Cuando era chica, mi tarea favorita era “hacer los mandados”. Pasé mi infancia en una ciudad del interior del país en donde, felizmente, puedo regresar a visitar a familiares y amigos. Un día podía ir al almacén, otro, a la carnicería. A veces podía ir al mercado de frutas y flores y otras, cuando llegaba pescado fresco, a la pescadería. Siempre salía con una lista. Aunque tuviera que traer un solo artículo, en mi mano de niña, mi madre ponía una lista y el dinero para la compra.
Desde entonces, hago todo tipo de listas: de compras, de ropa para una valija de verano, otra para un viaje en invierno, de los días para regar las plantas y de los días para lavar. Tengo listas de asuntos pendientes, familiares y laborales. También llevo listas de sueños, deseos, lugares del mundo para visitar, cosas que quiero aprender, libros por leer y, por qué no reconocer que entre éstas, hice listas de todo lo que ya no quiero hacer, decir ni pensar y por supuesto, me deshice de ellas.
Muchas de mis listas han sido usadas, revisadas y muchas siguen en uso. Incluso, hay quienes me las piden prestadas. Creo que hacerlas me ha ayudado a no acumular información innecesaria y a enfocarme en los temas con mayor objetividad.
Son excelentes dispositivos para mejorar la productividad y para cumplir objetivos con eficiencia: una buena lista puede agilizar tus días y mejorar tus semanas de formas radicales e inesperadas. Las cosas que parecen más inalcanzables, pueden volverse simples cuando las decimos en voz alta o cuando las escribimos.
Y sin embargo, las listas siguen siendo herramientas trágicamente infrautilizadas. Reflexionando sobre esto y sin sentirme tan lista, me senté a escribir una “lista de listas”. Los invito a adoptarlas: a una o a todas, a crear las propias y a compartirlas, aunque se cuele la creatividad por sobre la eficiencia:
La lista de “lo hice por última vez”
¿Cuándo fue la última vez que se limpiaron filtros de aire acondicionado o calefacción? Cuándo cambiamos el aceite del auto o cambiamos su batería? Cuándo fue la última visita al dentista o al médico clínico? Esta puede ser una lista maestra que indique la fecha de cuándo las tareas se “hicieron por última vez” o bien de cuando deberían volver a hacerse. También podemos optar por tener a mano la lista de teléfonos de emergencias para arreglar los desperfectos que ocurran por habernos olvidado que algo debía volver a hacerse “otra vez”.
La lista de “lo haré más tarde”
En el momento que logramos concentrarnos en hacer un trabajo desafiante, o logramos enfocar en un tema nuevo o complejo, para no detener el ritmo ni ser nosotros mismos quien se interponga en el camino en un auto boicot, haremos la lista de lo que “haremos más tarde”. Allí dejaremos reposar todas las ideas, preguntas o reflexiones que se nos ocurran en medio de un proceso de trabajo intenso y profunda concentración. Más tarde, cuando lo tengamos, dedicaremos el tiempo para su ejecución.
Lista de tareas completas y finalizadas
A la lista de todos los días, agregaremos todas las tareas que no estaban en ella pero que surgieron imprevistamente y tuvimos que dedicar tiempo, esfuerzo y que además, las terminamos. Una vez incluidas, tachamos todas esas tareas de la lista de pendientes y nos sentiremos sensacional. ¿Es esto un poco tonto? Claro, pero es muy satisfactorio.
La lista de “no comprar”
Quienes van a una tienda a comprar unas pocas cosas, suelen detenerse frente a la góndola de pasta de dientes, verla en oferta y comprar un tubo. Eso se sentirá genial. Excepto haber olvidado que se tuvo la misma idea en las últimas cuatro visitas a la tienda. Este error se expande y multiplica en los supermercados en donde un frasco de alcohol extra, resulta en diez frascos apilados en la despensa. Una lista de “no comprar” nos recordará que en las alacenas y en el congelador, hay un espacio para cubrir y que no entra más de lo que puede entrar.
Una lista de “ideas” para regalos
Nótese que la lista es de “ideas” y no de “regalos”. Siempre que piense en otra persona y tenga una buena idea, anótela. No es preciso gastar para hacer un buen regalo. Cuando llegue la ocasión relevante, las anotaciones de ideas para regalar tendrán aportarán su valor y nos darán material para ponernos a trabajar.
Una lista divertida
¿Qué actividades fáciles y de baja energía podemos hacer en cualquier momento y que disfrutaríamos más que revisar la vida de otros en las redes sociales? Las ideas pueden incluir rompecabezas, leer poesía, tomar un baño de agua tibia, colorear, hacer collage, salir a caminar, escuchar música o podcasts o mirar vídeos inspiradores. Al hacer esta lista, incluiremos los materiales necesarios para tener a mano (por ejemplo, una vela perfumada para encender mientras disfrutamos del baño de agua tibia). Cuando tengamos un rato libre en nuestro día, será divertido disfrutar de ese tiempo haciendo eso o, tachando toda la lista y haciendo cualquier otra cosa que en ese minuto parezca mucho más divertida.
Finalmente, la lista de logros que celebrarás a fin de año
Es diciembre y estamos frente a una revisión anual de desempeño. Ha sido un año tan increíble que vamos a celebrarlo. ¿Qué tres o cinco cosas hicimos a lo largo del año, que hicieron que el año fuera tan increíble? O estamos en una fiesta -esas que extrañamos y deseamos que vuelvan para finales del 2021- y los invitados escuchan ¿Qué tres o cinco historias de vida estaremos contando? Apuntemos. Que sea una lista o que sean dos.
¿Qué precisaremos para hacer listas? A mí me gustan las libretas y los cuadernos. Pero con lápices de colores, todo papel puede transformarse en una lista. Mi madre, recicla cajitas y escribe en el reverso del cartón. Por eso, sus listas siguen siendo las más divertidas de todas.
Seguí leyendo: