La pandemia no solo golpea la salud de las personas sino también muchos negocios. Los clubes de fútbol, a lo largo del mundo, siguen sufriendo económicamente el resultado de la falta de vacunas. Las modificaciones en nuestras costumbres de vida siguen repercutiendo en los colores a los cuales les entregamos nuestra pasión. Tanto en América como en Europa, la crisis es generalizada. La economía de las 5 ligas de fútbol más importantes del mundo tambalea y genera un efecto dominó que repercute en todos los continentes. La imposibilidad de contar con público en los estadios desde hace más de un año y la salud de las empresas que anunciaban sus productos en el fútbol vino acompañada por un nuevo inconveniente: el mercado de transferencias de jugadores se desplomó en los últimos 12 meses y los clubes sudamericanos, exportadores de talentos, lo sufren con mucha intensidad.
El cierre de 2020 comenzó a mostrar algunos indicadores: una caída de más de USD 1.720 millones de dólares en el monto global de las transferencias a nivel mundial, que descendió de USD 7.350 millones en 2019 a USD 5.630 millones el año pasado, según datos de la FIFA. Muchas de esas operaciones ya no se realizan por el 100% del pase del jugador. Es decir, los valores de los jugadores no se modifican tanto, pero el dinero no alcanza para ser el único dueño del pase de un jugador, en consecuencia, se comparten derechos futuros.
Brasil y la Argentina siguen siendo quienes lideran la tabla de ventas de jugadores al mundo, pero con una salvedad: el valor de nuestros jugadores es mucho menor que el de los brasileños. En términos de precios, Argentina no está dentro de los primeros 5 del ranking mundial y esto repercute aún más en nuestro fútbol.
Con el inicio de 2021, la pandemia sigue afectando la industria, pero con rasgos más marcados aún. En enero, las operaciones de ventas de jugadores cayeron un 40% en cantidad y un 50% en valor. Es decir, la mitad del dinero que antes se movía por transferencias, no apareció. Unos USD 600 millones más que faltan en la mesa de los vendedores de jugadores. Peor noticia para la Argentina es que tampoco estuvo entre los 10 países que más dinero ingresaron por ventas. Italia, Brasil y Bélgica están entre los que más dinero generaron. Tener la competencia sudamericana con menor promedio de edad de sus jugadores, o la que más exporta a Brasil, México o Chile, no nos alcanza. El dinero y las grandes ventas están en Europa.
El mercado español, una de las principales puertas de entrada a los jugadores latinos, sufre al mismo ritmo. Desde el inicio de la pandemia, se estima que han perdido más de 800 millones de euros por ventas de entradas, y otros 700 millones de euros por ventas de jugadores. En total se cree que el impacto económico total para el mercado español, hasta la fecha, es de unos 2.000 millones de euros. Ese dinero desapareció de la industria, solo en España, en apenas 12 meses. Esas pérdidas han llevado a comprar jugadores por solo el 15% de lo invertido un año atrás y casi 1.000 millones de euros menos que en todo 2019. Varios clubes han renegociado el salario a la baja con sus jugadores, porque no pueden cumplir con lo acordado en su momento.
Brasil y la Argentina siguen siendo quienes lideran la tabla de ventas de jugadores al mundo, pero con una salvedad: el valor de nuestros jugadores es mucho menor que el de los brasileños
En Italia han reprogramado el pago del salario de los jugadores. En Inglaterra los clubes han logrado préstamos de bancos oficiales para continuar operando, mientras que los de Francia inyectaron liquidez a través de préstamos avalados por el Estado.
La conjunción de la falta de espectadores y la caída de sponsors se repite en cada país. En un mercado como el del fútbol, estas dos dificultades locales generaron una tercera, a nivel global: la reducción del mercado de transferencias. Muchos clubes del mundo son generadores de materia prima (jugadores) que se consumen en las grandes ligas. Si estas tienen dificultades, el efecto se propaga por las demás. En Sudamérica, los clubes de Brasil, Argentina, Uruguay sufren, además de los daños propios de la pandemia en sus países, la crisis económica producida por la expansión del coronavirus en Europa.
Hacia adelante, más allá de los trabajos para que vuelva el público a los estadios, el desafío será complejo. Con este contexto económico de los clubes, el próximo libro de pases del verano europeo será tan flaco como el último. Desde Sudamérica, para que cierren los números, tendremos que ajustarnos los cinturones y esperar que vuelva, con distanciamiento, el público a los estadios; pero en Europa.
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