Cualquier pareja que atravesó un tratamiento de fertilidad sabe la cantidad de emociones que se ponen en juego en ese proceso. Todas emociones que, sin duda, afectan el principal objetivo del tratamiento: lograr el embarazo. Por eso, incorporar los aspectos psicológicos y la entrevista con un profesional formado en esta temática es una parte fundamental del tratamiento para obtener mejores resultados.
La reproducción asistida, como toda problemática de salud involucra aspectos físicos, psíquicos y sociales. Sin embargo, la mayoría de las veces, al ser un tratamiento que se inicia luego de varios intentos fallidos de gestar y generalmente involucra la exposición a prácticas invasivas y en algunos casos traumáticas, tal vez más aún que otras, el tener un buen apoyo psicológico y articulador puede cambiar el modo de atravesar el proceso y lograr distintos resultados.
Generalmente los pacientes que llegan a la consulta de un especialista en fertilidad traen con ellos un recorrido único y singular de la mano de un complejo abanico de emociones: frustraciones por no haber logrado el embarazo de la forma deseada, fantasías mágicas adjudicadas a las técnicas médicas, miedos al dolor, a lo desconocido, a la repetición de experiencias difíciles.
Los tratamientos de baja y alta complejidad habitualmente son ciclos de intervenciones que se repiten hasta lograr el embarazo. Este proceso prolongado en el tiempo es estresante e impacta principalmente en los aspectos emocionales, genera estrés, desconfianza, angustia, frustración, temores, incertidumbre, desgaste, generando consecuencias subjetivas, vinculares y sociales. Un abordaje integral de las y los pacientes considera la dimensión biopsicosocial, por lo tanto, también tenemos en cuenta el impacto de los determinantes sociales y culturales de cada subjetividad.
Cuando se acude a tratamientos de fertilidad, se pasa por diversas fases y niveles de incertidumbre que hacen necesario el apoyo psicológico, ya que la intervención de la fertilización in vitro (FIV) en la búsqueda de un hijo conlleva múltiples escenarios estresantes de sobrecarga crónica.
En la medida en que los pensamientos comandados por la incertidumbre, la angustia y estas emociones puedan ser puestas en palabras permitirán su operatividad. Abordar el sufrimiento en la consulta psicológica con un especialista mediante la palabra es central: nombrar permite reconocer, distinguir, elaborar y reacomodar para poder continuar el camino.
La puesta en marcha de un dispositivo interdisciplinario requiere la labor articulada de actores de diversas especialidades-saberes y la definición conjunta de estrategias y abordajes que beneficien la integridad del paciente. El éxito en la intervención depende mucho de que este vínculo sea de confianza mutua, división de roles y comunicación constante.
El psicólogo/a que trabaja en reproducción asistida deberá adaptar la intervención psicológica y los objetivos terapéuticos según el momento específico del tratamiento médico en el que se encuentre la persona o la pareja que consulta.
¿Cuáles son las particularidades de la entrevista psicológica en reproducción asistida (EPRA)?
Es importante considerar la entrevista como una instancia fundamental de cualquier tratamiento, más allá del nivel de complejidad y de recursos con los que cuente la institución médica en donde se desarrolle. Algunas pautas generales o principales objetivos de la entrevista psicológica de reproducción asistida (EPRA) son:
- Trabajar con los pacientes mediante la educación y promoción de la salud sexual reproductiva y del cuidado de la fertilidad utilizando herramientas de asesoramiento y consejería realizando atención primaria en preservación de la fertilidad.
- Se crea un espacio que favorece la elaboración de angustias y fantasías relacionadas con la (in)fertilidad.
- Generar un espacio de diálogo para la pareja, que posibilite un sostén a la hora de la intervención médica.
- Colaborar en la comunicación entre los pacientes y la información obtenida en las consultas médicas.
- Otorgar contención estable frente a las vicisitudes de una situación impredecible y cambiante.
- Favorecer y fortalecer el vínculo del paciente con el equipo médico.
- Escuchar y priorizar la relación que la/el paciente tiene con el propio cuerpo, teniendo en cuenta sus limitaciones y necesidades.
- Localizar características de la posición subjetiva del paciente frente a la singular problemática reproductiva que se encuentra atravesando.
- Ubicar qué sostiene el deseo de un hijo en cada singularidad: la historia de ese hijo que no llega.
- Brindar asesoramiento e información validada científicamente y actualizada expresada en forma clara y adecuada a las necesidades y características de la persona.
- Contener al paciente emocionalmente al momento de recibir el diagnóstico médico referido a su dificultad reproductiva.
- Acompañar al paciente de manera no invasiva pudiendo alojar la expresión de diversos afectos y estados psicológicos fluctuantes que pudiesen aparecer durante el tratamiento: frustración, culpa, ansiedad, enojo, angustia, etc.
- Alojar y abordar la elaboración de los distintos duelos y micro duelos.
- Generar confianza a través de la relación psicóloga/o - paciente priorizando la privacidad y confidencialidad al servicio del cuidado del paciente en contraposición a la exposición a la que se ven sometidas las personas que acceden a las técnicas de reproducción humana asistida (TRHA).
El campo de la reproducción asistida fue cambiando y evolucionando considerablemente en los últimos años. La postergación de la búsqueda de un hijo, que se observa en la edad de las mujeres que consultan habitualmente, sumado a los avances científicos y los cambios en las legislaciones del país posibilitaron un mayor acceso de la población a estos tratamientos. A medida que esta realidad avanza se hace evidente la necesidad de contar con las distintas disciplinas para hacer frente a los nuevos desafíos. La entrevista psicológica en tratamientos de reproducción humana asistida es una herramienta que intenta ayudar a lograr las mejores condiciones psicológicas y emocionales para alcanzar la gestación, funcionando como articulador y sostén de un proceso complejo.