Mucho se habla de la necesidad de que existan partidos políticos fuertes para mejorar los sistemas democráticos, pero son muy pocos quienes en Argentina llevan a la práctica el ejercicio de la democracia interna hacia dentro de sus organizaciones.
En las últimas dos semanas más de 180 mil afiliados concurrieron a las urnas para elegir nuevas autoridades partidarias del radicalismo de la Ciudad de Buenos Aires, de la provincia de Buenos Aires, de la provincia de Córdoba y de Neuquén. Más allá del resultado electoral en cada uno de los distritos, es innegable que el radicalismo dio –una vez más- una gran lección de democracia interna y participación política.
En Argentina persiste aún un alto nivel de descrédito a las instituciones en general como así también de falta de confianza de los ciudadanos hacia quienes toman las decisiones. La democratización interna de los partidos no es ajena a la democratización de la vida política en general. Por el contrario, existe una relación directa entre el fortalecimiento partidario y el fortalecimiento de la democracia. Del mismo modo, existe una relación concluyente entre la efectiva existencia de la competencia hacia el interior de los partidos y la calidad de la democracia. Si no hay competencia interna, si como partido no damos a nuestros afiliados la posibilidad de elegir entre distintos candidatos y alternativas políticas, anulamos cualquier intento de generar confianza, legitimidad y transparencia como así también de garantizar los principios de la democracia representativa.
Creemos que es un reto indispensable para la democracia argentina que existan partidos políticos democráticos que sean capaces de adoptar mecanismos competitivos en el proceso de toma de decisiones. De igual modo, y tratándose de un año electoral, creemos que la tentativa del gobierno nacional de suspender las PASO va a contramano de estas ideas, ya que tenemos la obligación de garantizar el derecho de todos los ciudadanos a elegir entre distintas opciones para de esta forma seguir fortaleciendo el sistema de representación política.
Desde Evolución radical venimos trabajando para construir un radicalismo que sea protagonista, que tenga vocación de poder y agenda de futuro. En la Ciudad de Buenos Aires, 25 mil afiliados ratificaron con su voto la conducción política del radicalismo porteño, logramos quórum propio en el congreso partidario, una amplia mayoría de delegados referenciados con Martín Lousteau y ganamos la elección de la Juventud Radical de la capital. En las elecciones internas de Córdoba y Buenos Aires, Sumar y Protagonismo obtuvieron una cantidad de votos tal que representa a la mitad de los radicales de esas provincias.
Los resultados obtenidos en las internas partidarias y el elevado porcentaje de movilización y participación en todos los distritos dan cuenta de que desde Evolución radical teníamos razón cuando forzamos estas internase, porque empezamos a discutir qué modelo de partido queremos a futuro y qué rol aspiramos que el radicalismo ocupe en Juntos por el Cambio. No nos conformamos con ser un actor secundario, porque sabemos que tenemos potencial político, un proyecto de partido y liderazgos con capacidad no sólo para competir y ganar las elecciones sino también para tomar decisiones a la hora de gobernar un país que necesita de reformas estructurales urgentes. El desafío de construir una nueva mayoría tiene necesariamente que incluir una propuesta para los sectores populares que el radicalismo puede representar por desarrollo territorial, sensibilidad social y mirada federal de los problemas de la Argentina.
Creemos que tenemos que mostrarle a la gente una alternativa política diferente, y para eso el radicalismo tiene que ser diferente. Si queremos que aquellos ciudadanos que se sintieron defraudados por Juntos por el Cambio vuelvan a creer en nosotros, no podemos ofrecer lo mismo, tenemos la obligación de ofrecer un proyecto distinto. Por eso primero debemos ampliar el radicalismo generando liderazgos nuevos en cada rincón del país, recuperar la vocación de poder y construir una agenda de futuro de cara a la sociedad. Si logramos hacer del radicalismo un partido más grande y mejor, entonces Juntos por el Cambio será más grande y mejor.
Sin dudas, en las internas que desde la UCR llevamos adelante ganamos todos. Ganó el radicalismo y ganó la democracia.
SEGUIR LEYENDO: