J. M Keynes escribió en la última página de su famosa Teoría General que “los hombres prácticos, que creen estar exentos de influencias intelectuales, son a menudo esclavos de algún economista difunto”.
¡Espero que sea cierto! Acaba de fallecer Robert Mundell, y ojalá en Argentina comprendiéramos sus enseñanzas y dejáramos de cometer errores que Mundell explicó ya hace décadas.
Canadiense, premio Nobel de economía, estudió políticas monetarias y fiscales con distintos regímenes de tipo de cambio. No sé si el Cepo se le hubiera ocurrido con ese nombre (aunque era bueno para el marketing de sus ideas) pero estudió tipos de cambios fijos con restricciones a movilidad de capital.
Ojalá en Argentina comprendiéramos sus enseñanzas y dejáramos de cometer errores que Mundell explicó ya hace décadas
Cuestionó el patrón oro, analizó la estanflación, se preocupó por los elevados niveles de impuestos, era un exponente del supply-side economics y son muy famosos tanto su modelo Mundell-Fleming como el efecto Mundell-Tobin.
Describo ambos trabajos, que son “pintados” para Argentina.
El modelo de Mundell-Fleming habla de una trilogía imposible: no se puede tener simultáneamente tipo de cambio fijo, control sobre la oferta monetaria y movimiento de capitales. En Argentina sufrimos claramente las consecuenciasde no entender este “imposible”: por tener el dólar planchado y un gigantesco “cepo” que impide el movimiento de capitales, no hay control sobre la oferta monetaria. Es más, pagamos la tasa de las Leliq para intentar controlar lo incontrolable.
No sé si el Cepo se le hubiera ocurrido con ese nombre (aunque era bueno para el marketing de sus ideas) pero estudió tipos de cambios fijos con restricciones a movilidad de capital
El efecto Mundell-Tobin indica que las tasas de interés nominal suben menos que la inflación ya que la gente se mueve hacia otros activos cuyo precio entonces aumenta y no quiere tener dinero (pesos). Es decir que aumenta la velocidad de circulación y cae la tasa de interés real. ¡Argentina calcada!
También analizó cómo impulsar el crecimiento y flexibilizar la economía. Su trabajo fue fundamental para lo que se llama “macroeconomía abierta”, y muchos temas más, entre ellos, el euro.
Ahora que murió, y asumiendo que Keynes tenía razón, no pierdo las esperanzas que en Argentina tomemos sus enseñanzas y abandonemos políticas “imposibles”.