La quisquillosa Federación inglesa de Fútbol (FA) castigó tan severa como injustamente al jugador uruguayo Edinson Cavani por un comentario malinterpretado como racista: quedó excluido de tres partidos, debió pagar una multa de 100 mil libras esterlinas (unos 136.000 dólares) y además tendrá que realizar un -humillante- curso sobre racismo.
De nada sirvieron las aclaraciones que exponían el error de la FA, ni las cartas de la Federación Uruguaya de Fútbol, ni tampoco el hecho de que el supuestamente discriminado y ofendido no se sentía así en absoluto.
La impostura está a la orden del día y es de rigor en estos tiempos indignarse por nimiedades, atribuirle más importancia a las formas que al fondo y posar de politically correct, especialmente mirando la paja en el ojo ajeno.
Pero de pronto la viga propia se derrumbó con estruendo sobre el Palacio de Buckingham dejando al descubierto la hipocresía de una élite y un sistema entero.
En una entrevista reciente, la esposa del príncipe Harry, Meghan Markle, reveló que durante su embarazo hubo “preocupaciones y conversaciones sobre lo oscura que podría ser su piel cuando naciera” su hijo. Dijo que esos comentarios racistas fueron formulados en “conversaciones que la familia tuvo” con Harry.
Edinson Cavani empezó el 2021 fuera de las canchas por escribir en Instagram “Gracias Negrito”, un comentario simpático y hasta afectuoso, dirigido a alguien que no se ofendió en absoluto, porque no había motivo para ello.
“Quiero compartirles que acepto la sanción disciplinaria por saberme ajeno a las costumbres idiomáticas inglesas, pero no la comparto”, escribió un humilde Cavani en una carta dirigida a la Federación Inglesa que lo sancionó.
“Pido disculpas si ofendí a alguien con una expresión de cariño hacia un amigo, nada más lejano en mi intención”, agregó el jugador del Manchester United.
“¡Quienes me conocen saben que mi esfuerzo siempre busca la alegría de los más simples! Agradezco las innumerables muestras de apoyo y cariño, mi corazón está en paz, porque sé que siempre me expresé con cariño de acuerdo a mi cultura y forma de vida. Les mando un abrazo sincero”, concluyó, en un último mensaje que no iba dirigido a la Federación sino a sus seguidores y fans.
La federación Inglesa (FA) había abierto una investigación contra el jugador en noviembre del año pasado por la frase “Gracias Negrito” con la cual Cavani respondió a un comentario en Instagram. El delantero, de 33 años, agradeció así a un amigo que lo felicitó por haber marcado el gol de la victoria ante el Southampton aquel día.
Sin que se les caiga la cara, las autoridades del fútbol inglés acusaron a Cavani de “mala conducta por una infracción de la Regla E3″, al considerar que su comentario “fue insultante y/o abusivo y/o inadecuado y/o desprestigió el juego.”
“El comentario constituye una “infracción agravada”, que se define en la Regla FA E3.2, ya que incluía una referencia, ya sea expresa o implícita, al color y/o raza y/o origen étnico”, decía el comunicado de la FA.
El club Manchester aclaró que las expresiones del jugador eran afectuosas y que en Uruguay el calificativo no tiene la connotación que se le atribuye actualmente en otros países.
Pese a ello, la FA insistió en que era discriminatorio.
También intervino la Asociación de Futbolistas del Uruguay (AFU) que solicitó a la FA la revocación de la sanción impuesta a Cavani.
En un comunicado, la AFU le devolvió la pelota a la FA acusándola de cometer “un acto discriminatorio contra la cultura y la forma de vida de los uruguayos”. “La sanción revela una visión sesgada, dogmática y etnocentrista que no admite más que la lectura que se quiere imponer desde su particular y excluyente interpretación subjetiva, por más equivocada que sea”, señaló la asociación uruguaya.
Suponiendo que sea sincera la preocupación de la FA por las ofensas raciales, y que desconocieran el uso corriente, inofensivo y hasta simpático del término “negrito” en estas latitudes, lo más indignante es el cinismo y la soberbia de no dar marcha atrás, después de las aclaraciones.
Es interesante que parte de la sanción sea un curso sobre racismo. Tienen una larga tradición en esta materia como imperio colonial que fueron -y en parte siguen siendo-, imponiendo su superioridad sobre otros pueblos, traficando esclavos y saqueando sus riquezas, a lo largo y ancho del mundo. La historia está ahí, aunque la quieran reescribir con repartos de color en series “inclusivas” de Netflix, en una extemporánea tolerancia muy acorde con la ficción pero alejada de la realidad.
Tal vez Edinson Cavani tenga el honor de compartir pupitre con la Reina Isabel cuando asista a clases en la Anti Racism Royal School of London.
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