La nueva administración de Joe Biden colocó a la cuestión del cambio climático en el centro de la política exterior estadounidense, trazando un fuerte contraste con la visión negacionista de Donald Trump. En sus primeros pasos como presidente, Biden designó a John Kerry como enviado especial en materia climática ante la ONU, quien se espera tenga un fuerte protagonismo y total apoyo de Biden en sus movimientos.
Asimismo, Biden retrotrajo una de las principales políticas de Trump y Estados Unidos oficialmente se reincorporó al Acuerdo Climático de París. Cabe recordar que ese pacto, establecido en 2015, había sido firmado de manera adelantada en 2014 por el entonces presidente Barack Obama y su par Xi Jinping, a modo de ejemplo para el resto de los países integrantes de la ONU. En 2017, Trump sacó a Estados Unidos del acuerdo.
El otro gran movimiento de Biden en materia de cambio climático fue anunciar un paquete de importantes cambios regulatorios y ambiciosas metas para promover un medio ambiente más sano, lo cual había sido uno de sus compromisos fundamentales con el ala progressive del Partido Demócrata.
Al mismo tiempo, el mandatario estadounidense convocó a una cumbre internacional climática para el próximo 22 de abril, con motivo del Día Mundial de la Tierra. El evento está pensado como plataforma para relanzar a Estados Unidos como líder mundial en lucha contra el cambio climático y proponer audaces metas globales, previo a la nueva Conferencia Mundial de Cambio Climático, a celebrarse en Glasgow, en noviembre.
Biden comenzó a enviar señales fuertes a sus pares de la ONU. Kerry dijo que la crisis climática opera como “un multiplicador de amenazas” y que es un “suicidio colectivo” no afrontarla como corresponde. Por otra parte, el enviado especial sostuvo que el cambio climático es una “cuestión de seguridad”. Este nuevo encuadre del tema encendió alarmas en Beijing, en plena puja con los EEUU. China, al igual que Rusia y la India, coinciden en que la cuestión climática no debiera ser parte de discusiones en el marco del Consejo de Seguridad de la ONU.
Por su parte, Biden percibe una oportunidad para presionar a otros países, en particular a China, para hacerlos cumplir los objetivos de emisiones fijados por el Acuerdo de París. En ese sentido, China anunció meses atrás una promesa para reducir a cero las emisiones de CO2 para 2060, la cual fue recibida con mucho escepticismo en Occidente. Biden usaría el tema climático como un eje más de la disputa global frente a China, aunque entiende que en este plano hay mucho más para cooperar que confrontar con China, valorando el legado de la era Obama.
Lo cierto es que, al igual que China, los Estados Unidos tendrán serios problemas para cumplir sus objetivos climáticos, al menos en el corto plazo. Biden pretende cumplir la meta de emisiones cero de CO2 para 2035 y neutralidad en la red de CO2 para 2050.
China aspira a cooperar con los Estados Unidos en materia de cambio climático
China designó a Xie Zhenhua, avezado experto de 71 años, como enviado especial para el clima ante la ONU. Xie ya se había desempeñado en ese rol para las negociaciones climáticas de 2007 a 2018, tiempo durante el cual supervisó el acuerdo histórico entre EEUU y China sobre compromisos en materia de cambio climático. El regreso de Xie es una señal positiva que envía Beijing a los EEUU, teniendo en cuenta que el negociador chino conoce muy bien a John Kerry, de su etapa previa. Claramente, la designación de Xie fue en función de tener a Kerry como contraparte.
En sus primeras declaraciones, Xie reconoció que el cambio climático estaba relacionado con la inseguridad, pero se inclinó por una línea similar a Rusia e India, rechazando cualquier intento de securitización del tema en el marco del Consejo de Seguridad. Xie tendrá ahora la misión de defender la postura china acerca de que la cooperación climática internacional debe abordarse exclusivamente en la órbita de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático.
Al momento de ser convocado a principios de este año por el presidente Xi Jinping, Xie se encontraba retirado de la función pública, ejerciendo como director del prestigioso Instituto de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Tsinghua (institución académica número uno de China).
Xie es percibido por Washington como una figura destacada y accesible para la negociación, teniendo en cuenta la exitosa experiencia previa al acuerdo de París de 2015. Además, no se duda de su real compromiso con la protección del medio ambiente. Washington considera a la designación de Xie como un gesto de vocación genuina de Beijing de negociar en materia de cambio climático y de retomar una “agenda positiva” en este campo, independientemente de la creciente tensión en otras áreas. No obstante, no será sencillo. Pese a las buenas intenciones que puedan existir en ambas partes, la cuestión del cambio climático podría convertirse en un nuevo eje de la competencia estratégica entre ambas potencias.
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