten y por ello estamos rearmando nuestra fuerza para competir dentro de las reglas de la democracia.
La construcción de un proyecto político preparado para gobernar, recuperar la iniciativa y sacarnos de esta mediocridad agobiante que hoy estamos transitando necesita del aporte de muchos actores, es una conjunción de ideas y acciones impulsadas con la vigorosidad y el compromiso de todas las generaciones, donde se requiere también la experiencia en el manejo del Estado.
La tarea política de gobierno no es una cuestión simplista como pretenden algunos, es una tarea compleja, el voluntarismo ingenuo está destinado a fracasar y nuestra Nación no soporta ni se merece un nuevo fracaso.
Entendemos a nuestra Patria como un todo camino hacia la Unidad Nacional, nuestro objetivo es un gran acuerdo político, social y económico, con una economía capitalista, con trabajo, salud, educación e igualdad de oportunidades.
Los Peronistas esperamos poder seguir integrando el espacio que defiende la institucionalidad y la democracia, y debatir sin falsos prejuicios ideológicos vetustos y anacrónicos como los del actual gobierno, porque de lo que se trata es que no seamos más de lo mismo.
Hoy hace falta sumar y no dividir, respetar el pensamiento diferente, aportar trabajo, ideas, compromiso, pensar acciones que consoliden la unidad en un programa común.
Y como decía Don Arturo Jauretche “Comprobamos que los hechos unifican y las abstracciones dividen y que por sobre la carnadura de los acontecimientos, las divergencias de nivel ideológico pierden importancia ante la demanda de soluciones”.
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