Sin carne “barata” para los que lo necesitan

Lamentablemente, por más buenas intenciones que se tengan, el sistema de industrialización, distribución y venta de la carne vacuna atenta contra cualquier programa que intente aliviar el bolsillo de la gente

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Ocho de cada 10 personas compra carne en los comercios de barrio, mientras que apenas 2 lo hace en un supermercado (Eduardo Parra - Europa Press)
Ocho de cada 10 personas compra carne en los comercios de barrio, mientras que apenas 2 lo hace en un supermercado (Eduardo Parra - Europa Press)

¿Cuál es el impacto que tendrá en las personas de menores ingresos el plan baja de precios en la carne vacuna? Para poder responder la pregunta es importante que el lector sepa cómo se industrializa y como se vende la carne vacuna en Argentina.

El subsistema de agronegocios de la carne vacuna a nivel industrial se divide en frigoríficos de ciclo I, que se encargan de matar al vacuno y dividir su res en dos medias reses, y los frigoríficos de ciclo II, que son como una mega carnicería y separan esas medias reses en cortes listas para ser vendidas al público.

Aproximadamente, según datos del Programa de Agronegocios de la FAUBA y SENASA, el 70% de la faena se hace en frigoríficos ciclo I, es decir a través de la media res.

Para maximizar su negocio, el carnicero debe maximizar su gasto en la media res liquidando todo lo que compró, sin desperdiciar nada. Esto determina que haya exceso de demanda para algunos cortes, mientras que hay un exceso de oferta para otros

Según datos oficiales, alrededor del 60% de la carne vacuna se distribuye en media reses. El objetivo del negocio es colocar cada pieza en el mercado que mejor se paga. La comercialización por media res genera la desvalorización del producto por la mala adjudicación en puntos de venta cuyos clientes no demandan todos los cortes.

Lamentablemente, la comercialización por media res genera que la composición de un mix de cortes de distinto valor que tiene una orientación para cada mercado, en los barrios populares se consume más tira de asado, carnaza, paleta y falda y en los de mayor poder adquisitivo más lomo, ojo de bife, cuadril, etc.

Esto produce que, para maximizar su negocio, el carnicero debe maximizar su gasto en la media res liquidando todo lo que compró, sin desperdiciar nada. Esto determina que haya exceso de demanda para algunos cortes, mientras que hay un exceso de oferta para otros. Así en los barrios “populares” el carnicero vende más rápido los cortes más “baratos”, más caros y termina rematando a un precio bajo los cortes “caros”. Si no vende rápido la media res, le será imposible volver a comprar la semana que viene…

El 70% de la faena se hace en frigoríficos ciclo I, es decir a través de la media res

Las carnicerías ofrecen medias reses y los supermercados cortes. Según la encuesta de Gastos de los Hogares, que se toma como parámetro para relevar precios, 8 de cada 10 personas compra carne en los comercios de barrio, mientras que apenas 2 lo hace en un supermercado, publicó Infobae en los últimos días.

Si uno conoce el Gran Buenos Aires, sabe que la “gente” compra en la carnicería de cercanía, mayoritariamente. Se compra lo que se va a consumir en el día. Lamentablemente, por más buenas intenciones que se tengan, el sistema de industrialización, distribución y venta de la carne vacuna atenta contra cualquier programa que intente aliviar el bolsillo de la gente.

Si tenés un supermercado cerca, te levantás temprano y haces la fila y quizás puedas tener suerte de poder comprar parte de las 6.000 toneladas mensuales pactadas, el equivalente al 3% del mercado.

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