Pasó prácticamente desapercibida la creación el 19 de febrero del Consejo Económico y Social. Dados los recurrentes problemas económicos y sociales del país, esta parece ser una iniciativa apropiada. Dada la incapacidad histórica de los distintos gobiernos de encauzar la economía, un órgano de esta naturaleza es necesario. Sin embargo, el kirchnerismo le ha dado la estructura equivocada. ¿Cómo debería conformarse el Consejo Económico y Social?
Lo primero a tener en cuenta es que el análisis económico de este Consejo debe estar lo más alejado de la política posible. De poco sirve tener un consejo que ofrece una visión politizada de la política económica. Esto ya hay de sobra en Argentina. Que el presidente del consejo sea Gustavo Béliz, Secretario de Asuntos Estratégicos del Gobierno Nacional, no garantiza la independencia del Consejo. Tampoco se percibe la necesaria independencia, conocimientos, y experiencia en el resto de los miembros del consejo. Sindicalistas que defienden restricciones en el mercado laboral, representantes de sectores industriales que esperan protecciones arancelarias y un tipo de cambio devaluado no traen nuevos puntos de vista nuevos a la política económica del país. De poco sirve pedir consejo a las mismas personalidades que son parte de los problemas económicos del país. Lo que hace falta son nuevas voces independientes. Sorprende la falta de economistas de carrera profesional, es decir, libres de partidismos políticos. El Consejo no tiene, por ejemplo, staff profesional permanente.
El Consejo debería tener otra estructura. El director de esta oficina debería ser un economista de trayectoria sin vinculación política. Por ejemplo, profesores universitarios, analistas de carrera, consultores, internacionales. Un puesto que no coincida en plazos con los del presidente, para darle aún mayor independencia de la política. El personal de esta oficina debe estar motivado por el prestigio de su trabajo profesional, no por los beneficios partidarios por los servicios prestados a la causa. Los miembros del Consejo no pueden ser removidos por sus análisis y opiniones. El staff de analistas también deben ser profesionales libres de motivaciones políticas. Los reportes del Consejo deben ser públicos y estar bien documentados. Los análisis y recomendaciones del Consejo deben presentarse tanto al Poder Ejecutivo como al Poder Legislativo.
El consejo puede enfocarse en soluciones de largo plazo, que tanta falta le hacen al país. Soluciones de largo plazo de origen no-partidario pueden beneficiar el tratamiento legislativo al tener menor carga política. El Consejo puede también ofrecer una visión independiente sobre regulaciones que se discuten en el Congreso.
Algunos ejemplos para ilustrar el rol de ese Consejo:
-Diseñar una reforma tributaria integral
-Una reforma sustentable del sistema de jubilaciones
-Proponer los lineamientos de una reforma del Estado
-Evaluar una apertura gradual de la economía al comercio internacional
-Realizar las proyecciones económicas (inflación, tipo de cambio) que van a ser parte del presupuesto nacional
Un Consejo de estas características puede contribuir a traer racionalidad a la política económica del país. También puede contribuir a discutir políticas de Estado de largo plazo, en lugar de tener la economía del país sujeta a cambios abruptos cada cuatro años cuando hay elecciones presidenciales. Imagino que un Consejo de estas características tendría mucho por criticar, lo cual requiere que la dirigencia política muestre que tiene la madurez de recibir duras críticas y corregir el rumbo de la economía del país.
Seguí leyendo: