La Argentina tiene más de 45 millones de habitantes y cuenta con un sistema de salud compuesto por: el sector público, las obras sociales sindicales nacionales y un sector privado. Además, debemos agregar a estos, las obras sociales provinciales, que son aquellos que cubren a empleados públicos de su jurisdicción, por ejemplo IOMA en la provincia de Buenos Aires y PAMI, que es la obra social para jubilados y pensionados de la Republica Argentina.
En la actualidad vemos una grave falta de coordinación de los distintos actores y sectores que intervienen en el sistema de salud, como así también la duplicidad de coberturas, la superposición de prestaciones y la pérdida de información. Esto se debe, fundamentalmente, a no tener una historia clínica única por pacientes, a inequidades y desigualdades de acceso, dependiendo del sector que le brinde la cobertura y de la provincia o el municipio al que pertenezca el ciudadano. Muchas veces esta inequidad infiere en el resultado de una patología. Y es ahí donde el Estado debe intervenir con políticas sanitarias claras y precisas, con el objetivo de equilibrar el sistema, para que que las situaciones demográficas y socio-económicas, no sean un factor condicionante para el tratamiento o la cura de cualquier afección.
Es cierto que el aumento sustancial de la expectativa de vida es una de la situaciones que ha generado una dificultad en la sustentabilidad económica del sistema de salud, también producida por el crecimiento continuo de pacientes requirentes de nuevos tratamientos, la incorporación de nuevas tecnologías, entre otras cuestiones y, la dificultad del sistema de salud para financiarlas. Tal como lo expresara el papa Francisco en 2018, durante la visita de legisladores y referentes del sistema de salud argentino: “El mundo en la salud en general y particularmente en América Latina, vive una época marcada por la crisis económica y puede hacernos caer en el desaliento las dificultades en el desarrollo de la ciencia médica y en el acceso a las terapias y medicinas más adecuadas”.
Claramente, el déficit económico afecta gravemente al sistema sanitario, pero es necesario reformular el sistema de la salud en la Argentina y empezar a entender que la prevención es el camino. En salud podríamos transformar el viejo refrán “más vale prevenir que curar” por el de “menos vale prevenir que curar”, por lo cual es fundamental crear una conciencia ciudadana sanitaria, en la que las personas sean parte del sistema de salud, no sólo como pacientes que acuden a este ante una enfermedad, sino como parte esencial de los esquemas de prevención, a través de un análisis sanitario de la población, dotando a las personas de información clara y precisa. De esta forma, se optimizarían los recursos y se invertirían en las áreas que realmente corresponde.
En conjunto a lo anteriormente mencionado, es imperiosamente necesario comprender la importancia de todos los actores que forman parte del sistema de salud. Desde personal de limpieza que mantiene las condiciones de higiene en los hospitales, pasando por los enfermeros, médicos y farmacéuticos, donde la interrelación, el trabajo en equipo y condiciones dignas de trabajo deben ser el eje rector. Porque no existe sistema sanitario eficiente sin que las partes actúen como eslabones de una misma cadena, donde no existe un eslabón más importante que otro, sino que la fortaleza del sistema radica en la unión de cada uno de ellos, formando una cadena inquebrantable y sólida.
Debemos comprender la coyuntura y la situación actual del sistema sanitario, no para criticar y mostrar la inviabilidad de este, sino todo lo contrario, para convertirlo en eficiente, eficaz y sustentable, tomando como pilares centrales a todos los sectores, tanto públicos como privados, y a todas las jurisdicciones: nacionales, provinciales y municipales. De esta manera, lograremos un acceso igualitario a la salud por parte de todos los argentinos, sin importar su lugar de residencia ni su situación socio-económica. Tenemos una gran oportunidad de generar una coordinación real del sistema sanitario argentino, es sólo cuestión de trabajar todos juntos, mancomunadamente y en equipo, sin segmentación ideológica y económica.
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