El impuesto a la riqueza, una discusión mal planteada

Quienes pagan tienen derecho a reclamar transparencia. Si se trata de una cuestión extraordinaria, merece un tratamiento como tal

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Carlos Heller, Alberto Fernández, Martín
Carlos Heller, Alberto Fernández, Martín Guzmán y Máximo Kirchner, en una de las primeras discusiones públicas sobre el llamado "aporte solidario"

Supongo que el título me hará ganar algunos enemigos. Honestamente, frente a tamaña pandemia, no me parece mal que los que más tienen más paguen. ¡Ah, cierto!, Ya lo vienen haciendo. Bueno, entonces un poquito más…

Sin embargo, los empresarios y las cámaras, han puesto los ojos en el lado equivocado de la ley. No se les puede pedir a legisladores que ignoran totalmente la situación de las empresas y los impuestos, y que sean coherentes al respecto. El que no sabe es como el que no ve.

El tema es otro: el Gobierno debe explicar en que va a usar lo recaudado. ¿Qué dice la ley?

- en un 25% a exploración, desarrollo y producción de gas natural;

- otro 20% a adquirir equipamientos de salud para enfrentar la pandemia;

- un 20% a apoyar a empresas Pymes;

- un 20% para financiar el relanzamiento de las becas Progresar creadas para apoyar a jóvenes estudiantes,

- mientras que el 15% restante se utilizará para la urbanización de barrios populares mediante cooperativas organizadas por los vecinos de cada barrio.

En síntesis, para la pandemia: sólo el 20 por ciento. No hay vacunas y se derivan fortunas que deberían ser para hospitales y campaña anti-covid. ¿Y los médicos y enfermeros que arriesgan a diaro su vida?

Quienes pagan tienen derecho a reclamar transparencia. Si se trata de una cuestión extraordinaria, merece un tratamiento como tal. ¿Los fondos recaudados, a que se deberían dedicar? Lo más importante frente a una emergencia sanitaria: vacunae, test, personal de salud, hospitales a lo largo de todo el país e investigación de paliativos al covid, por citar algunos ejemplos que los científicos podrán mejorar sin duda.

Tenemos que hablar de la transparencia de esos fondos.

A la casi “nula autoridad moral” que tenían, los funcionarios la llevaron a 0 (cero), luego del “vacunagate”: cero autoridad para monitorear que no se dilapiden o malversen el dinero, con el reparto que hicieron y siguen haciendo de las vacunas.

Y este tema no es para tomarlo en chiste: se trata de vidas. ¿Te robaste un puente? ¿Permitiste millonadas con carry trade? Que se ocupe la Justicia. Pero acá, está en juego la vida de los abuelos, de los hijos, las nuestras. Perdón, no puedo confiar si no hay un control hecho por los propios científicos o gente probadamente honesta.

Con lo recaudado con este impuesto, se podrían comprar entre 100 y 200 millones de dosis de vacunas.

Señor Presidente, le pido a usted que sea leal a sus palabras. Usted admira a Alfonsín, al igual que yo. Piense como él. Compre vacunas, envíe la plata a los hospitales, sea previsor de esta segunda ola. No sé si esto le dará votos, pero seguro le dará paz.

Señores empresarios, cámaras, organismos aglutinantes: hablemos. Hay vidas en juego. Seamos ciudadanos con el ejemplo. Exijamos. No por nosotros, por todos los que lo necesitan y lo van a necesitar.

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