Mercosur: logros en riesgo a sus 30 años de constitución

La evidencia muestra que el consenso para conformar una unión aduanera está cada vez más lejos

El camino del Mercosur ha estado jalonado de obstáculos y, periódicamente, los países miembros han reconocido las falencias en el avance del proceso de integración

El Mercosur ha llegado a la nada desdeñable edad de 30 años. El camino ha estado jalonado de obstáculos y, periódicamente, los países miembros han reconocido las falencias en el avance del proceso de integración. La evidencia muestra que el consenso para conformar una unión aduanera está cada vez más lejos. En la reunión conmemorativa de esta última semana, los presidentes de Brasil, Uruguay y Paraguay mostraron su interés en flexibilizar el Acuerdo inicial, revisando el arancel externo común y admitiendo negociaciones individuales con terceros mercados. Argentina no coincide con esta idea y una próxima reunión de técnicos a fines de abril volverá a exponer estas diferencias.

Estas divergencias no son nuevas. Ya hace tiempo que los intereses de los socios del bloque no se encuentran alineados. Entre los hechos más significativos que explican la situación se puede mencionar que los países-miembros transitan distintos senderos de crecimiento, sus macroeconomías siguen descoordinadas y una mayor participación de China como abastecedor industrial a toda América Latina ha llevado a un desacople comercial creciente entre Brasil y la Argentina.

Los presidentes de Brasil, Uruguay y Paraguay mostraron su interés en flexibilizar el Acuerdo inicial, revisando el arancel externo común y admitiendo negociaciones individuales con terceros mercados

Repasando la evolución del Mercosur, cabe recordar que cuando Brasil y la Argentina comenzaron a intensificar sus relaciones económicas hacia fines de los 80, un cálculo rápido de empresarios y negociadores diplomáticos era el de multiplicar los parámetros argentinos por entre 2 y 3 para llegar a los brasileños. Así, el PBI de Brasil era el doble del argentino; su mercado relevante en términos de poder de compra era 2,5 veces el local; la escala de sus empresas también cumplía esa relación. Desde esa época a la actualidad, ambos países transitaron ciclos de negocios y crisis económicas que fueron modificando esa proporcionalidad. Hoy el PBI brasileño más que cuadruplica al argentino, su inversión quintuplica a la inversión de nuestro país y Brasil recibe casi 13 veces más fondos externos para inversiones directas que la Argentina.

Tanto al inicio como ahora, la envergadura económica del Brasil sugiere que será difícil que el bloque regional avance si su mayor miembro no tiene vocación para liderar el proceso de integración dentro del acuerdo y, por extensión, un proceso integrador de la región de América del Sur.

Cuando nació el Mercosur el PBI de Brasil era el doble del argentino; su mercado relevante en términos de poder de compra era 2,5 veces el local. Hoy el PBI brasileño más que cuadruplica al argentino, su inversión quintuplica a la inversión de nuestro país y Brasil recibe casi 13 veces más fondos externos para inversiones directas (EFE)

A su vez, desde el episodio del boom de los precios internacionales de las materias primas de 2005-2011 que favoreció a los países de América del Sur, tanto Brasil como la Argentina vieron estancarse sus economías en comparación con economías más pequeñas como las de Chile, Bolivia, Paraguay o Uruguay.

Sin embargo, en el mediano plazo el mucho mejor desempeño de las variables monetarias y fiscales en el Brasil ha mantenido la atracción a la inversión y, lentamente, el ingreso per cápita del Brasil ha ido convergiendo al de la Argentina en términos corrientes. Cuando ambos ingresos se miden en términos de una canasta internacional común de bienes de consumo, la Argentina aún mantiene las ventajas por su condición de país en desarrollo de altos ingresos. Con todo, esta ventaja ha transitado una declinación permanente a lo largo del tiempo.

Tanto Brasil como la Argentina vieron estancarse sus economías en comparación con economías más pequeñas como las de Chile, Bolivia, Paraguay o Uruguay

Con respecto a la evolución del intra-comercio, que es sin duda el ancla más importante del acuerdo, en los 90 el intra-comercio en el Mercosur alcanzó un 25% de participación en el comercio externo total de los socios. Pero esa participación se fue reduciendo en la década siguiente y en 2019 sólo representó menos del 10%, en parte, esa reducción se explica porque los países miembros exportan materias primas agroindustriales que fueron aumentando sus precios, mientras que al interior del acuerdo se mantenía un flujo de comercio integrado mayoritariamente por bienes industriales.

En consecuencia, las exportaciones totales crecían en volumen y valor y las exportaciones intercambiadas entre los socios mantenían sus precios estables, perdiendo participación. Sin embargo, cuando los precios agroindustriales se redujeron quedó a la vista que el aumento de las importaciones, sobre todo en Brasil, estaba siendo abastecido crecientemente por China.

En 2007, la Argentina recibía el 32% de sus importaciones industriales desde Brasil y ese porcentaje se había reducido al 20,8% en 2019. Del mismo modo, el 6,8% de las importaciones industriales del Brasil provenían de la Argentina en 2007 y en 2019 ese porcentaje había caído al 5,4%. El sector automotor siguió siendo el intercambio más importante entre ambos países.

En el conjunto de las importaciones del Brasil, la Argentina redujo la participación desde el 11,2% en 2001 hasta el 6% en 2019, mientras que China incrementó esa participación desde el 2,4% al 19,9%. Así, el desacople entre Argentina y Brasil ha llevado a una caída en el impulso que la reactivación brasileña podría dar a la industria de nuestro país con respecto a la situación de mayor integración que se observaba en los 90 y ese impulso está muy por debajo de lo que podría haberse esperado luego de 30 años de funcionamiento del Mercosur.

En 2007, la Argentina recibía el 32% de sus importaciones industriales desde Brasil y ese porcentaje se había reducido al 20,8% en 2019

El análisis precedente abre interrogantes sobre cómo podrán avanzar los socios en su integración. En los últimos intercambios diplomáticos entre los cuatro miembros, incluida la cumbre por los 30 años del bloque comercial, se ha reiterado la necesidad de mejorar la inserción económica en el mundo. El primer tema de esa agenda es el de consolidar el avance del acuerdo ya firmado con la Unión Europea y con el EFTA.

Lamentablemente, en el caso de la Unión Europea se han presentado una serie de obstáculos entre los propios socios europeos, sobre todo provenientes de su sector agropecuario. Hay razones para el pesimismo. Por ejemplo, mientras la UE ha podido firmar un acuerdo de inversiones con China superando los problemas de propiedad intelectual entre ambos, encuentra muchos riesgos políticos en el avance de su iniciativa, largamente negociada, con el Mercosur.

El sector automotor siguió siendo el intercambio más importante entre ambos países

En el primer semestre del 2021, la Argentina país tiene la responsabilidad de conducir la presidencia pro-tempore. Una rápida recorrida por la agenda de trabajo propuesta muestra que los desacuerdos entre los socios sobre la estrategia externa están lejos de saldarse. En la visión argentina, la prioridad es la incorporación de Bolivia como miembro pleno del grupo y el avance de la integración latinoamericana. También Argentina propone a los socios iniciar una discusión intra-Mercosur para una estrategia con África.

En ese sentido, más cerca que los eventuales acuerdos con países de Centro-América como propone la agenda de la Presidencia pro-tempore, los acuerdos parciales preferenciales ya existentes con Chile y México en el marco de Aladi podrían modernizarse y ampliarse. La vinculación con la Alianza del Pacífico y su proyección al Asia también constituyen un tema relevante en la agenda del Mercosur que ha venido postergándose en el tiempo.

En la visión argentina, la prioridad es la incorporación de Bolivia como miembro pleno del grupo y el avance de la integración latinoamericana

Por otro lado, la propuesta de flexibilizar el Mercosur para que cada país pueda firmar acuerdos con independencia de sus socios sería sólo el primer paso para convertir al bloque regional en un área de libre comercio, ya que reduciría significativamente los beneficios del arancel externo común y el espacio económico que éste delimita como instrumento de atracción de inversiones.

La evidencia descripta indica que luego de 30 años, el Mercosur parece haber perdido la brújula política que impulsaron los presidentes Alfonsín y Sarney. Sus miembros lo reconocen y han entrado en un período de evaluación de cambios.

SEGUIR LEYENDO: